conclusion de que las cosas no iban muy bien con la sustituta en la oficina.
– Por favor, Jennifer, cuando se tome unas vacaciones, le ruego que deje una direccion donde se la pueda encontrar.
– Pero esa exageracion… Estoy segura de que Angela se esforzo por hacer lo mejor posible – respondio ella, perdiendo el valor para decirle la verdadera razon de la llamada.
– Si esto es lo mejor que puede hacer, no quiero estar cerca cuando el peor – Sr. Beckwith, dijo, bromeando, feliz al pensar que al dia siguiente se desharia del la novata. – Casi mande un mensaje por radio, pidiendote que volvieras. Por cierto, te divertiste lo suficiente?
– Para ser sincera… – Jennifer respiro hondo, se levanto el coraje para contar toda la historia.
Unos minutos mas tarde, colgo aliviada. El Sr. Beckwith habia estado tan aterrorizado ante la perspectiva de tener que soportar por mas tiempo a Angela que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para evitar que esto sucediera.
– Ire a buscarla personalmente – dijo.
El jefe cumplio su palabra, y a las ocho y media en punto el lunes, llamo a la puerta de la casa. El era muy ingenioso y muy pronto consiguio hacerla sonreir. Jennifer estaba feliz por volver al trabajo. Sin embargo, la esperanza de sacudir los pensamientos de Ryden, manteniendose ocupada, se fustraron de inmediato.
Siendo el brazo derecho del Sr. Beckwith, se mantenia la siempre muy despierta para ser capaz de responder rapidamente a cualquier pregunta.
El martes se complace en ver que, aunque el Sr. Beckwith se mostrase preocupado por su dificultad para moverse, la euforia del dia anterior habia pasado y no le prestaba tantos cuidados. Aprovecho para escapar un poco. Tomo su baston y dijo que necesitaba unos papeles y fue a buscarlos para hacer un poco de ejercicio.
El Sr. Beckwith se levanto al mismo tiempo, ofreciendose a hacer el trabajo, porque tenia que intercambiar algunas palabras con John Taylor, el director de ventas.
– Ademas, tengo que hacer mas ejercicio que usted – sonrio, senalando el vientre voluminoso.
Sin embargo, como el jefe se demoraba demasiado, Jennifer, que necesitaba con urgencia los papeles para continuar el trabajo, penso que podia ir y volver antes de su llegada. Ya iba a salir cuando el senor entro Beckwith.
– Perdon por la demora, John no estaba en su oficina. – Al colocar los papeles sobre la mesa, habia una expresion de satisfaccion en su cara, Jennifer espero para saber la razon. – Por eso, cuando sono el telefono, se decidio a atenderlo porque podria ser un cliente. Y asi fue.
Jennifer sabia que el habia conseguido un buen pedido, no podia aguantar para darle la noticia. Probablemente habia encontrado divertido jugar al gerente de ventas, cuando en realidad, era el dueno de todo.
Sin embargo, ese dia, la miro varias veces de forma extrana, con un aire de admiracion, que la llevo a pensar que la satisfaccion de tenerla de vuelta no se habia enfriado todavia.
No fue hasta el martes que se dio cuenta de esa mirada sospechosa. El viernes, despues de terminar un expediente, el Sr. Beckwith la observaba con el mismo brillo en sus ojos mientras arregla la mesa para salir. Jennifer comenzo a pensar que debia pedir un aumento, si no se acostumbran a su retorno. Sabia que estaba mas que cualificada para ganar mas, aunque en los ultimos dias, de tanto pensar de Ryden, su trabajo no habia rendido como antes.
El recuerdo de los momentos en que la agresividad habia desaparecido y Ryden la habia besado con pasion y deseo, insistian en regresar con toda claridad. No se podia imaginar cual seria la reaccion de Ryden al conocer la verdad. Tal vez si se hubieran conocido en otras circunstancias, corresponderia a su amor.
El sabado, al igual que todas las mananas cuando se despertaba, Jennifer se propuso no pensar en ello. Se estaba tomando un bano, jurando que esta vez seria capaz de mantener su promesa.
Se sentia mucho mas contenta al ver que, al estar libre de la venda, podia utilizar de nuevo los pantalones. Se movia con mas facilidad ahora que el dia anterior, no necesitaba del baston. Sin embargo, bajo las escaleras con cuidado.
