Ella apoyo la mano sobre su error y acaricio la tensa piel.

– ?Quieres que te ayude a hacer las maletas? -pregunto el con tranquilidad-. ?O prefieres hacerlo sola?

Parecia tan distante como un planeta remoto. Incluso tras todos aquellos meses, ella no podia acostumbrarse a su frialdad. Recordaba el dia en que le dijo que su empresa queria que se trasladase a Suiza y se hiciese cargo de una importante adquisicion. No solo significaba el ascenso que andaba buscando, tambien le daria la oportunidad de llevar a cabo otro tipo de trabajo para el cual era aun mejor.

Por desgracia, el embarazo se cruzo en su camino. El tendria que estar fuera entre agosto y noviembre, y el nino naceria a finales de octubre. Como Harry siempre estaba dispuesto a hacer lo correcto, le dijo que rechazaria la oferta. Pero ella se nego a que se convirtiese en martir, y le dijo que haria las maletas para irse con el. Las mujeres tambien dan a luz en Suiza, ?no es cierto? Tendria a su hijo alli.

Habia sido un error desde el principio. Ella esperaba que aquel tiempo fuera de casa les uniese de nuevo y curase las heridas, pero solo las abrio mas. El apartamento que la compania habia encontrado para el era demasiado pequeno para una familia numerosa. Los ninos no tenian a nadie con quien jugar y, a medida que las semanas pasaban, su comportamiento empeoraba. Ella planeaba excursiones de fin de semana -viajes en barco por el Rin, paseos en teleferico-, pero acabo ocupandose ella sola de los ninos, pues Harry trabajaba todo el tiempo. Estaba fuera por las noches, los sabados, incluso algunos domingos. Aun asi, ella no cayo en la cuenta de lo que sucedia hasta dos dias antes, cuando le pillo en un restaurante con otra mujer.

– ?Quieres que te ayude a hacer las maletas? -repitio, con el paciente tono que empleaba cuando tenia que renir a algun nino.

– No me voy, Harry, asi que no necesito hacer las maletas.

– Si te vas. No vas a quedarte aqui. -Su cara no evidenciaba emocion alguna. No habia dolor en su voz, ni carino, no habia otra cosa que sentencias frias y directas de un hombre comprometido con su deber.

Ren estaba justo detras de Harry, y fruncio el entrecejo. Ella sabia que no la querian alli, pero si el decia una sola palabra al respecto delante de Harry, ella nunca le perdonaria.

Los ojos de Harry siguieron clavados en ella incluso cuando le hablo a Ren.

– Me sorprende que quieras que se quede aqui. Aparte de estar embarazada de siete meses y medio, sigue tan caprichosa e irracional como cuando estaba casada contigo.

– ?Y eso es lo opuesto a ser un bastardo tramposo y controlador? -replico Ren.

En la mandibula de Harry se aprecio la tension de un musculo.

– Muy bien. Hare yo mismo las maletas de los ninos. Puedes quedarte aqui todo el tiempo que quieras. Los ninos y yo estaremos bien sin ti.

A ella se le encendieron las mejillas y su aliento se transformo en un silbido.

– Si has pensado durante un solo segundo que podras llevarte a mis hijos…

– Eso es exactamente lo que voy a hacer. -Por encima de mi cadaver.

– No entiendo por que te opones. No has hecho nada por ellos, excepto quejarte, desde que llegamos a Zurich.

Aquel injusto comentario casi le bloqueo la garganta.

– ?No he descansado ni un minuto! Estoy con ellos dia y noche. ?Y tambien todo el fin de semana, mientras tu te revuelcas con tu novia anorexica!

Su rabia ni siquiera rozo a Harry.

– Tu elegiste venir conmigo, no fue idea mia.

– Vete al infierno.

– Si eso es lo que quieres, me voy. Me llevare a los cuatro hijos que tenemos. Puedes quedarte con el proximo.

Tracy sintio como si le hubiese dado un bofeton. Este es el peor momento de mi vida, penso. Oyo como Isabel dejaba escapar un leve grunido de disconformidad.

