– He estado fisgando un poco mientras tu trabajabas, y mira lo que he encontrado. -Saco el sobre amarillento encontrado en una estanteria del salon y vertio su contenido sobre la mesa de la cocina. Eran fotografias de la nieta de Paolo, todas con su identificacion detras.

Ren se seco las manos y fue a echarles un vistazo. Ella senalo una de las fotografias en color que mostraba a un hombre mayor en el porche delantero de una pequena casa blanca con un bebe en brazos-. Esta es la foto mas antigua. Este es Paolo. Debieron de hacerla cuando fue a Boston poco despues de que naciese su nieta. Su nombre es Josie, diminutivo de Josefina.

Algunas fotografias mostraban a Josie en el campo, otras en vacaciones con sus padres en el canon del Colorado. En algunas aparecia sola. Isabel cogio las dos ultimas.

– Esta es Josie el dia de su boda, hace seis anos. -Tenia el pelo oscuro y rizado, asi como una ancha sonrisa-. En esta aparece con su marido, poco antes de que Paolo muriese. -Le dio la vuelta para comprobar la fecha.

– No parece la coleccion propia de alguien que odia a los ninos -admitio Ren-. Tal vez Paolo no robo la estatua.

– El construyo el muro, y tambien reunio la pila de basuras.

– No puede considerarse una prueba fehaciente. Pero si la estatua no esta en el muro, ?donde estara?

– En la casa no -dijo Isabel-. Anna y Marta han buscado por todos los rincones. Propusieron buscar en el jardin, pero Marta dijo que se habria dado cuenta si Paolo la hubiese escondido alli, y no lo permitio. Hay muchos lugares cerca del muro o en el olivar, tal vez incluso en el vinedo, donde podria haber cavado un hoyo y escondido la estatua. Le propuse a Giulia que consiguiese detectores de metales.

– Aparatitos. Esto empieza a gustarme.

– Bien. -Se saco el delantal que llevaba atado a la cintura-. Ya esta bien de charla. Apaga el fuego y desnudate.

El dio un grito y solto el cuchillo.

– Casi haces que me corte el dedo.

– Mientras solo sea el dedo. -Sonrio y empezo a desabotonarse la camisa-. ?Quien dijo que no podia ser espontanea?

– Yo no. De acuerdo, lo retiro. -Observo los botones abiertos-. ?Que hora es?

– Casi las ocho.

– Maldita sea. Va a venir gente dentro de nada. -Tendio los brazos hacia ella, pero Isabel fruncio el entrecejo y le esquivo.

– Creia que Giulia y Vittorio habian cancelado la cena.

– Invite a Harry.

– Pero si Harry no te cae bien. -Dio otro paso atras y empezo a abotonarse la camisa.

El suspiro.

– ?Que te hace pensar eso? Es un buen tipo. ?Te importaria dejarte abiertos algunos botones? Y Tracy tambien vendra.

– Me sorprende que haya aceptado. Ni siquiera ha mirado a Harry en todo el dia.

– No le dije que tambien el estaba invitado.

– Asi pues, ?nos espera una velada un poco incomoda?

– Podria ser -dijo-. Las cosas llegaron a un punto muerto esta manana, y Tracy ha estado esquivandole desde entonces. El esta bastante decaido.

– ?Te lo dijo el?

– Los chicos compartimos esas cosas. Tambien tenemos sentimientos, por si no lo sabias.

Ella alzo una ceja.

– De acuerdo, tal vez este un poco desesperado y yo sea el unico de por aqui con el que puede hablar - admitio Ren-. Ese hombre es un completo desastre en lo que a mujeres se refiere, y si no le echo una mano, van a quedarse aqui para siempre.

– Ese hombre, ese desastre total, se las ha arreglado para permanecer casado once anos y ser padre de cinco hijos, mientras que tu…

– Mientras que yo he tenido una idea que crei te gustaria. Una idea, por descontado, que no tiene nada que ver con las peleas de los Briggs, sino con el hecho de que tendremos que librarnos de ellos para llevarla a cabo.

– ?Que clase de idea? -Se agacho para recoger algunas setas que habian caido al suelo.

– Una pequena pieza sexual costumbrista. Pero necesitamos la villa para interpretarla bien, lo que significa que toda la familia y sus nineras tendran que irse.

– ?Una pieza costumbrista? -Dejo que las setas cayeran de nuevo al suelo.

– Una pieza sexual costumbrista. Estoy pensando en una noche. La luz de las velas. Una tormenta, si tenemos un poco de suerte. -Cogio su vaso e hizo girar una seta entre los dedos-. Al parecer, el poco escrupuloso principe Lorenzo se ha fijado en una vivaracha campesina del pueblo, una mujer de la que no puede decirse que sea del todo joven…

– ?Eh!

– Lo cual la hace mucho mas atractiva a sus ojos.

– Eso esta mejor.

– La campesina es conocida en los alrededores por su virtud y sus buenas obras, por lo que se resiste a sus propuestas, a pesar de que el es el hombre mas guapo de la region. Que demonios, de toda Italia.

– ?Solo Italia? Aun asi, yo apostaria por la mujer virtuosa. Ese hombre no tiene posibilidades.

– ?He mencionado que el tal principe Lorenzo es tambien el hombre mas inteligente de la region?

– Oh, bueno, eso complica un tanto las cosas.

– Lo que el hace es amenazar con quemar el pueblo si ella no se somete a su voluntad.

– Que canalla. Naturalmente, ella dice que antes se matara.

– Pero el no lo cree ni por un instante, pues las buenas catolicas no se suicidan.

– Has dado en el clavo.

Ren dibujo un arco con el cuchillo.

– La escena da comienzo la noche que ella acude a la desierta villa, iluminada por candelabros. La misma villa, curiosamente, que esta en lo alto de la colina.

– Sorprendente.

– Ella llega luciendo el vestido que el le ha enviado esa misma tarde.

– Puedo verlo. Sencillo y blanco.

– De un rojo brillante y provocativo.

– Lo cual no hace sino dejar patente con mas intensidad su virtud.

– El no pierde el tiempo con preliminares. La lleva escaleras arriba…

– La alza en volandas y sube con ella las escaleras.

– A pesar de que ella no es lo que se dice un peso pluma… Pero, por suerte, el lo consigue. Y una vez la tiene dentro del dormitorio, la obliga a desvestirse muy despacio… mientras la contempla.

– Naturalmente, el esta desnudo mientras mira, porque hace mucho calor en la villa.

– Y aun mas calor en el dormitorio. ?Te he dicho lo guapo que es?

– Creo que lo has mencionado.

– Asi pues, llega el momento en que ella se ve obligada a someterse a su voluntad.

– Me temo que no va a gustarme esa parte.

– Eso es porque estas obsesionada con el control.

– Y, curiosamente, ella tambien.

– Bien. Justo cuando se dispone a entregarse a aquel hombre, ?que es lo que ve con el rabillo del ojo? Unas esposas.

– ?Esposas en el siglo XVIII?

– Grilletes. Un par de grilletes a su alcance.

– Que adecuado.

– Mientras la lujuriosa mirada de Lorenzo se pierde en algun lugar indefinido -la mirada de Gage estaba perdida en su escote-, ella estira los brazos, coge los grilletes y se los coloca…

– He llamado a la puerta, pero no ha respondido nadie.

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