York apreto el boton blanco del intercomunicador.

– Por favor, enseneles los brazos.

El hombre barbudo retiro la sabana, con la misma tecnica respetuosa de antes. La cicatriz estaba alli, un mal corte. La senora Perez volvio a sonreir, pero una sonrisa indefinible: ?triste, contenta, confundida, falsa, ensayada, espontanea? Ni idea.

– El izquierdo -dijo.

– ?Que?

Se volvio hacia mi.

– Esa cicatriz en el brazo izquierdo -dijo-, la tenia Gil en el derecho. Y la de Gil no era tan larga ni tan profunda.

El senor Perez se volvio hacia mi y me puso una mano en el brazo.

– No es el, senor Copeland. Comprendo que desee que sea Gil. Pero no lo es. No volvera con nosotros. Y su hermana tampoco.

Capitulo 6

Cuando volvi a casa, Loren Muse se paseaba arriba y abajo como un leon acechando a una gacela herida. Cara estaba en el asiento de atras del coche. Tenia clase de danza en una hora. No la acompanaba yo, sino Estelle, la ninera. Pagaba a Estelle mas de lo normal, y no me importaba. Si encuentras a alguien que es bueno y ademas conduce, le pagas lo que te pida.

Me detuve en la entrada. La casa era de una sola planta, con tres dormitorios y tanta personalidad como el pasillo del deposito. Se suponia que iba a ser una casa «para empezar». Jane queria que nos mudaramos a una mansion, tal vez en Franklin Lakes. A mi no me importaba mucho donde vivia. No estoy pendiente de las casas o los coches, y dejaba que Jane se saliera con la suya en estos temas.

Echaba de menos a mi esposa.

Loren Muse tenia una sonrisa de depredadora en la cara. Muse no serviria como jugadora de poker, eso estaba claro.

– Tengo todas las facturas. Y los registros del ordenador tambien. Todo. -Despues se volvio hacia mi hija-. Hola Cara.

– ?Loren! -grito Cara.

Bajo del coche. A Cara le gustaba Muse. Esta se llevaba bien con los ninos. Muse nunca habia estado casada, nunca habia tenido hijos. Hacia unas semanas me habia presentado a su ultimo novio. El chico no estaba a su altura, pero esa parecia ser la norma con las mujeres de una cierta edad.

Muse y yo lo esparcimos todo por el suelo del estudio: declaraciones de testigos, informes de la policia, registros telefonicos, todas las facturas de la fraternidad. Comenzamos con las facturas de la fraternidad, y habia una tonelada. Todos los moviles. Todos los pedidos de cerveza. Todas las compras por internet.

– Bueno -dijo Muse-, ?se puede saber que buscamos?

– No tengo ni idea.

– Creia que tenias algo.

– Solo una sensacion.

– Oh, por favor. No me digas que sigues una corazonada.

– Jamas -dije. Seguimos buscando.

– Bueno -dijo ella-, ?estamos mirando estos papeles en busca de un rotulo que diga: «Gran pista por aqui»?

– Buscamos un catalizador -dije.

– Bonita palabra. ?En forma de que?

– No lo se, Muse. Pero la respuesta esta aqui. Es como si pudiera verla.

– Vaaaale -dijo, haciendo un gran esfuerzo por no levantar los ojos al cielo.

Seguimos buscando. Pedian pizzas practicamente cada noche, ocho, a Pizza-To-Go, y las cargaban directamente a su tarjeta de credito. Tenian Netflix para poder alquilar peliculas en DVD regularmente, de tres en tres, entrega a domicilio, y a algo llamado HotFlixxx, para hacer lo mismo con las porno. Habian encargado camisetas de golf con el logo de la fraternidad. El logo de la fraternidad tambien estaba en las pelotas de golf, toneladas de ellas.

Intentamos ordenarlo todo de alguna manera. No tengo ni idea de por que.

Cogi la factura de HotFlixxx y se la ensene a Muse.

– Barato -senale.

– Internet ha vuelto accesible el porno y las masas pueden permitirselo.

– Es bueno saberlo -dije.

