vieja chaqueta de cuero de Obbo. El habia bebido, asi que, cuando le sonrio con lascivia a Krystal le llego una vaharada de cerveza.

—Que pasa, Obbo —dijo Terri con aquel tono que Krystal solo le oia cuando hablaba con el. Era conciliador, complaciente; admitia que Obbo tenia ciertos derechos en aquella casa—. ?Donde te habias metido?

—En Bristol. ?Y tu que, Ter?

—Mi madre no quiere nada —intervino Krystal.

El la miro parpadeando a traves de sus gruesas gafas. Robbie se aferraba con fuerza a la pierna de su hermana y le hincaba las unas.

—?Y esta quien es, Ter? —pregunto Obbo—. ?Tu mami?

Terri rio. Krystal miro con odio a Obbo; Robbie seguia fuertemente agarrado a su pierna. Obbo deslizo su adormilada mirada hacia el crio.

—?Y como esta mi nino?

—No es tu nino, capullo —le solto Krystal.

—?Como lo sabes? —replico Obbo, tranquilo y sonriente.

—Vete a la mierda. Mi madre no quiere nada. ?Diselo! —le grito a Terri—. Dile que no quieres nada.

Arredrada, atrapada entre dos voluntades mas fuertes que la suya, Terri dijo:

—Solo ha venido a ver…

—Mentira —la corto Krystal—. Eso es mentira. Diselo. ?No quiere nada! —le grito con fiereza a la cara sonriente de Obbo—. Lleva semanas sin chutarse.

—?Es verdad, Terri? —pregunto el sin dejar de sonreir.

—Si —dijo Krystal al ver que su madre no contestaba—. Todavia va a Bellchapel.

—Pues no sera por mucho tiempo —observo Obbo.

—Vete a la puta mierda —le espeto Krystal, furiosa.

—Porque la van a cerrar.

—?Ah, si? —El panico se reflejo en la cara de Terri—. No es verdad.

—Claro que si. Por los recortes.

—Tu no tienes ni idea —le dijo Krystal—. No le hagas caso, mama. No han dicho nada, ?a que no?

—Por los recortes —repitio Obbo, palpandose los abultados bolsillos en busca de cigarrillos.

—Acuerdate de la revision que tenemos pendiente —le dijo Krystal a su madre—. No puedes chutarte. No puedes.

—?Que dices? —pregunto Obbo mientras intentaba encender el mechero.

Pero ninguna de las dos le contesto. Terri le sostuvo la mirada a su hija un par de segundos; luego, de mala gana, la deslizo hacia Robbie, que iba en pijama y seguia agarrado a la pierna de Krystal.

—Si, ya me iba a la cama, Obbo —balbuceo sin mirarlo—. Nos vemos otro dia.

—Me ha dicho Cheryl que se ha muerto la abuelita —comento el.

De pronto a Terri se le contrajo el rostro de dolor y parecio tan vieja como la propia abuelita Cath.

—Si, me voy a la cama. Vamos, Robbie. Ven conmigo, Robbie.

El nino no queria soltar a su hermana mientras Obbo estuviera alli. Terri le tendio una mano como una garra.

—Ve con ella, Robbie —lo insto Krystal. A veces, Terri agarraba a su hijo como si fuera un osito de peluche; era mejor Robbie que un chute—. Anda, vete con mama.

Algo en la voz de su hermana lo tranquilizo, y dejo que Terri se lo llevara arriba.

—Hasta luego —dijo Krystal sin mirar a Obbo.

Se metio en la cocina, saco del bolsillo el ultimo cigarrillo de Fats Wall y se agacho para encenderlo en el fogon. Oyo que se cerraba la puerta de la calle y se sintio triunfante. «Que te follen.»

—Tienes un culo precioso, Krystal.

Ella dio tal brinco que un plato resbalo del monton que tenia al lado y se estrello contra el sucio suelo. Obbo no se habia marchado, sino que la habia seguido. Le miraba fijamente el pecho, prieto bajo la cenida camiseta.

