– Antes de deshacer su equipaje, voy a buscarle un cafe. La Sra. Stow pronto regreso con una bandeja con cafe, jugo de naranja y bollos caseros. Charlaron, mientras Jennifer se tomaba el cafe y la mujer que empacaba sus ropas en el armario. El ama de llaves dijo que estaba con la familia Kilbane hacia anos, que habia cuidado de Ryden y de su hermano desde que eran bebes. El elogio a sus senores, diciendo que nunca encontraria a otros como ellos.

La pareja de ancianos amaba a sus hijos, les habia causado la mayor alegria cuando Ryden advirtio que volveria de los Estados Unidos antes de lo previsto.

– se decepcionaron un poco cuando me llamo diciendo que solo vendria hoy, esperaban ansiosamente que hubiera llegado la manana del viernes. Pero, por supuesto comprendian. Ryden no podia dejarla en Londres en este estado, ?no?

Jennifer se sintio un poco culpable por haber retrasado la reunion de Ryden con sus padres. De mala gana finalmente admitio que su irritacion no fue tan gratuita.

Estaba deprimida cuando la senora Stow le trajo el almuerzo, pero al ver el baston que la mujer le habia llevado, empezo a animarse de nuevo.

Comio rapidamente, ansiosa por probar la nueva manera de moverse. Veinte minutos despues, se sento a descansar despues de varias vueltas por la habitacion, estaba segura de que pronto podria ir a cualquier parte.

Entretenida por este pensamiento, se dio cuenta de que alguien giro el picaporte lentamente, en silencio.

– ?Ah, lo siento, pense que estaba dormida. Tiene todo lo que necesita? – Le pregunto la senora Kilbane, entrando en la habitacion.

– Mas de lo necesario, gracias. Y ademas amablemente, Stow me ha traido un baston.

A diferencia de su hijo, la senora Kilbane era muy carinosa, se ofrecio a hacerle compania. Saco una silla y se sento cerca de la cama.

Hablaron animadamente, sin tocar ni una sola una vez la relacion entre Jennifer y Ryden, aunque que ella tuviese curiosidad sobre ello, le dijo acerca de la situacion de su marido, diciendo que el medico le prohibio conducir por un tiempo. Despues de mucha conversacion, Veronica se dio cuenta de que era demasiado tarde.

– ?Dios mio, ni siquiera me fije en la hora…

– Llegara tarde. – Jennifer se disculpo: – Su marido debe estar esperandola.

– Lo dudo. Se olvida de la vida cuando habla de negocios con su hijo. No me perdonaria si lo interrumpiese.

Jennifer sonrio. La enfermedad del Sr. Kilbane no parecia haber afectado el ambiente alegre y relajado de la casa.

– Deben ser interrumpidos tarde o temprano, ?no?

– Ryden no va a cansar a su padre. – Sra. Kilbane rompio el aire serio con una sonrisa incomoda. – No quiero que Clifton se aburra, pero no puedo dejar de preocuparme por su salud.

Jennifer conocia muy bien esa sensacion de preocupacion por el bienestar de un ser querido. Aunque no era el mismo tipo de amor que sentia por la Sra. Gemmill, la inquietud era la misma. Sabia que el Sr. Kilbane se estaba recuperando lentamente, mentalmente deseaba que viviera muchos anos.

'Aunque Veronica quisiera mucho a sus hijos, el marido era lo primero', penso Jennifer cuando la madre de Ryden la dejo.

Imagino lo agradable que seria ser amada asi, se acordo de sus padres. Aprendio de ellos el tipo de matrimonio que no queria tener. ?Como no habia encontrado al hombre adecuado decidio que seria muy cuidadosa en la eleccion cuando llegara el momento.

En ese momento entro la senora Stow, llevando una bandeja con te, solo permanecio el tiempo suficiente para avisarla de que se arreglara, por que desde que el senor estaba enfermo, que la cena se sirve antes para que pueda descansar.

Jennifer acababa de cambiarse la unica blusa que habia traido cuando, justo antes de las siete, Ryden vino a buscarla. Al verlo vestido con una camisa polo y pantalones anchos, super elegante, lamento no haber llevado la ropa apropiada a Londres.

