Vendelin salio del auto para abrirle la puerta a Fabia, quien tenia el horrible presentimiento de que habia arruinado su oportunidad; ella salio del auto y se quedo parada en la acera con el.
Fabia levanto la vista y percibio que los ojos negros no revelaban nada, luchaba contra su orgullo que le impedia repetir la pregunta, de pronto sintio que salia el sol porque en el momento en que dio unos pasos alejandose, el murmuro:
– Seria conveniente que manana cenemos juntos.
– ?A que hora? -no era el momento para falsas modestias. Vio que esbozaba una sonrisa como si le hubiera divertido, su pronta reaccion.
– Enviare a Ivo por ti como a las siete.
Fabia no queria dar la impresion de que estaba nada mas esperando sus ordenes y se dirigio a la entrada del hotel. En ese momento escucho como arrancaba el motor del Mercedes y siguio caminando.
Era extrano, pero la sonrisa que iluminaba su rostro, sinceramente, no se debia solo al hecho de haber logrado que ese hombre le concediera una entrevista.
Capitulo 3
Habiendo dormido mucho mejor, Fabia desperto el martes y penso en Ven, en Cara y en Barney y le hubiera gustado llamar por telefono a sus padres para preguntar si sabian algo de su hermana. Pero dado que Cara deberia estar con ella en Checoslovaquia y que le habia advertido que le haria un favor si no los llamaba, Fabia se resigno. Despues de desayunar fue a comprar una tarjeta postal para mandarla a su casa. Luego, pasando por entre las columnas del Marianske Lazne, siguio adelante hasta el area cubierta de cesped y, con toda tranquilidad, se ubico en una de las bancas y empezo a escribir a sus padres.
Diez minutos despues habia llenado todos los espacios posibles de la tarjeta con noticias sobre su viaje y las impresiones del hermoso balneario, de modo que cuando tuvo que firmar apenas cupo su nombre, no hubiera podido anadir el de Cara.
Dejo la banca y volvio a pasear por el pueblo que tanto le fascinaba. Camino por calles residenciales, y luego observo interesada que entregaron carbon en una casa y lo depositaron afuera, en la calle, y que era de color cafe. Nunca lo habia visto de ese tono, supuso que el dueno lo meteria con su pala en el sotano cuando pudiera. Se le quedo el recuerdo junto con la imagen del bosque en el trasfondo mientras continuaban su camino.
Pronto llego al gimnasio local, luego a la oficina de turismo, despues camino hacia una parte que le era conocida y pronto descubrio que estaba de nuevo en el area de las columnas.
Ya se acercaba la hora del almuerzo, pero paseando por alli, no pudo resistir la curiosidad de subir unos escalones para admirar los hermosos objetos de cristal de Bohemia en un aparador.
Veinte minutos despues, salio de la tienda cargando un hermoso jarron de cristal, bien envuelto, que sabia que les fascinaria a sus padres, al menos a su madre, volvio a descender los escalones y alli se topo con Lubor Ondrus.
– ?Hola! -el la saludo entusiasmado y contento de verla.
– ?Hola! -respondio ella descubriendo que era delicioso encontrarse a alguien a quien conocia.
– ?De compras? -el sonrio y miro su paquete.
– Un regalo para mis padres.
– Debe estar exhausta -indico el de inmediato, aunque ella no lo estaba. Pero, Lubor no solia perder oportunidad-. Insisto en que me permita invitarla a almorzar -espero su respuesta sonriendo.
?Que debia hacer?, se pregunto Fabia. El era transparente, pero amable. Un mujeriego, pero agradable. Ademas era amigable y le simpatizaba.
– Le puedo mostrar un panorama excelente del pueblo -insistio sonriente como si fuera una tragedia, si ella lo rechazaba.
– Este… gracias -ella acepto y tuvo que sonreir al ver la felicidad en el rostro del hombre.
– Mi auto esta cerca -le dijo, tomando el paquete de sus manos y cargandolo hasta donde estaba su coche estacionado.
– ?Ese lugar a donde vamos esta dentro de Marianske Lazne? -queria averiguar ya que parecia que no irian a almorzar a pie.
