Cuando se fueron, Farran tuvo que reconocer que Stallard podia ser muy encantador cuando queria. Era obvio que no necesitaba ningun tipo de ayuda para elegir una camisa, pero Nona quedo fascinada al pensar que el valoraba mucho su opinion.
'Que se los lleve el diablo', penso la chica al subir por la escalera. Se lavo el pelo y lo cepillo hasta hacer brillar mucho las ondas color castano oscuro. Decidio que se pondria un traje de dos piezas color crema con una blusa de seda roja.
Todavia estaba en su cuarto cuando oyo que Stallard y Nona regresaban. Pero, en un impulso rebelde, se quedo en su habitacion. Sin embargo, al oir que Nona subia con lentitud por la escalera y que entraba en su habitacion, recordo que la anciana tenia artritis y le remordio la conciencia. Asi que Farran fue a su cuarto para ver si Nona necesitaba ayuda.
– ?Que bonita estas! -exclamo Nona y le aseguro que podia arreglarselas sola. Farran volvio a su propio dormitorio y se miro en el espejo. Era cierto que su cabello brillaba, pero no estaba maquillad y su blusa tampoco era nueva. De todos modos, el halago inesperado y poco frecuente de Nona la alegro un poco.
La cena no fue un exito esa noche, desde el punto de vista de Farran. Fueron a un excelente hotel y la comida estuvo muy buena, pero Farran sintio que crecia una enemistad entre ella y Stallard.
Hacia mucho que se dio por vencida para tratar de entender como se deterioraron las cosas desde que se saludaron en la cocina, y se dijo a si misma que no le importaba que Stallard le hablara con mas sarcasmo que amabilidad.
Cuando salieron de la casa para ir al restaurante, aunque quiso ser puntual, Stallard y Nona la esperaban y al pie de la escalera. Farran vio que Stallard recorria su silueta con la mirada y lo oyo comentar: 'El color rojo te sienta', pero salio de la casa antes de que Farran pudiera contestarle algo. La joven no tenia dudas acerca de lo quiso implicar esa vez. Lejos de decirle que el rojo le quedaba bien, estaba insinuando, gracias a que ella antes le confeso su infortunado amor por un hombre casado, que el rojo, de costumbre asociado con la inmoralidad, le sentaba bien a ella.
?Cerdo!, se enfurecio la chica, pero gracias a su buena educacion no rino con el y pudo participar de cuando en cuando en la charla durante la cena.
Sin embargo, debido al desagrado mutuo entre ella y Stallard, terminaron el primer y segundo platillos sin decirse nada uno a otro. Al llegar el postre, Farran sintio la necesidad de comentar algo, no obstante, pidio pastel de manzana; Stallard, queso y galletas, y Nona un pastel de merengue de limon.
– ?Que rico esta esto! -exclamo la anciana al tomar un segundo bocado. De pronto mostro una sensibilidad de la que Farran no la habria creido capaz-. Claro, el que tu hiciste cuando vino a comer ese muchacho estuvo tan…
– ?De que muchacho se trata?-interrumpio Stallard.
– De Andrew -contesto Nona-. Me parecio una persona amable. Por una vez, parecio que a Stallard no le interesaba lo que Nona pensara. Miro a Farran con frialdad y pregunto:
– ?Quien lo invito?
Farran casi perdio la paciencia y sus buenos modales, pero logro tenerse.
– No tienes alguna objecion, ?verdad? -pero no tuvo que hacer ningun comentario sarcastico o irritante, pues Nona se le adelanto.
– Yo invite a Andrew -declaro-. Crei que seria algo agradable para Farran.
Esta le sonrio de modo triunfal a Stallard y espero que dijera algo. Sin embargo, se llevo una sorpresa al oirlo cambiar de tema, como si el asunto no le interesara.
– ?Ya encontraste a una nueva senora que ayude con la limpieza?
– En… eso estoy -contesto Farran y comio su pastel de manzana.
Se alegro de llegar a casa y acompano a Nona a su habitacion. Bajo a cerrar con llave, pero una voz la detuvo.
– Yo cerrare -gruno Stallard a su espalda. La chica se volvio y lo vio parado en el umbral de la sala de estar.
– Siempre y cuando no pienses que desatiendo mis deberes -comento con acidez antes de ir a acostarse.
