– Por el momento… Pero solo porque me gusta como besas -le advirtio sin aliento.
El hombre sonrio.
– Puedo vivir con eso.
– Y para que lo sepas… -se interrumpio con un gemido porque la mano de el toco un punto de su cuello que la hizo encogerse-, cuando dejes de besarme, terminare con lo de los plurales.
El hombre solto una carcajada y la atrajo hacia si.
– Procurare recordarlo, tesoro. Procurare recordarlo.
– ?Cual es el plan? ?Conducir hasta donde se acabe la gasolina?
Nick sonrio.
– Eres una planificadora excelente. Desconocia esa cualidad tuya.
– Hay muchas cosas que no sabes de mi -Danielle le devolvio la sonrisa desde el asiento del acompanante, pero el la conocia ya lo bastante bien como para ver que estaba nerviosa.
?Que habia en ella que lo impulsaba a tranquilizarla y protegerla? Le puso una mano en la rodilla, necesitaba su contacto de un modo que ya no le sorprendia.
– Lo que me recuerda que me gustaria saber mas cosas de ti -comento.
– ?Aparte de que sea una mujer perseguida por la ley?
Su risita no lo engano. Estaba asustada y nerviosa y a el lo irritaba pensar que hubiera llegado a ese punto en su vida.
– ?Que has hecho desde el instituto? -pregunto con idea de distraerla. Y si de paso se abria a el, mucho mejor-. Aparte de entrenar perros, claro. ?Universidad? ?Viajar? ?Que?
– No fui a la universidad -miro por la ventanilla-. No tenia dinero para eso y mis notas no eran excepcionales. Como tenia que trabajar por la noche, me costaba trabajo sacar los cursos.
Nick sabia que sufria dificultades economicas en aquella epoca, y se odio por hacerla recordar aquello.
– Me sorprende que te quedaras aqui.
La mujer se encogio de hombros.
– He viajado. Como entrenadora de perros de personas ricas y aburridas, he llevado a animales a competiciones de todo el pais, y ha sido divertido.
– ?Ha sido?
La mujer le dedico una sonrisa triste que fue como una punalada en su corazon.
– No creo que nadie vuelva a contratarme despues de esto.
– ?Hay alguna otra cosa que tambien te guste hacer?
La joven observo el campo que pasaba a su lado.
– En este momento seguramente aceptare cualquier empleo, pero porque tengo que comer.
A Nick se le encogio el estomago. El no era rico, pero nunca habia tenido que preocuparse de cosas como un techo o comida. Habia crecido con pocas preocupaciones y unos padres que lo apoyaban y se habian encargado de darle educacion y seguridad en si mismo para afrontar la vida.
Danielle tenia tambien un medio de vida, se habia defendido sola desde mucho antes que el. ?Pero cuantas personas habian creido en ella y la habian alentado?
– Cuando encuentre un lugar donde instalarme de modo permanente, me gustaria ahorrar e ir a la universidad -dijo ella. Lo miro para ver su reaccion. Casi como si esperara que la desanimara-. Quiero ser veterinaria.
Nick sonrio.
– Seras una veterinaria estupenda.
– ?Si?
– Oh, si. Tienes lo que hace falta -amplio la sonrisa-. Y sabes tratar a los pacientes.
La mujer le devolvio la sonrisa, menos nerviosa que antes.
– Yo tambien creo que seria buena. Puedes buscarte un perro y venir a verme de vez en cuando para las revisiones.
Aquel comentario sirvio para recordarle a Nick que antes o despues tendrian que separarse.
El volveria al trabajo que ya no estaba seguro de querer, y ella empezaria una vida nueva.
Una vida nueva bastante lejos. Tal vez sus caminos no volvieran a cruzarse en otros quince anos.
No le gustaba el modo en que aquel pensamiento hacia que se le encogiera el estomago.
– No me gustan mucho los perros -miro a Sadie por el espejo retrovisor y, curiosamente, sintio una punzada ante la idea de no volver a verla.
No habia duda. Se estaba reblandeciendo.
– Cuando trabajo, estoy siempre de viaje. No podria mantener un animal -noto que ella lo observaba con atencion y se pregunto que veia cuando lo miraba asi. Volvio la cabeza hacia ella-. ?Que?
– ?Echas de menos tu trabajo?
– Por supuesto -repuso el automaticamente, pero aunque las palabras salieron de sus labios, no las creyo del todo-. No estoy seguro -confeso-. Llevo tanto tiempo soltando adrenalina, que he olvidado lo que es pararse un poco a oler las rosas.
– No te has parado desde que entre por tu puerta.
– Cierto -solto una carcajada-. Pero este ritmo es casi un descanso comparado con lo que ocurre cuando trabajo. Y si he de ser sincero, esto de relajarse es… agradable.
– ?Que harias si no te dedicaras a viajar por el mundo en busca del siguiente articulo?
– No lo se.
– ?Crees que estas en una crisis de madurez, Nick?
– Muerdete la lengua. No estoy preparado para la edad madura. Ademas, todavia me quedan dos semanas de vacaciones para pensarlo.
– Yo no pienso usar tus dos semanas… tal vez el resto del dia.
– Cooper's Corner -dijo el de pronto-. Quiero llevarte alli.
– ?Adonde?
– Esta un par de horas al norte de aqui. No muy lejos. Tengo un par de primos alli. Van a abrir una posada.
La mujer fruncio el ceno.
– Yo estaba pensando en alejarme bastante mas.
Si, Nick ya lo sabia, pero no le gustaba la idea de que se fuera lejos, posiblemente a otro estado, completamente sola y sin nadie a quien acudir.
Danielle se mordio el labio inferior pensativa.
– Pero quiero ir a ver a la mujer a la que le compre a Sadie. Y tambien vive en el norte.
– De acuerdo, nos quedaremos en Cooper's Corner mientras lo haces.
– Y despues me ire.
Y despues se iria. ?Pero como iba a poder el dejarla marchar?
– Danielle… -la miro un instante y volvio de nuevo la vista a la carretera-. Te presentare a mi prima Maureen. Antes era policia.
Danielle se puso tensa.
– Nick…
– Es buena, Danielle.
– No. Nada de policias. Prometeme que no se lo diras.
– Danielle…
– Prometelo, Nick.
– Esta bien. No se lo dire hasta que sea necesario.
– No sera necesario.
El hombre sintio un tic muscular en la mandibula. Nunca habia tenido ese tipo de problemas de estres.
Pronto volveria al trabajo. A viajar. A buscar noticias.
Y se acabarian los tics en la cara.
?Por que entonces no era feliz?