Parecia agotado y deprimido, e Isabel se sorprendio al ver como Ren salia a su encuentro para hablar con el.

Steffie permanecia al lado de su padre, pero en cierto momento se apartaba con Ren, que parecia disfrutar de su compania, toda una sorpresa tras las quejas que el habia expresado de tener los ninos alrededor. Tal vez el incidente del dia anterior le habia hecho cambiar de opinion. Incluso se acuclillo para hablar con Brittany, a pesar de que ella se habia quitado la camiseta.

Cuando Jeremy vio cuanta atencion recibian sus hermanas empezo a comportarse mal, algo de lo que sus padres no parecian conscientes. Ren le alabo la musculatura y le dejo que cargase piedras.

Isabel decidio que preferia dedicarse al servicio de comida que a los trabajos manuales, asi que ayudo en la elaboracion de bocadillos y llenando los cantaros de agua. Marta la reprendio en italiano, aunque no con malas maneras, por cortar las rebanadas de pan demasiado finas. Una tras otra, todas las personas que le habian causado problemas se las apanaron para acercarse y pedirle disculpas. Giancarlo le pidio perdon por el episodio del fantasma, y Bernardo, liberado de las obligaciones de la manana, le presento a su esposa, una mujer de ojos tristes llamada Fabiola.

A eso de la una aparecio un guapo italiano de pelo rizado. Giulia le llevo a conocer a Isabel.

– Este es Andrea, el hermano de Vittorio. Es nuestro medico local, un medico excelente. Ha cerrado la consulta a mediodia para ayudar en la busqueda.

– Piacere, signora. Encantado de conocerla. -Tiro el cigarrillo-. Un mal habito, lo se, para un medico.

Andrea tenia una pequena cicatriz en la mejilla y unos ojos de mirada picara. Mientras conversaban, Isabel sabia que Ren miraba desde el muro, e intento convencerse de que se sentia celoso. Era poco probable, pero era una bonita fantasia.

Tracy iba de un lado para otro. Isabel le presento a Andrea, y ella le pidio que le recomendase un obstetra local.

– Yo traigo al mundo a los ninos de Casalleone -respondio el doctor.

– Que madres tan afortunadas. -La replica de Tracy tenia su picante, pero solo, supuso Isabel, porque Harry estaba lo bastante cerca para oirla.

A media tarde, el muro habia sido desmontado piedra a piedra, y el aire festivo que habia presidido el trabajo desaparecio. No encontraron nada mas interesante que unos cuantos ratones muertos y algunos pedazos de porcelana rota. Giulia estaba en lo alto de la escarpada cuesta, cabizbaja. Bernardo parecia estar compitiendo con los tristes ojos de su esposa. Una mujer llamada Teresa, al parecer familiar de Anna, unio los brazos con su madre. Andrea Chiara se alejo para hablar con uno de los hombres mas jovenes, que estaba fumando con cara de pocos amigos.

Justo en ese momento llego Vittorio. Se percato del animo del grupo y, de inmediato, se dirigio hacia Giulia. Isabel observo como la llevaba bajo las sombras de la pergola, donde la abrazo.

Ren se acerco a Isabel por uno de los senderos de grava.

– Esto parece un funeral -comento.

– Hay en juego algo mas que un objeto perdido.

– Te aseguro que me gustaria saber de que se trata.

En ese momento, Giulia se aparto de Vittorio y se aproximo a ellos, parecia haber llorado.

– No os importa que no cenemos juntos esta noche, ?verdad? No me encuentro muy bien. Os dejare todos los porcini.

Isabel recordo la excitacion matinal de Giulia respecto a la comida.

– Lo siento. ?Hay algo que pueda hacer por ti?

– ?Puedes hacer milagros?

– No, pero puedo rezar para que se produzcan.

Giulia le dedico una languida sonrisa.

– Entonces tendras que rezar con mucha fuerza.

– Seria mas facil si ella supiese el motivo de su plegaria -dijo Ren.

Vittorio se habia quedado bajo la pergola, y Giulia volvio la cabeza lo justo para mirarle de forma suplicante. El nego con la cabeza. Isabel aprecio algo de rencor en Giulia y decidio que era el momento de aumentar la presion.

– No podremos ayudaros si no confiais en nosotros.

Giulia se froto las manos.

– No creo que podais ayudar en ningun caso.

– ?Tienes algun problema?

Giulia gesticulo con los brazos.

– ?Ves algun nino entre mis brazos? Si, tengo un problema.

Vittorio se dirigio hacia ellos.

– Ya basta, Giulia.

Dio la impresion de que Ren le leia la mente a Isabel, que en ese momento parecia estar diciendole que tenian que dividir sus fuerzas. Isabel le paso a Giulia el brazo por los hombros y se adentraron en el sendero para alejarse de Vittorio.

– Vamos a dar una vuelta y hablamos -le propuso, llevandola con rapidez hacia el coche rodeando la casa.

Giulia subio al Panda sin protestar, Isabel se puso al volante y salieron en busca de la carretera. Espero unos minutos antes de hablar.

– Supongo que tienes una buena razon para no decirnos la verdad.

Giulia se froto los ojos.

– ?Como sabes que no he contado la verdad?

– Porque tu historia suena al guion de una de las peliculas de Ren. Ademas, no creo que no encontrar el dinero pudiese ponerte tan triste.

– Eres una mujer muy inteligente. -Se meso el pelo, colocandolo tras las orejas-. Nadie quiere parecer tonto.

– ?Eso te asusta, que la verdad pueda hacerte parecer tonta? ?O es que Vittorio te ha prohibido hablar?

– ?Crees que guardo silencio porque Vittorio me obliga a ello? -Rio cansinamente-. No. Esto no se debe a el.

– Entonces ?que te ocurre? Es obvio que necesitas ayuda. Tal vez Ren y yo podamos aportar una perspectiva diferente.

– O tal vez no. -Cruzo las piernas-. Habeis sido muy amables conmigo.

– Para eso estan los amigos.

– Tu has sido mejor amiga para mi que yo para ti.

Dejaron atras una casa de campo con una mujer trabajando en el jardin. Isabel sintio el peso de la batalla interior de Giulia.

– No es solo mi historia -dijo Giulia finalmente-. Es la historia de todo el pueblo, y se enfadaran conmigo. - Saco un panuelo de papel del paquete que Isabel habia dejado en el asiento y se sono la nariz-. Pero igual voy a contartelo. Y si crees que es una tonteria… Bueno, entonces no podre culparte.

Isabel espero. El pecho de Giulia se elevo para dejar escapar un suspiro de resignacion.

– Estamos buscando la Ombra della Mattina.

A Isabel le costo unos segundos recordar la estatua votiva del chico etrusco que se exhibia en el museo Guarnacci, Ombra della Sera. Piso el acelerador para adelantar a un tractor.

– ?Que significa Ombra della Mattina?

– «La sombra de la manana.»

– La estatua que hay en Volterra se llama La sombra del atardecer. No se trata de una coincidencia, ?verdad?

– Ombra della Mattina es su pareja. Una estatua femenina. Hace treinta anos, el cura de nuestro pueblo la encontro cuando estaba plantando

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