—Vete a tomar por culo.

—Estas hecha una mujercita.

—Vete a tomar por culo.

—Me han dicho que lo haces gratis —continuo Obbo, y se le acerco—. Podrias ganar mas dinero que tu madre.

—Vete…

Obbo le puso una mano en el pecho izquierdo. Krystal intento apartarse, pero el la retuvo por la cintura con la otra mano. Ella le rozo la cara con el cigarrillo encendido, y Obbo le dio un punetazo en la cabeza. Cayeron mas platos al suelo y se rompieron, y entonces, mientras forcejeaban, Krystal resbalo y se cayo; se golpeo la parte posterior de la cabeza contra el suelo. Obbo se le monto encima y ella noto como tiraba hacia abajo de sus pantalones de chandal.

—?No! ?No! ?Mierda!

Los nudillos de Obbo se le hincaron en el vientre mientras el se desabrochaba la bragueta. Intento gritar, pero el le dio una bofetada. Su olor le impregnaba la nariz mientras le farfullaba al oido:

—Si gritas, te rajo, zorra.

La penetro, y le hizo dano. Krystal lo oia grunir, y oia tambien su debil quejido: un sonido cobarde y tenue del que se avergonzaba.

Obbo se corrio y se aparto de ella. Inmediatamente, Krystal se subio los pantalones y se levanto; se quedo mirandolo, con lagrimas en las mejillas, mientras el le sonreia con lascivia.

—Se lo dire al senor Fairbrother —se oyo decir entre sollozos.

No sabia por que lo habia dicho. Era una estupidez.

—?Quien cono es ese? —Obbo se abrocho la bragueta. Encendio un cigarrillo con parsimonia y se coloco ante la puerta, cerrandole el paso a Krystal—. ?A el tambien te lo tiras? Eres una putita.

Salio al pasillo y desaparecio.

Krystal temblaba como jamas habia temblado. Creyo que iba a vomitar; tenia el olor de Obbo por todo el cuerpo. Le dolia la parte posterior de la cabeza; notaba un dolor dentro, y las bragas humedas. Salio de la cocina, fue a la sala y se quedo alli de pie, temblando, abrazandose a si misma; de pronto temio que Obbo volviera, sintio terror y se apresuro a echar el cerrojo de la puerta.

Volvio a la sala de estar; encontro una colilla larga y la encendio. Fumando, temblando y sollozando, se dejo caer en la butaca de Terri. Se levanto de un brinco al oir pasos en la escalera: Terri bajo y la miro, aturdida y recelosa.

—?Que te pasa?

Krystal se atraganto con las palabras:

—Me acaba… me acaba de violar.

—?Que?

—Obbo. Me acaba…

—No puede ser.

Era la negacion instintiva con que Terri le hacia frente a todo en la vida: «No puede ser, el no haria eso, yo nunca, yo no.»

Krystal se abalanzo sobre ella y le dio un empujon. Escualida como estaba, Terri cayo hacia atras al suelo del pasillo, chillando y soltando juramentos. Krystal corrio hacia la puerta que acababa de cerrar, forcejeo con el cerrojo y la abrio de un tiron.

Cuando habia recorrido veinte metros por la calle oscura, sin dejar de llorar, se le ocurrio que Obbo podia estar esperandola fuera, vigilando. Atajo por el jardin de un vecino y, corriendo, trazo una ruta en zigzag por los callejones traseros en direccion a la casa de Nikki; entretanto, la humedad se extendia por sus bragas y creyo que iba a vomitar.

Ella sabia que lo que le habia hecho Obbo era una violacion. A la hermana mayor de Leanne la habian violado en el aparcamiento de una discoteca de Bristol. Otras chicas habrian ido a la policia, eso tambien lo sabia; pero si tu madre era Terri Weedon no invitabas a la policia a entrar en tu vida.

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