bordado en el bolsillo, obviamente se lo habia quedado de su ultima pelicula. El se acerco, extendiendo la mano para acariciarle el pecho por encima de la toalla que ella se habia envuelto despues de desvestirse en el cuarto de bano.

– Un pecho tan bello como una paloma… suave y dulce como leche materna -cito el.

– Es de Shakespeare? -pregunto nerviosamente. Ella deseaba que el no llevara esa colonia tan pesada.

Evan nego con la cabeza.

– Es de Lagrimas de muertos, y lo decia antes de clavar un estilete en el corazon de una espia rusa.

El paso los dedos por la curva del cuello.

– Quizas quieres venir a la cama ahora.

Francesca no queria hacer cosa semejante, ni tan siquiera le gustaba Evan Varian, pero sabia que ya habia llegado demasiado lejos, asi que hizo como le pidio. El colchon chirrio cuando se sento encima. ?Por que chirriaba el colchon? ?Por que era el cuarto tan frio? Sin advertencia, Evan cayo encima de ella. Alarmada, trato de empujarlo lejos, pero el murmuraba algo en su oreja mientras el manoseaba su toalla.

– Ah, para Evan…

– Complaceme, querida. Haz lo que te digo…

– ?Dejame! El panico subia por su pecho. Empezo a empujarlo por los hombros cuando la toalla callo.

Otra vez el murmuro algo, pero lamentablemente no entendio mas que el final.

– … Me haces emocionarme -susurraba, abriendose la bata.

– ?Eres un bestia! ?Vete! Dejame bajar -grito y se intento incorporar para aporrear su espalda con los punos.

El abrio sus piernas con una suya.

– … Una vez nada mas y entonces parare. Llamame una vez nada mas por mi nombre.

– ?Evan!

– ?No! -sintio una dureza atroz presionar en ella-. Llamame… Bullett.

– ?Bullett?

En el instante que la palabra salio de sus labios, el empujo dentro de ella. Ella chillo cuando se sintio consumida por una caliente punalada de dolor, y antes de que pudiera chillar de nuevo, el comenzo a estremecerse.

– Eres un cerdo -sollozo histericamente, golpeandolo en la espalda y tratando de darle patadas hasta que el la sujeto las piernas-. Eres una mugrienta y atroz bestia.

Utilizando una fuerza que no sabia que poseia, finalmente empujo su cuerpo y salto de la cama, tomando la colcha y poniendola sobre su cuerpo desnudo e invadido.

– Te pedi que te detuvieras -lloro, las lagrimas le corrian por las mejillas-. Deberian castigarte por esto, estas manchado de sangre, pervertido.

– ?Pervertido?

El cogio su bata y se la puso, con el pecho todavia subiendo y bajando.

– Yo no seria tan rapida en llamarme pervertido, Francesca -dijo con serenidad-. Si no hubieras sido una amante tan inadecuada, nada de esto habria sucedido.

– ?Inadecuada! -la acusacion la asusto tanto que casi olvido el dolor que latia entre sus piernas y la fea adherencia que bajaba por sus muslos-. ?Inadecuada? ?Me forzaste!

El se abrocho el cinturon y la miro con ojos hostiles.

– Como se divertiran todos cuando les cuente lo fria en la cama que es la bella Francesca Day.

– ?Yo no soy fria!

– Por supuesto que eres muy fria. He hecho el amor a centenares de mujeres, y tu eres la primera que se ha quejado nunca.

El anduvo hacia la comoda y recogio su pipa.

– Dios, Francesca, si hubiera sabido que follabas tan lamentablemente, nunca te habria molestado.

Francesca huyo al cuarto de bano, se vistio en un santiamen, y salio de la casa. Se forzo en suprimir la realidad de que la habian violado. Habia sido una equivocacion espantosa, y mejor seria que se olvidara completamente de ello. A fin de cuentas, ella era Francesca Serritella Day. Nada absolutamente nada horrible podia sucederle jamas a ella.

