– Si me duermo ahora, no me despertare hasta el proximo domingo, y me tengo que calificar para este torneo, especialmente despues de lo de hoy.

Venian del Open Meridional, donde Dallie habia tenido un desastroso 79 (golpes totales en 18 hoyos) que eran siete golpes mas de su promedio y un numero que no tenia intencion de duplicar.

– Supongo que no tendras un ejemplar del Golf Digest mezclado con toda esa mierda.

– Sabes que nunca leo ese tipo de revistas.

Skeet siguio ojeando las paginas del Enquirer.

– ?Quieres oir algo de Jackie Kennedy o de Burt Reynolds?

Dallie gimio, y empezo a manipular el dial de la radio. No era un hombre de piedra, y por el bien de Skeet, trato de sintonizar una emisora de la zona oeste del pais ahora que todavia podia. Con seguridad lo mejor que saldria seria Kris Kristofferson, que tambien se habia vendido a Hollywood, asi que mejor ponia las noticias.

'… El lider radical de los sesenta, Gerry Jaffe, ha sido absuelto hoy de todos los cargos tras ser implicado en los sucesos acaecidos en la Base de las Fuerzas Aereas de Nevada Nellis. Segun las autoridades federales, Jaffe, que gano notoriedad durante los disturbios en la Convencion Democrata de 1968 en Chicago, ha girado recientemente su atencion a las actividades anti-nucleares. Un integrante de este reducido grupo de radicales de los sesenta esta todavia implicado…'.

Dallie no tenia interes en hyppis carrozas, y apago la radio con repugnancia. De nuevo bostezo otra vez.

– ?Crees que podrias, si no te molesta, leerme un poco de ese libro que he dejado bajo el asiento?

Skeet alcanzo la bolsa, y saco un libro en rustica de Catch-22 de Joseph Heller, y lo dejo a un lado.

– Lei un par de paginas mientras tu estabas con esa preciosa morena, la que te llamaba Mister Beaudine. El maldito libro es un sinsentido.

Skeet cerro el Enquirer y lo echo hacia atras.

– Solo por curiosidad. ?Te seguia llamando Mister Beaudine cuando llegasteis al motel?

Dallie hizo un globo con el chicle y lo exploto.

– Tan pronto como le quite su vestido, se callo en su mayor parte.

Skeet rio entre dientes, pero el cambio en su expresion no hizo mucho en mejorar su apariencia. Dependiendo de su punto de vista, Clarence 'Skeet' Cooper habia sido bendecido o maldecido con una cara que lo hacia perfecto para ser doble de Jack Palance.

El mismo rictus amenazante, las caracteristicas feo-guapas, la misma nariz pequena, chata y los ojos entrecerrados. El pelo oscuro, prematuramente enhebrado con gris, lo llevaba tan largo que lo tenia que sujetar en una cola de caballo cuando hacia de caddie para Dallie. Otras veces dejaba que le colgara hasta los hombros, manteniendolo lejos de la cara con una cinta de panuelo roja como su verdadero idolo, que no era Palance, sino Willie Agarre, el proscrito mas grande de Austin,Texas.

Con treinta y cinco anos, Skeet era diez anos mas viejo que Dallie. Era un ex-convicto que cumplio condena por robo a mano armada, y salio de la experiencia determinado a no repetirla. Tranquilo alrededor de la gente que conocia, cauteloso con los que vestian trajes de negocios, era inmensamente leal a las personas que queria, y la persona a quien mas queria era a Dallas Beaudine.

Skeet conocio a Dallie cuando estaba tirado en el suelo de los urinarios de una gasolinera de Texaco, en Caddo, Texas. Dallie tenia quince anos entonces, un muchacho desgarbado de 1,80, vestido con una camiseta rota y unos vaqueros sucios que mostraban demasiado los tobillos.

Tenia tambien un ojo morado, los nudillos pelados, y una mandibula aumentada dos veces su tamano normal, producto de un altercado brutal que seria el final de la relacion con su padre, Jaycee Beaudine.

Skeet todavia recordaba como se quedo mirando detenidamente a Dallie sentado en el sucio suelo y trato con fuerza de concentrarse. A pesar de su cara magullada, el muchacho que habia entrado por la puerta del cuarto de bano era sin duda el muchacho mas guapo que habia visto en su vida. Tenia el cabello rubio claro, como destenido, los ojos de un azul brillante rodeados de espesas pestanas, y una boca que podria haber pertenecido a una prostituta de 200 dolares.

