– ?Quien era?

– Charles Brandon.

– Pues yo juraria que era el rey.

– Ya sabes como se parecen. Todo el mundo lo dice. Los dos son hombres corpulentos y en la oscuridad es muy posible que los hayas confundido. ?Por favor, no me delates! No fueron mas que unos pocos besos robados y unas caricias. Gracias a la santa Madre que manana me voy de la Corte, de lo contrario, me veria envuelta en un pecado venial. No pude evitarlo. Extrano tanto a mi Owein. -Se seco los ojos con el panuelo, que habia sacado del bolsillo que tenia en la falda. 'Seguro que me voy derechito al infierno' -penso. No podia creer que fuera capaz de decir semejante mentira, pero no queria hacerle mas dano a la reina.

Ines de Salinas suspiro.

– Hasta donde yo se, no eres una mentirosa, Rosamund Bolton, pero sigo convencida de que el hombre al que besaste era el rey.

– ?Era Charles Brandon, te lo juro! Se que ni tu ni las otras damas de la reina han podido olvidar el mal comportamiento del rey con la hermana del duque de Buckingham, pero yo no soy como ella. ?Como se iba a fijar el rey en una mujer como yo? El rey, que puede tener a cualquiera, no me elegiria a mi. Si le cuentas esta historia a la reina, nos avergonzaras a mi y a Charles Brandon. El rey se enojara mucho, en especial, si tu vil chismorreo le hace dano a la reina. Ahora, si me disculpas, voy a salir del castillo y regresare a mi posada. Tom y yo queremos salir temprano, porque tenemos un largo viaje por delante en los proximos dias.

– ?Era el rey! -insistio la otra, implacable.

– ?Por supuesto que no! -exclamo y se alejo rapidamente, lo mas que pudo, de la espanola. 'Dios querido - rezo en silencio- que no le diga nada a la reina. ?Por que le importa tanto? Fuera quien fuese, yo me voy manana'. Bajo corriendo las largas escaleras y salio al patio. Alli, a las puertas del castillo, encontro al sirviente del rey esperandola en la oscuridad. Con una antorcha en la mano, la acompano por las calles oscuras de la ciudad hasta donde ella se alojaba.

– Le advertire al rey -le dijo Walter.

Rosamund asintio, pero no dijo nada.

– Le dire lo bien que lo ha protegido jurando que era el senor Brandon. Fue muy inteligente eso, senora, si me permite decirlo. Creo que la confundio tanto que no dira nada.

– No quiero lastimar a la reina -se excuso Rosamund.

– Lo se, senora. Por lo general, los que la lastiman son los que estan mas cerca de ella y argumentan hacerle un favor.

Al fin, llegaron a la 'Posada de la Corona y el Cisne'. Walter dejo a Rosamund en la entrada; ella entro deprisa y subio a su habitacion, donde la esperaba Annie.

– Me quiero meter en la cama. Me banare por la manana, antes de partir.

Annie asintio, viendo que su senora parecia muy enojada.

A la manana siguiente Rosamund estaba alicaida y permanecio asi toda la semana, mientras viajaban hacia el norte por Darby y York hasta Lancaster y, al fin, por su condado, Cumbria. Pasaron la noche en Carlisle, en St. Cuthbert, donde Rosamund tuvo la dicha de saludar a su tio Richard. Despues, continuaron hacia el norte y el este. Al estar tan cerca de su casa, Rosamund no queria detenerse. Lord Cambridge se estaba agotando, pero en Friarsgate podria descansar.

– Me llevara dias recuperarme de este ritmo que has impuesto -se quejo el.

Ella podia oler la fragancia de sus tierras. Penso que la habia olvidado, pero no. ?Podia oleria! Las colinas eran las de siempre, y de pronto todo a su alrededor comenzo a convertirse en senales que ella reconocia. El camino llegaba a la cima de una colina. Rosamund se detuvo. ?El corazon le salto de alegria! Dejo que las lagrimas le corrieran por las mejillas. Alli estaba su lago, resplandeciente a la luz del sol de septiembre. ?Alli estaba su casa! ?Su aldea! Friarsgate yacia a sus pies. Azuzo la montura y galopo hacia ella.

– ?Amara alguna vez a alguien como ama a Friarsgate? -le pregunto lord Cambridge al criado, Sims.

