parecia mas bien una matrona rolliza. Pero era su pariente sanguineo mas cercano, luego de sus hermanas. Tomo las manos extendidas de la reina y las beso afectuosamente. Catalina lo abrazo y ambos lloraron de alegria.
Nadie en su sano juicio diria que era un joven atractivo. Philippa escucho ese comentario de boca de muchas mujeres y rogo que no llegara a oidos de su reina. Carlos V tenia una mandibula prominente y deforme, ojos de un celeste desvaido, cutis blanco como la panza de un pez, dentadura irregular y una boca enorme que le dificultaba el habla. Por fortuna, se habia dejado crecer una prolija barba que disimulaba algunos de esos defectos.
Era una figura importante para el comercio de Inglaterra, que siempre habia sido una aliada firme y solicita del Imperio. Sin embargo, el inesperado plan de Enrique VIII de reconciliarse con Francia preocupaba mucho al emperador, a tal punto que considero necesario viajar a Inglaterra, aunque fuera por un breve lapso. Era consciente de que no torceria la voluntad de Enrique Tudor, pero al menos lograria inquietar a los franceses con esa visita, que, sabia muy bien, halagaba enormemente al monarca ingles.
Los monarcas y los familiares mas cercanos hicieron una pausa para almorzar en privado, y los miembros de la corte tuvieron que salir a buscar comida y entretenimiento.
Mas tarde, llego la hermosa reina consorte Germaine de Foie, viuda de Fernando de Aragon, acompanada por sesenta damas. Esa noche se organizo un gran banquete. El rey Enrique, el emperador y las tres reinas (Catalina, Germaine y Maria Tudor) se sentaron a la mesa principal.
Una de las damas de la reina flecho a un conde espanol que, para cortejarla, le recitaba poemas y cantaba canciones con tanto impetu y vigor que en un momento cayo desmayado al suelo y tuvieron que sacarlo del recinto. El viejo duque de Alba, un caballero encantador, y otros miembros de su comitiva hicieron una exhibicion de danzas espanolas. Enrique Tudor condujo a su hermana hasta el centro del salon y al instante se le unieron otras parejas. Infringiendo las convenciones, Philippa salio a bailar primero con su marido, pero cuando el rey la vio y recordo su destreza, la eligio como companera en una de las danzas.
– Mi querida condesa -le sonrio-. ?Ya te acostumbraste a ese titulo, Philippa? -La alzo por los aires y la joven reia sin dejar de mirar su hermoso rostro.
– No, senor, todavia no, pero algun dia me acostumbrare -respondio. Sus pies volvieron a tocar el piso y, levantando las faldas, comenzo a hacer piruetas junto al rey.
– ?Como esta tu madre?
– Lo ultimo que supe de ella es que tuvo dos gemelos varones, Su Majestad.
– ?Cuantos varones tiene?
– Cuatro, senor.
– Dios quiera que le des muchos hijos a tu esposo -manifesto, con cierta turbacion en su mirada.
Cuando concluyo la danza, Enrique condujo a Philippa hasta la gran mesa donde estaban sentados la reina y su sobrino.
– Catalina, mi querida, ?por que no presentas a la condesa al emperador? -Beso la mano de la joven y se retiro para bailar otra vez con su hermana.
Cuando Philippa se inclino en una profunda reverencia, sus faldas se inflaron como una campana.
– En mis cartas te he hablado de Rosamund Bolton, una amiga muy querida. Ella es su hija mayor, Philippa, condesa de Witton. Me ha servido con lealtad durante cuatro anos, pero luego del receso estival dejara su puesto para dedicarse a su marido y darle un heredero. Philippa, te presento al emperador.
– Su Majestad -susurro, haciendo otra reverencia.
– ?Su madre se encuentra bien? -pregunto Carlos V.
– Si, Su Alteza, y se sentira muy honrada de que usted se haya interesado por su bienestar.
– Ella es del norte del pais, ?verdad?
– Si, Su Majestad. Es terrateniente y junto con su primo, lord Cambridge, exporta lana a los Paises Bajos. Tal vez Su Alteza haya escuchado hablar de la lana azul de Friarsgate. Su calidad es excelente.
– Es una mercancia muy requerida -explico el emperador, para sorpresa de Philippa-. He recibido quejas porque, al parecer, es bastante dificil de conseguir.