Cuando la cabeza de Skeet se despejo, tambien noto los surcos de las lagrimas grabadas en la suciedad de sus jovenes mejillas de adolescente, asi como su expresion hosca, beligerante que le desafiaba si intentaba pegarle.

Levantandose a duras penas, Skeet se echo agua en su propia cara.

– Este bano ya esta ocupado, Hijito.

El chaval metio un pulgar en el bolsillo harapiento de sus vaqueros y echo hacia fuera la mandibula hinchada.

– Si, veo que esta ocupado. Por un tio que huele a mierda de perro.

Skeet, con los ojos y la cara con el rictus de Jack Palance, no queria tener ningun problema, y mucho menos con un muchacho que aun no habia empezado a afeitarse.

– ?Buscas problemas, eh chico?

– Ya tengo problemas, asi que unos pocos mas no son demasiado para mi.

Skeet se aclaro la boca y escupio en la palangana.

– Eres el chaval mas estupido que he conocido en mi vida.

– Si, en cualquier forma no pareces ser demasiado listo, Mierda de Perro.

Skeet no perdia la paciencia facilmente, pero habia estado en una juerga que habia durado casi dos semanas, y no estaban con el mejor humor. Enderezandose, echo para atras el puno y dio dos pasos inestables hacia adelante, dispuesto a anadir unos golpes a los propinados por Jaycee Beaudine.

El nino se cuadro, pero antes de que Skeet pudiera golpearle, el whisky de rotgut que habia estado bebiendo sin descanso le vencio y vio como el suelo se hundia bajo sus tambaleantes piernas.

Cuando se desperto, se encontraba en el asiento de atras de un Studebaker del 56 con un ruidoso tubo de escape. El chico estaba al volante, dirigiendose al oeste de EE.UU. A 100 km. por hora, conduciendo con una mano en el volante y la otra por fuera de la ventana, golpeando al ritmo de 'Surf City' en el lado del coche con la palma.

– ?Me has secuestrado, chico? -gruno, apoyandose hacia atras en el asiento.

– El tipo que echa gasolina en la Texaco estaba por llamar a la policia para que fuera a por ti. Ya que no parecia que pudieras tener medio de transporte, no podia hacer otra cosa mas que traerte conmigo.

Skeet penso acerca de eso durante unos pocos minutos y dijo:

– Mi nombre es Cooper, Skeet Cooper.

– Dallas Beaudine. La gente me llaman Dallie.

– ?Eres suficientemente mayor para conducir este coche de forma legal?

Dallie se encogio de hombros.

– Le robe el coche a mi viejo y tengo quince. ?Quieres que te deje bajar?

Skeet penso en su oficial de la libertad condicional, que desaprobaba exactamente ese tipo de cosas, y entonces miro al animado chico que conducia bajo el horrendo sol de Texas como si fuera el dueno de todo lo que habia alrededor.

Decidiendo, Skeet se recosto de nuevo contra el asiento y cerro los ojos.

– Dejare de estar a tu alrededor dentro de unos pocos kilometros.

Diez anos mas tarde, seguia estando a su alrededor.

Skeet miro a Dallie detras del volante del Buick del 73 viendo como conducia y se pregunto como demonios habian pasado esos diez anos tan deprisa.

Habian jugado juntos muchos partidos de golf desde aquel dia que se encontraron en la gasolinera de Texaco. Rio entre dientes suavemente para si mismo cuando recordo el primer campo de golf.

No llevaban viajando mas que unas horas el primer dia, cuando llego la evidencia que no tenian nada mas que el deposito lleno de gasolina. Sin embargo, huir de la ira de Jaycee Beaudine no habia hecho olvidar a Dallie mirar mapas antes de dejar Houston, asi que siguio buscando alrededor para ver alguna senal que indicara el club de campo.

Cuando vio como conducia por zonas residenciales, Skeet le echo otro vistazo.

– ?No crees que no tienes la pinta apropiada para aparecer en un club de campo, con este Studebaker robado y tu cara magullada?

Dallie le lanzo una mueca engreida, torciendo la boca.

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