– Pero podria ser algo -dijo Muse.

– ?El que?

– Chicos jovenes, mujeres a tope. O en este caso, mujer.

– Explicate -pedi.

– Quiero que contratemos a alguien de fuera.

– ?A quien?

– A una investigadora privada llamada Cingle Shaker. ?Has oido hablar de ella?

Asenti. Ya lo creo.

– Que digo «oido» -insistio-. ?La has visto?

– No.

– Pero ?has «oido» hablar de ella?

– Si, he oido hablar de ella -dije.

– Pues no es una exageracion. Cingle Shaker tiene un cuerpo que no solo hace parar el trafico, sino que levanta el asfalto y arrasa las medianas de la autopista. Y es muy buena. Si alguien puede hacer hablar a los chicos de la fraternidad, es Cingle.

– De acuerdo -dije.

Horas despues, ni siquiera se cuantas, Muse se levanto.

– Aqui no hay nada, Cope.

– Eso parece, ?no?

– ?Manana preparas el testimonio con Chamique?

– Si.

Me miro desde arriba.

– Aprovecharas mas el tiempo trabajando con ella.

Le dedique un saludo militar burlon. Chamique y yo ya habiamos trabajado en su testimonio, pero no tanto como se podria imaginar. No queria que sonara ensayado. Tenia pensada otra estrategia.

– A ver que puedo conseguirte -dijo Muse.

Salio por la puerta con su mejor pose amenazadora.

Estelle nos preparo la cena: espaguetis y albondigas. No es una gran cocinera, pero se podia comer. Despues lleve a Cara a Van Dyke's a tomar un helado, como un premio. Estaba mas charlatana. Por el retrovisor, la veia en su asiento con el cinturon puesto. Cuando yo era nino, se nos permitia sentarnos delante. Ahora era necesario alcanzar la edad legal para beber antes de poder sentarnos delante.

Intente escucharla pero Cara solo decia una tonteria tras otra, como hacen los ninos. Parece que Brittany habia sido mala con Morgan y por eso Kylie le habia tirado un borrador y despues Kylie, no Kylie G sino Kylie N -habia dos Kylies en la clase-, no queria ir a los columpios a la hora del patio a menos que Kiera tambien fuera. Yo miraba de vez en cuando su cara animada, arrugada como si imitara a un adulto. Me invadio esa sensacion abrumadora. Se infiltro dentro de mi. A los padres les asalta de vez en cuando. Estas mirando a tu hijo en un momento cualquiera, no mientras esta en un escenario ni en una competicion, solo esta ahi y le miras y sabes que es toda tu vida y eso te conmueve y te asusta y te gustaria detener el tiempo.

Habia perdido a una hermana. Habia perdido a una esposa. Y mas recientemente, habia perdido a mi padre. En las tres ocasiones me habia hundido. Pero al mirar a Cara, la forma como gesticulaba y abria mucho los ojos, supe que habia un golpe del que no me recuperaria nunca.

Pense en mi padre. En el bosque. Con aquella pala. Su corazon roto. Buscando a su hijita. Pense en mi madre. Se habia ido. No sabia donde estaba. A veces todavia pienso en buscarla. Pero ya no tan a menudo. Durante anos la odie. Puede que todavia la odie. O puede que ahora que tengo una hija comprenda un poco mejor el dolor que debio de experimentar.

Entramos en casa y sono el telefono. Estelle se llevo a Cara y yo respondi.

– Diga.

– Tenemos un problema, Cope.

Era mi cunado, Bob, el marido de Greta. Era presidente de la asociacion benefica JaneCare. Greta, Bob y yo la fundamos despues de la muerte de mi esposa. Me habia dado una prensa estupenda. Un homenaje a mi hermosa y amada esposa.

Vaya, a todos debia de parecerles que habia sido un esposo maravilloso.

– ?Que pasa? -pregunte.

– Tu caso de violacion nos esta costando caro. El padre de Edward Jenrette ha hecho que varios de sus amigos se retracten de sus compromisos.

– Que elegante.

Cerre los ojos.

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