– Probablemente no -dijo el pragmatico hombre.

El grupo siguio bajando la colina hacia la finca. Thomas Bolton habia contratado a dos docenas de hombres armados para escoltarlos desde Nottingham. Al dia siguiente les pagaria su salario y regresarian por donde habian venido. Para cuando llegaron a la casa, Rosamund ya estaba abrazando a Edmund, a Maybel y a sus tres hijas, con las lagrimas humedeciendole las mejillas.

Maybel la reconfortaba.

– Se han portado tan bien. Philippa me hace acordar a ti a esa edad. Es muy servicial y obediente.

Le dieron la bienvenida a lord Cambridge. Fueron a la sala para tomar la comida, que fue sencilla, porque no los esperaban. Despues, con las ninas ya en la cama, se sentaron junto al fuego, a hablar y a beber una sidra recien hecha.

– Me escribiste que las ovejas habian parido una buena cantidad de corderitos este ano -le dijo Rosamund a Edmund-, pero no me parecio cuando llegue. ?Hubo alguna enfermedad?

– Hablemos de ese asunto por la manana, sobrina. Seguro que estas cansada del viaje, y el pobre primo Thomas se esta quedando dormido sentado. Por la manana te dare un informe completo de lo que ha sucedido en tu ausencia.

El tono de su voz la alerto sobre la posibilidad de que algo marchara mal.

– Tom ya se durmio. Quiero saber que es lo que me ocultas.

– Manana, Rosamund.

– ?Ahora! -dijo ella, tajante. Su primera visita a la Corte le habia ensenado el valor de las buenas relaciones; la segunda, como ejercer su autoridad.

Edmund Bolton nunca habia oido a su sobrina hablarle con tanta firmeza.

– Los escoceses nos han estado robando el rebano.

– ?Como es posible? Nuestras escarpadas colinas siempre nos han protegido de los merodeadores. ?Y que hiciste para combatir los robos? ?Sabes quien es?

– Vienen por la noche -comenzo a decir Edmund-, y solo cuando la luna de frontera puede iluminarles el camino. Roban de los prados mas cercanos a la cima. Mataron a dos de nuestros pastores y estrangularon a sus perros para que no ladraran.

– ?Cuantas ovejas perdimos?

– Mas de cien cabezas, Rosamund.

Ella lo miro atonito, y luego grito:

– ?Tio, eso es intolerable! ?Cuantas veces vinieron a robar? ?Y tu no has hecho nada para impedirlo?

Lord Cambridge ya estaba totalmente despierto.

– ?Que puedo hacer yo? -adujo Edmund, impotente.

– Sabes que atacan cuando hay luna llena.

– Pero no sabemos donde atacaran. Los rebanos estan diseminados sobre varias colinas y en muchos prados.

– Entonces debemos reunir a las ovejas y separarlas en dos o tres rebanos grandes, para poder controlar mejor la situacion. Despues, apostaremos guardias con los pastores y fijaremos una senal para que, cuando lleguen los ladrones, la finca este avisada. Tendremos mejores posibilidades de atrapar a los ladrones de esa forma. Friarsgate ha sido tenida por inexpugnable, siempre. ?Si se sabe que los escoceses nos estan robando las ovejas, Edmund, solo el cielo sabe que seguira despues!

– Tomara varios dias reunir a las ovejas. ?Donde las pondras?

– Tengo que pensarlo. ?Cuando es la proxima luna de frontera? No pienso perder ni una sola oveja mas a manos de esos fronterizos. ?Malditos escoceses! Me pregunto si Logan Hepburn no tendra nada que ver.

– No lo se -le respondio Edmund, con franqueza.

– Seria tipico de el hacer algo asi para demostrarme que es muy inteligente -murmuro Rosamund-. ?Y donde queda ese Claven's Carn donde vive, Edmund?

– ?Por que?

– ?Que es una luna de frontera? -pregunto lord Cambridge.

– Porque creo que ha llegado el momento de hacerles una visita a los Hepburn -le respondio Rosamund a Edmund y agrego, para su primo-: Es una luna llena muy clara, Tom, cuando tradicionalmente los fronterizos de ambos lados de las colinas salen en sus correrias, porque entonces pueden ver por donde van.

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