– Ellos controlan la distribucion a fin de mantener alto el precio.
– Que inteligente es su madre.
– Sin duda lo es, Carlos -intervino la reina, para evitar que la joven siguiera hablando-. Hija mia, creo que tu esposo, el conde de Witton, te esta buscando.
Philippa se despidio con una gentil inclinacion.
– Gracias, Su Alteza. Con su permiso, Su Majestad -dijo caminando hacia atras. De pronto, cobro conciencia de su nuevo estatus. Ya no era la senorita Meredith, doncella de la reina, sino la condesa de Witton, una figura digna de ser presentada ante el emperador. Fue una grata revelacion.
– Estuviste con el emperador -se enorgullecio Crispin.
– ?Si! ?Puedes creer que conoce la famosa lana de mama y dice que los mercaderes de los Paises Bajos se quejan de desabastecimiento? ?Imaginate! El mismisimo emperador del Sacro Imperio Romano y rey de Espana conoce la lana azul de Friarsgate.
– Es muy joven todavia, pero estoy convencido de que sera un gran hombre. Nada se le escapa, ni siquiera los tejidos de Friarsgate. Tambien te vi bailar con el rey.
– Ya baile antes con el rey. Es muy exigente y solo elige a las mejores bailarinas.
– Si bailas con el en Francia llamaras la atencion de Francisco y yo me pondre celoso.
– ?Realmente te pondrias celoso?
– ?Si, con locura!
– Entonces tendre que ser muy cautelosa -bromeo Philippa.
– ?Cuidado, pequena! Ninguna dama permanece casta en la corte de Francia. La hija de Tomas Bolena, Maria, ha pasado varios anos alli y termino convirtiendose en una famosa ramera. Francisco la llama 'mi yegua inglesa' y afirma haberla montado infinidad de veces.
– ?Que desagradable! ?Como se atreve a difamar asi a la hija del conde de Wiltshire? -se indigno Philippa.
– No lo diria si no fuera verdad, pequena. Por eso te ruego que seas muy cuidadosa en el trato con los nobles franceses. No me gustaria batirme a duelo para defender tu honor. No hasta que me des uno o dos hijos.
– ?Tienes miedo de perder?
– ?Malvada! ?Pondrias en peligro la vida de un pobre frances con tal de divertirte? Temo que uno de estos dias tendre que aplicarte un correctivo por tu comportamiento.
– ?Y como lo haras?
– ?Nunca te dieron palmadas en el trasero, senora?
– ?Crispin! ?No serias capaz de semejante cosa!
– Entonces, no abuses de mi paciencia, pequena. Ahora, a menos que me des una buena razon para quedarnos aqui, propongo volver a la posada. ?Comiste algo? Porque tengo la impresion de que a los invitados que no estabamos en las mesas principales nos mataron de hambre.
– Es cierto. La presentacion de los platos era perfecta, pero ?faltaba el alimento! ?Crees que el posadero sera tan amable de convidarnos con pan duro y cascara de queso?
– Ahora comprendo como hiciste para sobrevivir en la corte. Te prometo algo mas que pan duro y cascara de queso. Por ejemplo, un rico pollo, fresas, pan fresco, mantequilla y un delicioso queso
– ?Suena maravilloso! -exclamo Philippa cuando se encontraron en las calles de la ciudad.
Regresaron por el mismo camino que habian tomado a la ida. No era un trayecto muy largo, y las calles estaban bien iluminadas y vigiladas a causa de la visita del rey. Bajo la noche primaveral, Philippa experimento por primera vez el placer de pasear de la mano de un hombre. El matrimonio con Crispin St. Claire le traia cada dia nuevas aventuras y ya habia decidido que le gustaba la vida de casada. Pero ahora habia descubierto que tambien le agradaba ser la condesa de Witton. Sus hermanas se pondrian verdes de envidia cuando las viera y les contara sus andanzas. Por muy enamorada que estuviera, Banon desposaria al segundo hijo de un conde, lo que no era gran cosa. Y en cuanto a Bessie, ?que podia esperar la pobre Bessie si apenas tenia una miserable dote para ofrecer? Definitivamente, era maravilloso ser la condesa de Witton.