– Yo no creo en el destino -repuso ella con sequedad. Tendio una mano-. ?Me das el carrete, por favor?
Nick acerco un dedo y le aparto un mechon de pelo de la frente, que coloco detras de la oreja.
– Pareces cansada -dijo con suavidad.
?Si el supiera! Hacia dias que solo dormia pequenos ratos aqui y alla.
– No tengo tiempo de descansar. Todavia no.
– Tienes ojeras -paso el dedo levemente por ellas, como si pudiera hacerlas desaparecer con aquel contacto-. ?Donde has dormido estos dias?
En el asiento de atras de un Honda demasiado pequeno, pidiendo que le dejaran usar una ducha cuando podia, pero eso sonaba patetico, y el orgullo hizo que no lo expresara en voz alta.
– Estare bien -seguia con la mano tendida en busca del carrete-. Dime cuanto te debo.
– No.
– ?No? -Le entro el panico-. Necesito ese carrete, Nick.
El hombre suspiro.
– Si, puedes quedartelo. No, no me debes nada. Mira, es evidente que no podemos quedarnos aqui, pero yo puedo revelar carretes en blanco y negro en mi casa. Esta aqui, en Providence. Dejame hacer eso por ti.
Danielle lo miro, a medias con recelo y a medias con muchas ganas de poder creer en alguien, en quien fuera.
– ?Por que?
– ?Por que? -Parecia sorprendido por la pregunta-. ?Te parezco la clase de hombre que te dejaria salir por esa puerta sabiendo que estas en apuros? ?Que te busca la policia? ?Que estas asustada y sola y seguramente agotada, ademas de hambrienta y sin blanca?
Danielle sintio que le ardia la garganta.
– Estoy bi…
– No digas que estas bien. A mi no me mientas.
– Con esas fotos, estare…
– Bien -dijo el al unisono con ella, e hizo una mueca-. Bueno, no me lo creo, amiguita.
– Seguro que tienes planes mejores para la velada que revelarme un carrete -no sabia por que decia eso, quiza porque oirle expresar su preocupacion en voz alta la habia alterado. Quiza no queria verse obligada a aceptar ayuda, y menos aun de un hombre que podia derribar, sin ni siquiera proponerselo, los muros que con tanto cuidado habia construido ella alrededor de su corazon.
– En este momento, mi unico plan es cerrar el estudio para que no tengamos mas visitas sorpresa -cubrio la lente de la camara, cerro la puerta y se situo ante ella, un hombre alto y atractivo que tenia aspecto de no saber que hacer con ella. Le tomo una mano, volvio la palma hacia arriba y deposito el carrete en ella-. No puedo obligarte a confiar en mi ni a aceptar mi ayuda.
– No, no puedes.
– Pero puedo pedirte que lo hagas. ?Por favor?
La joven se metio el carrete al bolsillo, abrumada por el impulso de echar a correr y la presion de su pecho, que indicaba que queria dejarse ayudar.
– Nick…
– Lo se -gruno el-. Yo tampoco querria ayuda.
– Estare bien.
– Si -volvio a tocarla, solo con la mano en el brazo.
Fue como una corriente electrica.
– Pero no es verdad -dijo el con suavidad; siguio tocandola-. Lo quieras o no admitir, te encontraran. ?Y entonces que? -Su dedo resbalo por el pelo de ella, el pulgar le acariciaba la barbilla-. ?Se llevaran a Sadie? ?Quiza se la devolveran a tu exnovio? ?Te quedaras con antecedentes policiales que no necesitas ni mereces? - bajo las manos a los hombros de ella, que froto con gentileza justo en el punto donde la tension habia formado un nudo apretado.
Y ella casi cayo al suelo derretida.
Luego sus dedos subieron por su cuello, piel contra piel. A Danielle se le endurecieron los pezones, lo cual la sorprendio. Hacia mucho tiempo que no se excitaba espontaneamente, y no solo sentia calor y anhelo, tambien se sentia confusa. Cerro los ojos.
– No me atraparan.
– Tu no te mereces esto, Danielle. Ven conmigo -la boca de el estaba cerca de su oreja. Sus cuerpos se rozaban-. Puedo revelarte ese carrete en mi casa.
– Has dicho que no eres fotografo.
– Fotografo profesional no. Es solo una aficion que herede de mi padre. Ven conmigo.
?A su casa?
– No puedo.
– Prefieres volver a dormir en tu coche.
Danielle lo miro a los ojos.
– Yo no he dicho que duerma en el coche.
– No hace falta -retrocedio y empezo a apagar luces con movimientos lentos y seguros, pero a ella no le resulto dificil ver la tension que expresaba su cuerpo rigido.
Cada vez que pasaba al lado de Sadie, la perra lo miraba muy seria, como si todavia estuviera indagando si se podia confiar en el o no.
Danielle hacia lo mismo.
Al fin, cuando solo quedaba una luz tenue en la zona de recepcion, se coloco directamente enfrente de ella.
– ?Sigues esperando que de un salto y grite «buuu»?
La joven solto una risita.
– No tengo miedo de ti.
Pero si lo tenia. Porque el amenazaba lo unico que nunca habia amenazado nadie.
Su corazon.
Capitulo Seis
– Si no tienes miedo, entonces es que estas nerviosa -dijo Nick, que parecia enojado, aunque no contra ella. Volvio a tocarla. Le puso una mano en el brazo como si fuera lo mas natural seguir tocandola-. Despues de lo que has pasado, puedo entenderlo -dijo-. Pero ya puedes dejar de estarlo.
La miro a los ojos.
– No te hare nada que tu no quieras que te haga.
Danielle estuvo a punto de echarse a reir, porque… ?si el supiera lo que de repente queria que le hiciera!
– No dejas de tocarme -comento.
– Es verdad -murmuro el, haciendo justamente eso-. Parece que no puedo evitarlo. ?Te molesta? -mientras hablaba, resbalo una mano por la cintura de ella, hasta colocarla en la parte baja de la espalda.
?La molestaba? Le alteraba el pulso, que estaba por las nubes.
– ?Danielle? -le tomo la barbilla con la mano libre.
– No -levanto tambien una mano y la deposito sobre la de el-. Pero debes saber que no me interesa… -se interrumpio porque si le interesaba. Le interesaba mucho.
Los dedos de el se posaron en sus labios para detener mentiras futuras. Miro su boca con una intensidad que hizo que a ella se le doblaran las rodillas. En la profundidad de su mirada, leyo una incertidumbre que sabia estaba en concordancia con la suya propia. Aquella sensacion extrana e inexplicable lo alteraba tanto como a ella.
Mejor.
Si los dos se ponian nerviosos, podian olvidarse del tema.
– Ven conmigo -dijo el-. Revelare el carrete, ya lo veras. Duerme un poco. Date al menos esa ventaja, ?de