En cuanto tomo el cafe, decidio que el domingo que haria otro intento de conducir. Tal vez la suerte estuviese de su lado y podria llamar al Sr. Beckwith, para que no fuera a buscarla.
Como aun no se encontraba en plena forma, se tomo un tiempo para arreglarse, pero a las diez estaba lista y decidio aventurarse a ir de compras.
Se asusto, cuando estaba con la bolsa bajo el brazo, casi en la puerta y alguien llamo. La mayor sorpresa fue al abrir, se enfrento a la ultima persona que esperaba encontrar.
– Que rapidez – Ryden senalo, los ojos grises sin la hostilidad habitual.
– Es que me iba – anuncio con voz temblorosa.
Se dio cuenta de la insinuacion, pero no se movio.
– ?Y la rodilla?
– Mucho mejor, gracias. – No se podia imaginar una razon para su presencia alli. Asi que pretendia hacer algunas compras en el pueblo.
Ryden, una vez mas la sugerencia de que ella no tenia tiempo para estar conversando.
– Stanton Verney es un pueblo muy bonito.
De repente, Jennifer volvio en si. El corazon empezo a latir mas rapido cuando se dio cuenta de que la visita no podia ser de tipo social. Sabia que no entraba en las maneras de Ryden andarse con rodeos, y dedujo que lo sabia todo. Seguramente, Noel le conto todo y ahora estaba tratando de encontrar las palabras adecuadas para pedir disculpas.
– Tambien lo creo – estuvo de acuerdo, disimulando la emocion. Debia estar siendo dificil para Ryden retractarse, aunque tantas veces saborease el momento de la venganza, ahora, tal vez debido al amor que sentia por el estaba apenada.
– Pero no has venido aqui para hablar acerca de donde vivo o como lo estoy pasando no, Ryden? – Trato de echarle una mano.
Durante unos segundos, el tiempo parecio detenerse. El corazon le latia tan fuerte que casi no respiraba bien.
– Tienes razon. – Ryden metio la mano en el bolsillo poco a poco. – Es que mi madre se preguntaba como estabas arreglandote sola. Le adverti que no habia que preocuparse, pero fue en vano.
Jennifer recibio estas palabras como un chorro de agua fria de nuevo se habia comportado como una tonta! Se dio cuenta de que habria sido imposible que Noel le informara de algo, ya que solo volveria de Paris al dia siguiente y no habia resuelto la situacion con Gypsy.
Ryden continuo:
– Ella quiere ver con sus propios ojos que te encuentras bien, me pidio que viniese a buscarte para que tomaras un cafe con nosotros.
– Esta es una invitacion para ir a tu casa? – Jennifer lo miraba, perpleja.
– Exactamente. – Sonrio.
Sin embargo, Jennifer ya habia recuperado la lucidez suficiente para darse cuenta de que la invitacion no partia de el sino de su madre, con quien habia estado de acuerdo solo por respeto. Se entristecio mas al ver que no era por su causa que Ryden estaba alli.
– ?Oh, que amabilidad! – Bromeo, incapaz de controlar la irritacion.
– No entiendo. – Ryden le lanzo una mirada sospechosa.
– No acostumbras a entender muchas cosas, realmente. Harias cualquier cosa para mantenerme lejos de Noel, pero desde que esta en Francia, decidiste hacer realidad los deseos de tu madre, viniendo aqui lleno de sonrisas y bromas, pidiendome que vaya a tu casa. – Jennifer se dio cuenta de que gritaba y de que pronto todo el barrio estaria en las ventanas para ver lo que pasaba.
– Ah, eres fuego, ?eh, Jennifer? – Ryden no se altero.
Siempre descubriendo nuevos detalles de tu personalidad…
Al verle sonreir de nuevo, estuvo a punto de decirle que todavia le quedaba mucho por descubrir sobre ella, pero se contuvo. Sin embargo. Ryden no espero a que hablase y siguio burlandose.
– Parece que no obtuve mucho exito en mantener lejos a mi hermano, ?no? Estoy seguro de que la linea entre Paris y Stanton se mantuvo ocupada durante toda la semana.
– ?Que hay de extrano?