– No te vas a llevar a nadie de aqui, colega -dijo Ren.

La mandibula de Harry se tenso de un modo que Tracy conocia de sobra. Sabia que Ren podia tumbarle sin demasiado esfuerzo, pero el era Harry, y se volvio para entrar en la casa.

Ren intento bloquearle el paso. Tracy fue a gritar, pero Isabel se le adelanto.

– ?Vosotros dos, quietos ahi!

Isabel hablo con la autoridad que Tracy empleaba para reprender a los ninos cuando estos se rebelaban, pero nunca se habia sentido tan agradecida por la intercesion de nadie.

– Ren, por favor, hazte a un lado. Harry, vuelve aqui, hazme el favor. Tracy, sera mejor que te sientes.

– ?Y tu quien eres? -pregunto Harry con fria hostilidad.

– Soy Isabel Favor.

Tracy no tenia claro como lo habia conseguido Isabel, pero Ren se habia hecho a un lado, Harry habia retrocedido y la propia Tracy habia vuelto a sentarse.

Isabel anadio suavemente pero con firmeza:

– Vosotros dos teneis que dejar de insultaros y empezar a hablar de lo ocurrido.

– Creo que nadie ha pedido tu opinion -dijo Harry, cortante como el acero.

– He sido yo -se oyo decir Tracy-. Yo se la he pedido.

– Pues yo no -anadio Harry.

– Entonces hablare en nombre de vuestros hijos. -Isabel proyectaba una confianza que Tracy no pudo sino envidiar-. Aunque no soy una experta en comportamiento infantil, creo que estais haciendole mucho dano a cinco pequenas vidas.

– Los padres se divorcian constantemente -insistio Harry- y los ninos lo sobrellevan.

El dolor crecio en el corazon de Tracy. Divorcio. Por mal que les hubiese ido, ninguno de los dos habia pronunciado la palabra divorcio hasta ese momento. Pero ?que otra cosa esperaba? Ella lo habia dejado, ?no? Aun asi, no se lo habia imaginado. Simplemente queria dar un toque de atencion a Harry. Queria cortar la capa de hielo que habia formado un bloque alrededor de su marido, tan grueso que ella no sabia que hacer para atravesarlo.

Harry ya no parecia tan distante, pero era dificil decir que sentia. Solia mantener sus emociones a buen recaudo hasta que le resultaba conveniente tratar con ellas. Ella, por otra parte, hacia gala de sus emociones a la vista de todo el mundo.

– La gente se divorcia -dijo Isabel-. Y a veces resulta inevitable. Pero cuando hay cinco ninos implicados, ?no crees que los padres tienen que esforzarse un poco y hacer todo lo posible por arreglarlo? Se que es tentador en estos momentos, pero hace mucho tiempo que ambos perdisteis la posibilidad de salir corriendo y seguir vuestro libre albedrio.

– Esa no es la cuestion -replico Tracy.

La expresion de Isabel se hizo mas empatica.

– ?Ha habido agresiones? ?Ha habido abuso fisico?

– Por supuesto que no -espeto Harry.

– No. Harry ni siquiera pondria una ratonera.

– ?Alguno de los dos ha abusado de los ninos?

– ?No! -exclamaron a un tiempo.

– ?Entonces todo tiene solucion!

La amargura de Tracy salio a la luz.

– Nuestro problema es demasiado grande para resolverlo. Traicion, Adulterio.

– Inmadurez. Paranoia -contraataco Harry-. Y resolver problemas requiere logica. Lo cual imposibilita a Tracy.

– Tambien requiere un leve conocimiento de las emociones humanas, y Harry no sabe lo que es una emocion desde hace anos.

– ?Os estais escuchando? -Isabel meneo la cabeza, y Tracy no pudo evitar sentirse avergonzada-. Sois adultos, y es obvio que quereis a vuestros hijos. Si vuestro matrimonio no funciona del modo en que os gustaria, entonces arregladlo. No huyais de el.

– Es demasiado tarde para eso -dijo Tracy.

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