– De maravilla.
– Supongo que eso quiere decir que no.
Danielle cerro los ojos.
– Me cuesta creer que haya sido tan estupida. Me habia metido yo sola en una trampa.
– No has sido estupida. Simplemente confiabas en ella.
– Sigo olvidando que no se puede confiar.
Nick le introdujo los dedos en el pelo para masajearle la parte trasera del cuello, hasta que ella lo miro.
– En mi puedes confiar.
– Yo… -vio la expresion de fiereza de el y decidio reprimir su negativa-. No quiero confiar en nadie - susurro.
– Lo se -repuso el, y la apreto lentamente contra el.
Le produjo una sensacion solida y calida, y ella se dejo abrazar por un momento. Y luego, de pronto, encontro las fuerzas que tanto necesitaba y se aparto.
– ?Que hacemos aqui?
– Tomaremos una habitacion y luego buscaremos a tu Donald y comprobaremos que es de fiar antes de hablar con el.
– ?Una habitacion? -Volvio el rostro hacia el hotel-. ?Aqui?
– No podemos quedarnos en mi casa.
– Juntos no. Pero tu si puedes.
Nick espero a que lo mirara con rostro casi inexpresivo, pero ella lo conocia ya mejor y no se le paso por alto su determinacion.
– No pienso dejarte afrontar esto sola -dijo-. Asi que olvidalo.
?Por que no se marchaba? ?Por que tenia que seguir alli sentado con tan buen aspecto?
– No puedo permitirte hacer esto, Nick. No tengo dinero para la habitacion y…
– Pues da la casualidad de que yo si -dijo el; le puso un dedo en los labios para evitar que hablara-. No te gusta que te ayuden, pero me parece que por el momento tienes que resignarte a mi presencia -abrio la puerta, salio y le tendio la mano.
Danielle lo siguio, y Sadie tambien.
– Puede que no admitan a la perra -dijo la joven cuando entraron en la zona de recepcion.
– Despues de haber limpiado personalmente sus cosas esta manana, yo lo comprenderia -repuso el con sequedad-. Pero este hotel admite perros -senalo el cartel de «perros bienvenidos». En esta zona es muy corriente viajar con animales domesticos, perros sobre todo. ?Cuantas habitaciones necesitamos?
Danielle penso que tenia unos ojos increibles… y su cuerpo se tenso en respuesta a la pregunta de el.
?Cuantas habitaciones? Su cuerpo ansiaba pedir una sola. Pero su cerebro estaba al mando.
– No deberiamos acostumbrarnos a…
– No -Nick oculto bien su reaccion a esas palabras, se volvio a la recepcionista y reservo dos habitaciones.
Despues de instalarse y dejar las bolsas en las habitaciones, Nick llevo a Danielle a ver a Donald. Cuando llegaron, encontraron su oficina cerrada y un cartel que anunciaba que se habian mudado.
El hombre saco su telefono movil, marco el numero nuevo que aparecia en el cartel y se lo paso a Danielle, que hablo con el ayudante del director artistico.
Cuando termino de hablar, descubrio que Nick la observaba con atencion.
– ?Y bien?
– No puedo verlo hasta manana -dijo ella.
– Ya te he oido. Lo que no he oido es como te ha afectado eso.
– Estoy bien.
Nick sonrio.
– Me alegro. Ahora tienes un dia entero de vacaciones por delante.
La mujer solto una carcajada.
– ?Vacaciones?
– Lo dices como si fuera una palabra fea.
– Es que nunca he tenido vacaciones.
– En ese caso… -Nick tomo la correa de Sadie con una mano y le paso el otro brazo a Danielle por los hombros; echo a andar despacio hacia su coche, tirando de la perra, que no queria que nadie aparte de Danielle llevara su correa-. Seguid conmigo -dijo a las dos hembras recelosas-. Yo os ensenare a relajaros.
Pero eso era precisamente lo que temia Danielle. Si se relajaba, tenia que bajar la guardia. Y si bajaba la guardia, el se colaria en su corazon y se instalaria alli.
En el hotel, Nick espero fuera de la habitacion de ella hasta que metio la tarjeta en la ranura y abrio la puerta.
– Danielle -dijo; cuando se volvio a mirarlo, la apreto contra la jamba y le dio un beso rapido y apasionado.
– ?A que viene eso? -pregunto ella, sin aliento.
El hombre sonrio y le acaricio el labio inferior con el pulgar.
– Queria recordarte que, aunque yo este en otra habitacion, no estas sola.
Toda su vida habia estado rodeada de gente, y siempre habia tenido que luchar con una soledad que no comprendia. Ahora que solo tenia la compania de aquel hombre, no se sentia sola en absoluto.
– Quiza otro beso me ayudaria a recordarlo mejor -dijo con suavidad-. Solo por si lo olvido.
Nick se inclino con una sonrisa sexy, pero ella le puso una mano en el pecho.
– Y quiza… -se interrumpio.
– ?Quiza? -repitio el.
– Quiza esta vez no tenga que ser tan rapido.
La miro con intensidad.
– Entendido -acerco los labios a un centimetro de los de ella y se detuvo-. ?Algo mas que quieras ya que estoy aqui? -susurro, con su aliento mezclandose con el de ella.
– Bueno… -podia hacerle olvidar cualquier cosa, incluido el hecho de que su vida era un desastre. Podia hacer que se sintiera segura con solo mirarla. Y desvergonzada. Anulaba sus inhibiciones.
– Quiza una cosa mas.
– Lo que quieras -la apreto contra si para que notara lo duro que estaba-. ?Quieres lo que querias anoche? ?Los besos apasionados? ?Las caricias que te hacian temblar? -Bajo la voz-. ?Lo de mi lengua en…?
– Eso -susurro ella, temblorosa-. Eso es lo que quiero.
– ?Ah!
Con ojos brillantes, bajo la cabeza para un beso largo y glorioso que anulo mas de la mitad de sus neuronas. Cuando levanto la cabeza en busca de aire, la empujo hacia su habitacion. Cerro la puerta con el pie y avanzo con ella hasta que las piernas de la joven chocaron con la cama.
– Vivo para dar placer -dijo con malicia. La empujo sobre el colchon y la siguio con su cuerpo largo y duro.
Danielle le echo los brazos al cuello y busco un beso, pero Nick se quedo inmovil de pronto; movio el cuello primero a un lado y luego al otro, buscando algo.
– ?Nick? -Queria que le hiciera olvidar todo, aunque fuera solo un rato-. ?Que haces…?
– ?Sadie?
?Ahora queria hablar de la perra?
– Nick, creo que puede esperar…
– ?Sadie! -el hombre se puso en pie y miro a su alrededor con aire sorprendido-. ?Donde se ha metido?
Danielle se incorporo sobre los codos. La habitacion era lo bastante pequena como para ver enseguida que alli no habia ningun perro gigante oculto.
– ?Oh, Dios mio! -se puso en pie-. Ha debido alejarse cuando estabamos en la puerta.
Nick habia abierto ya la puerta.