– Siento no tener nada mejor para ponerme.

– Esta bien asi – senalo, dandole la impresion de que la encontraba tan insignificante que ni siquiera habia notado lo que llevaba. Se aproximo a recogerla.

– Puedo caminar, gracias. – Jennifer le mostro el baston. Sin embargo, antes de que pudiera atraparla, Ryden dio un paso adelante, poniendola su fuera de su alcance. Ella lo fusilo con la mirada y para su sorpresa, recibio a cambio un comentario humoristico:

– Estas tan enojada que me podia noquear con ella. Es mejor prevenir.

– La idea no es mala. – Jennifer luchaba consigo misma para mantenerse seria.

– Sera mejor que nos apresuremos o la sopa se enfriara. Despues de tanta practica. – Ryden la tomo en sus brazos.

Ella estaba confundida por el torbellino de emociones que tubo lugar cuando entro en contacto con el cuerpo caliente. A medida que descendieron las escaleras, podia percivir los musculos perfectos sintiendo el olor de aquella piel, que la excitaba. El corazon se le disparo y penso que se ahogaba. Solo cuando el la puso en la silla que se dio cuenta de que por primera vez desde el accidente, habia olvidado el dolor.

No tuvo mucho tiempo para tratar con sus emociones, como la pareja Kilbane los esperaba. Jennifer rapidamente se recompuso, respondiendo a su saludo.

El primer plato era una sopa, pero sin pate. Miro a Ryden, reprendiendolo por haberla enganado, de nuevo, tuvo que contener la risa cuando viola cara que puso.

Inmediatamente, volvio su atencion a sus padres. Ella estaba acostumbrada a tratar con ancianos conversando animada durante la cena. Varias veces sentio la mirada de Ryden. Sabia que estaba atento a cada palabra, para cambiar de tema si era necesario. Se puso en estado de alerta cuando la Sra. Kilbane comenzo a alabar a las habilidades profesionales de Noel, diciendo que el hijo menor deberia estar haciendo un gran trabajo en Francia.

Jennifer recordo que Noel era simpatico, de como su conversacion tan agradable era importantisima para un gerente de ventas exitoso, estuvo de acuerdo:

– Estoy segura de que hara un gran trabajo en Paris. – En el mismo instante sintio la mirada de Ryden.

– Conoces a Noel? – Sra. Kilbane la miro sorprendida.

Jennifer sabia que el hecho conocerle no molestaba a nadie, pero percibio claramente que a Ryden no le habia gustado la insinuacion.

Como ella se demorase para responder, la anfitriona noto de la mirada entre los dos, concluyendo por si misma:

– Que tonteria. Es logico que llevandose los hermanos tan bien, es imposible conocer a uno, sin haber visto nunca uno al otro – y cambiando de tema: – Vive en Londres?

Aliviada, Jennifer le dijo que vivia en Stanton Verney.

El Sr. Kilbane senalo que el pueblo estaba muy cerca de alli y dijo que habia leido acerca de un conductor vandalo que, seguramente a causa del abuso del alcohol habia destruido el jardin del lugar.

Jennifer tubo ganas de reir, pero si se controlo a tiempo.

– Miembros de la Sociedad para la Conservacion de los jardines tienen mucha dedicacion. – Les conto brevemente el caracter de esa asociacion, por fortuna, la Sra. Kilbane desvio el curso de la conversacion con el hecho de que vivia sola.

– Mis padres se divorciaron y se casaron por segunda vez – Jennifer explico. – Mi madre y su marido viven en Hong Kong y rara vez veo a mi padre.

– ?Oh, Dios mio! – La anfitriona le noto el aire melancolico y dijo apenada. – Debe sentirse muy sola.

Jennifer nunca habia visto la situacion desde esa perspectiva y no pretendia apenar a nadie. Pero antes de que pudiera decir nada en contra, la Sra. Kilbane propuso:

– Mi hijo nos dijo que solo podia quedarse el fin de semana, pero insisto en la prolongacion de su estancia con nosotros.

– Vamos a ver como se recupera de su contusion, no es asi Jennifer? – Ryden no le dio oportunidad de responder.

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