– Claro -respondio mientras le abria caballerosamente la puerta de su Skoda-. Tengo mucha correspondencia que atender esta tarde y debo regresar a trabajar.
Fabia subio al auto y penso por un momento en el patron de el. El dia anterior se habia tomado la manana para pasear a Azor y a ella. ?Que Ven Gajdusek solo trabajaba en las tardes? ?O quiza en las tardes y en las noches? ?O solo paseaba al perro una que otra manana?
Comprendio entonces que, a pesar de haber pasado tantas horas en su compania, todavia no sabia nada de Ven. De hecho sabia tanto de el como antes de conocerlo. ?Cara jamas le perdonaria si lo llegase a saber!
– Primero vamos a comer -Lubor sonrio al estacionar el auto y luego la condujo dentro de un elegante hotel.
Considerando que la habian invitado a almorzar Fabia ordeno un
– ?Permitiria que le dijera Cara? -pregunto, despues de pedirle que lo llamara por su primer nombre.
– Claro -respondio ella-, pero… -callo, no se sentia a gusto con ese nombre que no era el de ella.
– ?Es demasiado atrevido de mi parte? -indico Lubor y pronto la vio sonreir de nuevo.
– No, no es eso -ella lo tranquilizo y sintiendose culpable, explico-: Es que la mayoria usa el nombre que usa mi familia, Fabia.
– Fabia -repitio el y parecio disfrutar al pronunciarlo. Aceptandolo de inmediato-. ?Entonces viniste a Checoslovaquia de vacaciones y de negocios, verdad?
– Si -asintio y aunque se sentia que no era correcto preguntarle por su patron, no veia razon alguna que le impidiera mencionarle la entrevista, ya que el deberia estar al tanto de su libro de citas-. Vine especificamente aqui el viernes pasado para entrevistar al senor Gajdusek, pero…
– ?El senor Gajdusek acepto dar una entrevista! -exclamo Lubor sorprendido.
– Si -respondio la joven, un poco sorprendida a su vez por la actitud de Lubor-. ?No lo sabia usted? - pregunto.
– No existe ninguna anotacion y el nunca concede entrevistas -su acompanante la miro con seriedad.
– Ya lo se. Mi her… -callo habiendo estado a punto de delatar a Cara-. Por eso es tan maravilloso que me haya concedido -declaro ella.
– ?Estas segura que acepto?
– ?No le dejo alguna nota Milada Pankracova? -expreso Fabia empezando a desear, no haber mencionado el tema. Era obvio que la secretaria anterior no habia sido muy eficiente, quiza por ello la habia despedido Ven.
– No, pero… -callo, parecio pensarlo y luego volvio a su acostumbrada sonrisa-. Me pregunte por que me hizo revisar ayer el senor Gajdusek lo que Milada habia dejado. Creo que ahora lo entiendo.
– ?Ella… este… habia cometido algunos errores?
– Mas que ninguna otra, le aseguro. Pero ahora mejor vamos a hablar de ti.
– Pero… mi entrevista para el viernes pasado -insistio-, ?esta anotada en el diario del senor Gajdusek?
– Claro que si, pero desafortunadamente lo pasamos por alto -respondio con sinceridad y cuando sospecho que debia haberse burlado de ella con su actitud anterior, el pregunto-: ?Te gustaria tomar una copa de vino?
– Una pequena, gracias -acepto sin panico y decidida a no volver a preguntarle de su trabajo, y menos de su patron, se entrego de lleno a gozar del almuerzo y de la compania.
Y los disfruto, aunque cuando terminaron y salieron de alli descubrieron que habia empezado a lloviznar.
– Me temo que el panorama no sera tan hermoso como lo habia yo prometido -se disculpo Lubor-. Pero de todas maneras iremos a verlo -decidio y tomandola del brazo, la condujo al frente del edificio y se quedaron bajo un techo-. ?Debimos venir aqui primero? -declaro el desilusionado ya que lo unico que veian eran los techos y el bosque cubierto de niebla y lluvia-. ?Podemos venir manana otra vez? -sugirio entusiasmado, tomado al mismo