– ?Feliz? -replico el esbozando una amarga sonrisa-. Siempre fui un nino muy solitario. Yo no era el heredero del conde de March, sino el hijo de la hija bastarda de Thomas Howard. A pesar de ello, crecer junto a un hombre como mi abuelo fue una experiencia de lo mas educativa y nunca tuve tiempo de compadecerme de mi mismo. Es un hombre cruel y despiadado pero tambien tiene muchas virtudes. Sin embargo, me he dado cuenta de que no me quiere tanto como yo creia. Sabe que no apruebo sus metodos y, ahora que soy un hombre casado y con responsabilidades, no se atrevera a impedirme que regrese a Winterhaven y comience una nueva vida. Mis tierras son extensas pero estan muy descuidadas. ?Tendremos que trabajar duro para sacarlas adelante, querida! - suspiro-. Come algo mas -ordeno al advertir que la joven habia dejado de comer-. Necesitas recuperar fuerzas; no pienso dejarte salir de esta cama en toda la noche.

– ?Es por eso que no dejais de comer ostras? -pregunto Nyssa-. ?Es cierto que son un reconstituyente excelente? Asi lo afirman las damas de la corte.

– Enseguida lo veras -contesto Varian esbozando una sonrisa picara-. Te aconsejo que comas ahora que puedes.

Nyssa salto de la cama en absoluto avergonzada por su desnudez y se acerco a la mesa. Sonrio cuando oyo a su marido contener la respiracion y volvio a maravillarse al advertir el efecto que la sola vision de su cuerpo desnudo ejercia en el. Tomo un trozo de capon, una alcachofa y un poco de pan con matequilla y se volvio hacia su marido.

– ?Vino o cerveza, senor? -ofrecio con voz suave y un guino malicioso.

– Cerveza, por favor -consiguio articular el. Saltaba a la vista que Nyssa habia descubierto el poder de la seduccion y lo utilizaba sin piedad. La joven le sirvio una copa y se la tendio-. Nunca habia sido servido por una camarera desnuda -rio-. ?Va a ser siempre asi?

– Si quereis…

– Come, Nyssa -ordeno Varian-. Yo casi he terminado pero se me empieza a despertar otra clase de apetito que deseo satisfacer cuanto antes.

– Primero debeis banaros -contesto Nyssa mor diendo delicadamente el pedazo de capon que se habia servido.

– Lo hare si tu me ayudas -replico el-. Siempre he querido tener una esposa que me banara. Despues, yo te banare a ti.

– Yo ya me he banado -le recordo Nyssa sonriendo al rememorar como habia terminado el bano. Nunca habia imaginado que un hombre y una mujer pudieran tentarse el uno al otro de esa manera, pero disfrutaba haciendolo. Termino de comerse el pollo y cogio el pedazo de pan untado en mantequilla. Sin dejar de mirarle, froto el dedo indice en la mantequilla y se lo llevo a la boca. Hasta ahora no se habia dado cuenta de que los hombres no son mas que ninos grandes y que, como a estos, les encanta jugar. Sin embargo, los juegos de los ninos mayores parecian mas peligrosos y tambien mas satisfactorios. Cuando se hubo comido todo el pan, se puso en pie y se dirigio a la mesa para servirse una copa de vino. Sentia la mirada de Varian clavada en su espalda y empezaba a preguntarse si no habria sido mejor cubrir su desnudez con la colcha. Avergonzada, empezo a juguetear nerviosamente con las hojas de una alcachofa.

Es una criatura adorable, se dijo Varian. No acababa de creerse que Nyssa fuera su esposa. No hacia ni veinticuatro horas que eran marido y mujer y la deseaba mas que nunca. La belleza, inteligencia, prudencia, sensualidad y sentido del humor de la joven le fascinaban y despertaban su admiracion. Hasta ahora, las mujeres con las que habia estado no habian sido mas que cuerpos bonitos. En el fondo, el sabia tan poco sobre las mujeres como Nyssa sobre los hombres. Se preguntaba si su abuelo era consciente del maravilloso regalo con que le habia recompensado; Thomas Howard no era considerado un hombre desprendido y generoso precisamente.

– Estoy lista para banaros, senor -dijo Nyssa rompiendo el silencio.

Varian se puso en pie y se despojo de sus pantalones. Nyssa se encendio hasta la raiz del cabello y Varian contuvo una sonrisa. A pesar de que empezaba a tener experiencia, seguia ruborizandose cada vez que le veia desnudo. La joven se inclino para comprobar la temperatura del agua y Varian tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlarse.

