cerro los ojos y susurro- mi padre.
El pantano se rompio. Las lagrimas cayeron como la lluvia, en cascada.
Lucy cerro los ojos. La historia del incesto. La que les habia horrorizado tanto a ella y a Lonnie. Maldita sea. Lonnie se habia equivocado. Sylvia no habia escrito el diario sobre la noche en el bosque.
– Tu padre abuso de ti cuando tenias doce anos -dijo Lucy.
Sylvia se tapaba la cara con las manos. Era como si le arrancaran los sollozos del pecho. Todo su cuerpo se sacudia mientras bajaba y subia la cabeza. Lucy miro a la pobre chica, tan deseosa de agradar, y se imagino al padre. Cogio la mano de Sylvia. Se acerco un poco mas y la rodeo con sus brazos. Sylvia se apoyo en su pecho y lloro. Lucy la arrullo y la acuno, abrazandola.
Capitulo 18
No habia dormido nada y Muse tampoco. Me afeite rapidamente con la maquina electrica. Olia tan mal que me plantee pedirle la colonia a Horace Foley.
– Traeme esos papeles -le dije a Muse.
– En cuanto pueda.
Cuando el juez pidio silencio en la sala, llame a un -gritos sofocados- testigo sorpresa.
– El pueblo llama a Gerald Flynn.
Flynn habia sido el chico «simpatico» que habia invitado a Chamique Johnson a la fiesta. Y eso era lo que parecia, con su piel lisa, los rizos rubios bien peinados, los ojos azules que parecian mirarlo todo con ingenuidad. Debido a que cabia la posibilidad de que yo terminara mis interrogatorios en cualquier momento, la defensa tenia a Flynn esperando. Al fin y al cabo, se suponia que el era su testigo clave.
Flynn habia apoyado en todo a sus companeros de fraternidad. Pero una cosa era mentir a la policia e incluso en la declaracion, y otra muy diferente hacerlo en «directo». Mire a Muse, que estaba sentada en la ultima fila e intentaba mantener una expresion serena. El resultado era un poco raro. Muse no seria mi primera eleccion como companera de poquer. Le pedi que dijera su nombre para la sala.
– Gerald Flynn.
– Pero todos le llaman Jerry, ?es correcto?
– Si.
– Bien, empecemos por el principio. ?Cuando conocio a la senorita Johnson?
Chamique habia venido a la sesion. Estaba sentada cerca del centro de la penultima fila, junto a Horace Foley. Un lugar curioso para sentarse… Como si no quisiera comprometerse. Habia oido algunos gritos en el pasillo aquella manana. Las familias de Jenrette y Marantz no estaban nada contentas con la jugarreta de ultima hora. Habian intentado presionarla, pero no habia funcionado. Asi que habiamos empezado tarde. Pero estaban preparados. Estaban en su sitio con expresiones preocupadas, serias y atentas para el tribunal.
Era un retraso temporal, debian pensar. Unas horas mas y todo habria terminado.
– Conoci a la senorita Johnson cuando vino a la fraternidad el doce de octubre -contesto.
– ?Recuerda la fecha?
– Si.
Puse una cara de «Vaya, vaya, que interesante», aunque no lo era en absoluto. Era normal que se acordara de la fecha. Ahora tambien formaba parte de su vida.
– ?Por que estaba la senorita Johnson en su fraternidad?
– La contrataron como bailarina exotica.
– ?La contrato usted?
– No. Bueno, la contrato la fraternidad. Pero no fui yo quien hizo la gestion.
– Ya. ?Asi que ella fue a su fraternidad y realizo un baile exotico?
– Si.
– ?Y usted vio ese baile?
– Si.
– ?Que le parecio?
Mort Pubin se levanto.
– Protesto.
El juez ya me estaba mirando seriamente.
– ?Senor Copeland?
– Segun la senorita Johnson, el senor Flynn aqui presente la invito a la fiesta donde tuvo lugar la violacion. Intento comprender por que lo hizo.
– Pues pregunteselo -dijo Pubin.
– Senoria, ?me permite hacerlo a mi manera?
– Intente reformularlo -dijo el juez Pierce. Me volvi a mirar a Flynn otra vez.
– ?Le parecio que la senorita Johnson era una buena bailarina exotica? -pregunte.
– Supongo.
– ?Si o no?
– No maravillosa. Pero si, pense que era muy buena.
– ?Le parecio que era atractiva?
– Si, bueno, supongo.
– ?Si o no?
– ?Protesto! -Pubin otra vez-. No tiene que contestar a una pregunta como esta con un si o un no. A lo mejor le parecia ligeramente atractiva. No siempre es si o no.
– Estoy de acuerdo, Mort -dije, sorprendiendolo-. Permita que lo reformule. Senor Flynn, ?como describiria su atractivo?
– ?En una escala del uno al diez?
– Eso seria esplendido, senor Flynn. En una escala del uno al diez.
Lo penso un momento.
– Siete, puede que ocho.
– Bien, gracias. Y en algun momento de esa noche, ?hablo con la senorita Johnson?
– Si.
– ?De que hablaron?
– No lo se.
– Intente recordarlo.
– Le pregunte donde vivia. Dijo que en Irvington. Le pregunte si iba a la escuela o si tenia novio. Cosas asi. Me dijo que tenia un hijo. Ella me pregunto que estudiaba. Le dije que queria estudiar medicina.
– ?Algo mas?
– Eso fue todo, mas o menos.
– Ya. ?Cuanto rato cree que hablaron?
– No lo se.
– A ver si yo puedo ayudarle. ?Fueron mas de cinco minutos?
– Si.
– ?Mas de una hora?
– No, no lo creo.
– ?Mas de media hora?
– No estoy seguro.
– Mas de diez minutos.
– Creo que si.
El juez Pierce me interrumpio para pedirme que fuera al grano y pasara a otro tema.
– ?Como se marcho la senorita Johnson de aquella fiesta? Si es que lo sabe.
– Alguien vino a buscarla en coche.
– Aja; ?ella era la unica bailarina exotica aquella noche?
– No.
– ?Cuantas mas habia?
– Eran tres.
– Gracias. ?Las otras dos se fueron con la senorita Johnson?
– Si.