El desagrado mutuo prosiguio la manana siguiente. Cuando Farran le pregunto si se quedaria a comer, Stallard le dijo que podia dejar de cruzar los dedos, puesto que no comeria alli. Farran deseo golpearlo y se alegro de que llevara a Nona a dar un paseo en auto. Cuando volvieron, hacia el mediodia, Farran acompano a Nona a la sala de estar.
– Stallard ya se va -comento la anciana, pero, justo en ese momento, su ojo derecho empezo a llorarle. Como no tenia panuelo, Farran se ofrecio a ir por uno, pues ya sabia donde los guardaba Nona. Subio con rapidez al cuarto de la senora, saco un panuelo del cajon de la comoda y, al salir corriendo de la habitacion, choco contra el cuerpo musculoso y alto de Stallard, quien se dirigia a su propio cuarto.
– ?Por que demonios no ves por donde caminas? -rugio al tomarla de los brazos para evitar que Farran cayera.
– ?Por que demonios no…? -empezo a protestar la joven, pero al sentir sus manos en los brazos, olvido por completo lo que queria espetarle-. ?Por… que… no…? -intento decirlo de nuevo, pero su furia desaparecio y de pronto perdio el aliento otra vez… y eso no tenia nada que ver con el choque recibido.
Entre suenos, penso que algo tambien transformaba a Stallard. Su expresion ya no era de dureza y le pregunto con suavidad:
– ?Por que no… que, Farran? -entonces, mientras la atraia hacia si, ya no hubo necesidad de palabras. De pronto estuvieron uno en brazos del otro. Con un ansia desesperada se besaron con furia y pasion.
Farran nunca experimento una sensacion como la que la inundo al sentir la boca calida y exploradora de Stallard sobre la suya. Al separarse, solo logro mirarlo con perplejidad.
Al ver los calidos ojos grises, no supo que era lo que los suyos reflejaron. De lo unico que estuvo segura fue de alegrarse de que Stallard no necesitara alientos para besarla de nuevo.
Farran sintio mas placer cuando Stallard, necesitando mas que un beso, empezo a acariciarle los hombros y la espalda. La apreto mas y ella se acerco a su cuerpo. Siguio besandola y Farran tuvo la sensacion de que se movian, pero, como estaba en trance, solo le importaba sentir la boca de el sobre la suya. Sin embargo, recibio una impresion algo fuerte cuando Stallard empezo a besarle el cuello y Farran abrio los ojos… ?para descubrir que estaban en la habitacion de Stallard!
– Stallard -murmuro con voz ronca cuando el le beso el cuello, apartando un poco el sueter.
– Farran -contesto, y esta vez se acercaron mas a la cama.
La campana de advertencia se apago en el cerebro de Farran cuando Stallard la beso de nuevo y le acaricio un seno con la mano.
Al sentir la cama detras de sus piernas, de pronto Farran tuvo un pensamiento lucido al que se aferro para no perder el control: en ese momento, apreto la mano y se dio cuenta de que tenia alli el panuelo de Nona. En ese instante, actuo. Estaba demasiado confundida para saber si era el miedo de que Nona, desesperada por encontrar un panuelo, subiera para hallarlos juntos, o si el motivo fue el ultimo resabio de fuerza de voluntad que le quedaba. Tampoco pudo saber si se alegraba de separarse de Stallard o si se entristecia al hacerlo. De cualquier forma, lo empujo y Stallard se tenso de pronto, la miro a los ojos y dejo caer los brazos.
No sabia si su confusion era obvia para el. Pero Stallard siguio mirandola a los ojos cuando retrocedio un paso y exclamo:
– ?Dios! -hablo como si no pudiera creerlo, y como si de todos modos sintiera que era cierto-. ?Tu… no… nunca…?
Farran trago saliva al percatarse de lo que queria decir.
– Nun… nunca -replico con voz temblorosa y trato de sonreir-. Me estoy reservando.
Stallard no le devolvio la sonrisa y retrocedio un poco mas. Parecio recobrarse de la sorpresa causada por la virginidad de Farran y comento con suavidad:
– Espero que el hombre afortunado con quien te cases, sepa apreciarlo.
Farran volvio a tragar saliva y huyo del cuarto.