– ?Como esta, senora? -pregunto-. No me gusta el agua muy caliente; se me arruga la piel.

– Yo la encuentro perfecta, pero si lo deseais podeis comprobarlo vos mismo.

– No es necesario -replico Varian acomodandose en la banera-. Me fio de tu palabra. Ven aqui -anadio tendiendole la mano-. En esta banera caben dos personas y he ordenado a Toby que no la llene demasiado.

– ?Habeis dicho a Toby que ibamos a banarnos juntos? -exclamo Nyssa, incredula-. ?Como habeis podido hacer algo asi? ?Que pensara ahora de nosotros?

– No le pago para que piense.

– Lo creais o no, los criados piensan -aseguro Nyssa-. Y tambien hablan. Casi todas los comentarios maliciosos que se extienden por palacio han sido iniciados por los criados. Si quereis averiguar los detalles de cualquier escandalo no teneis mas que preguntar a cualquier criado.

Varian la miro perplejo como si nunca se hubiera hecho aquella reflexion. Los hombres son tan tontos, se dijo ella. No se dan cuenta de las cosas hasta que no les cuelgan delante de las narices. Seguramente nunca se le habia ocurrido preguntar a Toby de donde sacaba la informacion que le daba sobre otros caballeros de la corte. Incluso su leal y discreta Tillie aprovechaba las oportunidades de intercambiar jugosas habladurias que se le presentaban.

– Ya que hagas lo que hagas vas a ser acusada de libertina, metete en la banera de una vez -insistio el conde-. Quiero que me enjabones la espalda.

Los ojos de Varian brillaban con tanta intensidad que Nyssa no supo resistirse a sus deseos. Hasta ahora sus juegos no le habia proporcionado mas que placer y se sentia tan acalorada y sudorosa que le apetecia tomar otro bano. Su marido insistio y Nyssa se apresuro a meterse en la banera sentandose frente a el.

– ?Estas bien? -pregunto Varian.

– Sois el hombre mas descarado y peligroso que he conocido en mi vida -respondio Nyssa-. ?Como voy a frotaros la espalda desde aqui?

– Me dare la vuelta -replico el levantando grandes salpicaduras al hacerlo.

Nyssa tomo la pastilla de jabon, la paso sobre la espalda de su marido y le froto con una esponja suave. Su columna era mas larga y sus hombros mas anchos de lo que le habia parecido la noche anterior.

– Ten cuidado -dijo Varian sacandola de sus cavilaciones-. Tengo la piel muy delicada.

– Dejad de tomarme el pelo -protesto Nyssa mientras le enjuagaba la espalda-. Ya he terminado.

– Ahora el pecho -ordeno dandose la vuelta y situandose frente a ella.

– ?Caprichoso! -exclamo Nyssa. Obedientemente, tomo la pastilla de jabon y se la paso por el pecho realizando suaves movimientos circulares-. Ya esta. ?Satisfecho?

– Ahora me toca a mi -dijo el quitandole la pastilla de jabon y jugueteando con sus pechos.

– ?Asi no vale!

– ?Por que no? -replico Varian sofocando una carcajada y adoptando la expresion mas inocente de su repertorio. Le enjuago el torso, le beso sus pequenos pechos y, levantandola a peso, la sento en su regazo-. Ahora la espalda.

Nyssa ahogo un grito. ?Nunca habia pensado que dos personas pudieran hacer el amor en la banera! Las manos de Varian recorrian su espalda mientras le introducia su miembro haciendola estremecer de placer. Tomo el rostro de Nyssa entre sus manos y lo cubrio de besos mientras sus cuerpos se enredaban.

– Echate de espaldas -susurro Varian.

Nyssa obedecio y Varian le beso la garganta y los pechos mientras sus embestidas se hacian mas intensas y rapidas. Estaba trastornado de deseo y Nyssa no pudo evitar clavarle las unas en un hombro.

– Zorra… -siseo el antes de rodear un pezon de su pecho con sus labios y succionar con fuerza.

– ?Varian! -gimio Nyssa-. ?Esto es una locura!

– No me canso de tenerte entre mis brazos -contesto el-. ?Por que, Nyssa? -sollozo mientras la besaba apasionadamente-. ?Por que?

Nyssa se dio cuenta de que no era capaz de resistirse a los besos y caricias de su marido. La pasion es una droga tan estimulante como el chocolate, se dijo mientras abria los brazos para acogerlo, y lloro de placer cuando Varian se vacio en ella. Nunca habia imaginado que las parejas hicieran el amor con tanta frecuencia y en lugares tan curiosos como aquel.

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