El nuevo mundo

Capitulo 3

Dallas Fremont Beaudine dijo una vez a un periodista de Sports Illustrated que la diferencia entre los golfistas profesionales y otros deportistas de elite era principalmente que los golfistas no escupian. No a menos que fueran de Texas, de todos modos, cualquier cosa idiota que decia los complacia.

El Estilo del Golf de Texas era uno de los temas favoritos de Dallie Beaudine. Siempre que el periodista preguntaba, se pasaba una mano por su pelo rubio, se metia un chicle de Doble Burbuja en la boca, y decia:

– Hablamos del verdadero golf deTexas, usted entiende… no esta mierda extravagante de la PGA(Asociacion Americana de Golf, N.deT). Jugar de verdad, dar un golpe a la pelota contra un viento huracanado, y dejarla a seis centimetros del hoyo, en un campo publico construido directamente sobre la linea interestatal. Y no se cuenta a menos que lo hagas con un hierro-cinco (uno de los palos que un jugador de golf lleva en la bolsa,)) que encontraste en un monton de chatarra que guardas desde que eras un nino y lo mantienes lo justo para que no se desintegre.

A finales de 1974, Dallie Beaudine era conocido por los cronistas deportivos como el deportista que introducia un bienvenido soplo de aire fresco en el congestionado mundo del golf profesional. Sus citas eran senaladas, y su aspecto de extraordinaria belleza texana le llevaba a las portadas de las revistas.

Desgraciadamente, Dallie tenia una costumbre que le hacia coleccionar suspensiones, bien por despotricar contra funcionarios o colocar apuestas al lado de indeseables, asi que el no estaba nunca disponible para crearse buena prensa. Alguna vez, un periodista tuvo que preguntar cual era el bar mas sordido del condado, y fue alli pues sabia que Dallie iba a menudo junto con su caddy (quien lleva la bolsa de palos, y la cuenta de los golpes del jugador,), Clarence 'Skeet' Cooper, y tres o cuatro antiguas reinas del baile del instituto que habian logrado escabullirse de sus maridos esa tarde.

– El matrimonio de Sonny y Cher esta acabado, seguramente -dijo Skeet Cooper, mirando una revista People con la poca luz de la guantera abierta.

Miro a Dallie, que conducia con una mano en el volante de su Buick Riviera y el otro sosteniendo una taza de cafe de espuma de poliestileno.

– Siseno -Skeet siguio ojeando-. Y si me preguntas, te digo que la pequena Chastity Bono tendra un hijo pronto.

– ?Como crees eso?

Dallie no estaba realmente interesado, pero habia tenido que parpadear repetidamente ante los faros que se acercaban y el ritmo hipnotico de la linea blanca discontinua de la autopista I-95 le ponia somnoliento, y todavia no habian llegado a la frontera del estado de Florida.

Miro en la esfera iluminada del reloj en el salpicadero del Buick, y vio que eran casi las cuatro y media. Tenia tres horas antes de presentarse en el campo para empezar la ronda de clasificacion del Open Orange Bloosom. Eso apenas le daria tiempo de tomar una ducha y tomarse un par de pildoras para despejarse. Penso en el Oso (apodo de Jack Nicklaus, el mejor jugador de golf de todos los tiempos), que estaria probablemente ya en Jacksonville, descansando en la mejor habitacion que el St. Marriott tenia para ofrecer.

Skeet tiro el People en el asiento de atras y cogio una copia del National Inquirer.

– Cher dice cuanto ha respetado a Sonny en todas las entrevistas… por eso te digo que estos se separan pronto. Lo sabes tan bien como yo, siempre que una mujer empieza a hablar acerca del 'respeto,' un hombre puede ir buscandose un buen abogado.

Dallie se rio y bostezo.

– Te relevo, Dallie -protesto Skeet, cuando miro el velocimetro que oscilaba entre setenta y cinco y ochenta-. ?Por que no te echas ahi atras y duermes un poco? Dejame conducir un rato.

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