Manuel Asada espero mientras un tembloroso Carlos utilizaba su propia camisa para quitar el polvo del pomo de la puerta. Entraron, pero no encendieron la luz. No podian hacerlo mientras continuaran buscandolo como a un perro y ademas, no habia electricidad. Era impensable que, despues de los anos que habia dedicado a construir su imperio estuviera sucediendo aquello. Pero sucedia.

Tendria que comenzar desde cero. Volver a los dias en los que tenia que mendigar y venderse a si mismo para obtener dinero. Con una respiracion profunda, entro a grandes zancadas en aquel humedo sotano y encendio una linterna. Despues, con mucho cuidado, saco su ordenador portatil de la mochila. Pero no lo puso en funcionamiento. Todavia no. Queria conservar la energia del generador. En cualquier caso, tendria que conectarse mas tarde con Internet para comprobar lo que estaba sucediendo en los Estados Unidos.

El hecho de no poder mostrarse en publico sin ser detenido lo llenaba de una furia para la que no encontraba valvula de escape. Camino a grandes zancadas hacia una caja con materiales de oficina y saco una hoja de papel.

– Tienes que regresar a la ciudad, preferiblemente sin que te maten, y enviar esto -le ordeno a Carlos.

– Senor, tanto los demas como yo estamos preguntandonos cuando van a pagarnos…

Los demas eran un punado de hombres igualmente pateticos que deberian ser colgados por haber dejado que le ocurriera algo tan terrible a su salvador.

– Vete antes de que me harte de ti.

– Si, pero…

– Vete y no vuelvas hasta que en este lugar no quede una sola mota de polvo.

– Si.

Y en cuanto se quedo a solas, Manuel comenzo a escribir:

Querido Ben…

Capitulo 5

Ben empujo la silla de Rachel hacia delante, pero se detuvo en la base de la escalera del cuarto de estar.

– ?Donde esta tu dormitorio?

Rachel vacilo. Le parecia demasiado surrealista tener alli a Ben, tras ella, con las manos tan cerca de sus hombros. Ademas, Ben se inclino para oir su respuesta, de manera que podia olerlo, sentir su calor, su fuerza…

– ?Rachel? ?El dormitorio?

?Como era posible que estuviera Ben alli, controlando la situacion, controlando su casa, despues de haber pasado tantos anos evitandolo?

– Esto no es necesario.

– Tu dormitorio, Rachel. O, si lo prefieres, puedo llevarte al mio -giro la silla para mirarla, de manera que Rachel no pudo evitar aquellos ojos oscuros que ya habian sido capaces de ver mas alla de las defensas que ella misma habia erigido.

Rachel fijo la mirada en el pendiente que llevaba Ben en la oreja e hizo todo lo que pudo para ignorar la descarada sensualidad que se desprendia de aquel hombre.

– Iremos al mio.

Rachel sintio el suspiro de Ben a traves de la gorra que habia vuelto a ponerse en la cabeza. Despues, Ben se enderezo y puso los brazos en jarras.

– Podria ayudarme otra persona -dijo Rachel desesperadamente-. Cualquiera, no tienes por que ser tu.

– ?Donde esta tu dormitorio?

– En el piso de arriba -contesto Rachel con un suspiro.

Ben miro la barra y despues la escalera.

– No creo que las escaleras sean el mejor camino.

– El ascensor.

– Tienes ascensor. ?Y por que sera que no me sorprende?

Ben continuaba frente a ella, de modo que Rachel intentaba dominarse, pero continuaba sintiendo un dolor insoportable. Queria estar sola, que la dejaran en paz. Y la unica manera de hacerlo era apaciguar de momento a Ben.

– Esto era un antiguo parque de bomberos que rehabilitaron como vivienda. Cuando yo vine el ascensor ya estaba.

– Lo dices como a la defensiva.

Diablos, si, estaba a la defensiva. Siempre estaba a la defensiva. Habia aprendido desde muy joven a encerrarse en si misma y vivia felizmente en aquel vacio emocional. Hasta que habia aparecido Ben y le habia mostrado todas las cosas que se estaba perdiendo de su propio mundo: la pasion, la emocion. La vida. Ben la deseaba, no solo fisicamente, y nunca habia dejado de demostrarselo.

La fuerza de lo que Ben habia supuesto entonces, al irrumpir en su mundo frio e impersonal, la aterraba. Y por buenas razones. Las diferencias que habia entre ellos habian resultado ser un puente imposible de cruzar.

«Pero tu lo cruzaste», le dijo la voz de su conciencia, «lo cruzaste y disfrutaste al hacerlo».

Ben la metio en el ascensor. Esperaron en silencio a que las puertas se cerraran. Y en el momento en el que lo hicieron, Rachel se arrepintio.

Aquel espacio era demasiado pequeno y estaba rodeado de espejos, de manera que podia verse a si misma reducida, debil e indefensa en esa condenada silla. Y, peor aun, podia verlo a el, alto y fuerte, tras ella.

– Esto es ridiculo.

– ?Que este yo aqui? Pues tendras que acostumbrarte.

Aquello provoco una carcajada de Rachel, y un intenso dolor en las costillas por el esfuerzo. Se quedo sin respiracion y apreto los ojos con fuerza al tiempo que ahogaba un pequeno grito.

Sintio entonces unas enormes manos en los muslos, sorprendentes por su delicadeza.

– Relajate. Respira, Rachel.

No, no iba a respirar. Porque entonces le doleria todavia mas. No iba a volver a respirar ni a moverse en toda su vida.

– Ve… vete.

– Respira -repitio Ben, deslizando las manos por sus muslos-. Vamos, despacio. Aspira y expira.

Rachel obedecio y, sorprendentemente, sirvio. La ayudaba oir aquella voz, hablandole suavemente, recordandole una y otra vez que se relajara, que respirara. Abrio los ojos poco a poco y lo vio arrodillado frente a ella.

– Esto… ha sido culpa tuya.

– Sin duda alguna. Todo es culpa mia. Sigue respirando. Despacio, despacio.

Se levanto en el momento en el que las puertas del ascensor se abrieron y se aparto de ella.

– Lo que me sorprende -comento mientras la sacaba del ascensor-, es que todavia sepas reir.

Rachel intento fingir que aquel comentario no le habia dolido mas que las costillas. Claro que sabia reir. El mismo le habia ensenado. ?Acaso lo habia olvidado? ?Habia olvidado todo lo que habian llegado a ser el uno para el otro?

Permanecio en silencio mientras la conducia por aquel pasillo lleno de fotografias del pasado que empezaban con el nacimiento de Emily y continuaban reflejando la que hasta entonces habia sido su vida.

Ben iba en silencio, sin decir nada y Rachel se preguntaba si estaria viendo siquiera las fotografias, si las veria y se sentiria extrano al no aparecer en ninguna de ellas. ?Tendria la sensacion de que lo habian dejado al margen?

Era extrano, pero Rachel no queria que lo sintiera. Ella tenia a Emily, el mejor regalo que le habia dado la vida, su mayor alegria, gracias a Ben. Era una deuda que tenia hacia el y por eso, cada vez que se lo habia pedido, le habia enviado a Emily por medio de su tia Melanie.

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