– ?Y que? Aunque los hubiera mandado, ?por que iba a constituir acoso? ?Desde cuando es ilegal mandar un relato de ficcion a un profesor de universidad?

Tenia razon.

– Puedo hacer que te despidan -dijo Lucy.

– Puede que si, puede que no. Pero para que conste, Luce, tu tendrias mas que explicar que yo. Eres tu la que mientes sobre tus origenes. Eres tu la que se cambio el apellido para esconder tu pasado.

A Lonnie le gusto su argumento. Se sento y cruzo los brazos con expresion satisfecha. Me moria de ganas de pegarle un punetazo en la cara. Lucy no dejaba de mirarle. El no era capaz de sostenerle la mirada. Me aparte un poco para dejarle espacio.

– Creia que eramos amigos -dijo.

– Y lo somos.

– ?Y entonces?

El meneo la cabeza.

– No lo entiendes.

– Pues explicamelo.

Lonnie volvio a juguetear con el pendiente.

– Delante de el no.

– Si, Lonnie, delante de el.

Di una palmadita a Lonnie en el hombro.

– Ahora soy su mejor amigo. ?Sabe por que?

– No.

– Porque soy un agente del orden poderoso y furioso. Y me imagino que si mis investigadores sacuden un poco su vida, algo caera.

– Ni hablar.

– ?Ni hablar? -repeti-. ?Quiere ejemplos?

No dijo nada.

Levante la BlackBerry.

– Aqui tengo sus antecedentes. ?Quiere que los enumere?

Eso acabo con la sonrisa autosuficiente.

– Los tengo todos, Lonnie. Incluso los confidenciales. A eso es a lo que me refiero cuando digo que soy un poli poderoso y furioso. Tengo mil formas de joderlo. Asi que dejese de imbecilidades y digame por que mando esos diarios.

Mire a Lucy a los ojos. Ella me respondio con un leve asentimiento. Puede que lo entendiera. Habiamos comentado la estrategia antes de que llegara Lonnie. Si estaba solo con ella, Lonnie recurriria a ser el de siempre: mentiria y contaria historias y esquivaria y se escurriria e intentaria explotar su intimidad contra ella. Conocia la estrategia. Se pondria la fachada de tipo enrollado, intentaria utilizar su encanto de chico malo, pero si se le presionaba un poco, los tipos como Lonnie siempre acababan desmoronandose. Mas aun, el miedo produce una respuesta mas rapida y mas sincera en alguien como Lonnie que hurgar en su supuesta simpatia.

Miro a Lucy.

– No tuve alternativa -dijo.

Empezaba a poner excusas. Bien.

– La verdad es que lo hice por ti, Luce. Para protegerte. Y para protegerme a mi tambien, claro. Mira, no inclui esos antecedentes en mi solicitud. Si la universidad lo descubriera, me echarian. Sin mas. Eso es lo que me dijo.

– ?Quien te lo dijo? -pregunte.

– No conozco los nombres.

– Lonnie…

– Lo digo en serio. No me lo dijeron.

– ?Y que te dijeron?

– Me prometieron que esto no perjudicaria a Lucy. Que ella no les interesaba. Tambien me dijeron que lo que hacia seria beneficioso para ella, que… -Lonnie se dio la vuelta teatralmente hacia mi- iban detras de un asesino.

Me miro con toda la energia que pudo, que no fue mucha. Espere a ver si gritaba ?J'accuse…! Como no lo hizo, dije:

– Para que lo sepa, por dentro estoy temblando.

– Creen que es posible que usted tuviera algo que ver con esos asesinatos.

– Maravilloso, gracias. ?Y que paso despues, Lonnie? Le dijeron que mandara esos diarios, ?no?

– Si.

– ?Quien los escribio?

– No lo se. Supongo que ellos.

– No deja de decir ellos. ?Cuantos eran?

– Dos.

– ?Y como se llamaban, Lonnie?

– No lo se. Mire, eran investigadores privados, ?vale? Es lo que se. Dijeron que les habia contratado una de las familias de las victimas.

Una de las familias de las victimas. Una mentira. Una mentira descarada. Eran de MVD, la empresa de investigacion privada de Newark. De repente todo cobraba mucho sentido. Todo.

– ?Mencionaron el nombre de su cliente?

– No. Me dijeron que era confidencial.

– Ya me imagino. ?Que mas le dijeron?

– Me dijeron que su empresa estaba investigando esos antiguos asesinatos. Que no creian en la investigacion oficial que los atribuia al Monitor Degollador.

Mire a Lucy. Le habia contado mi visita a Wayne Steubens y Geoff Bedford. Habiamos hablado de aquella noche, de nuestro propio papel, de los errores que cometimos, de la antigua certeza de que los cuatro estaban muertos y de que Wayne Steubens los habia matado.

Ya no sabiamos que pensar.

– ?Algo mas?

– Es todo.

– Oh, venga ya, Lonnie.

– Es todo lo que se, lo juro.

– No, no lo creo. A ver, esos tipos le mandaron los diarios a Lucy para ver como reaccionaba, ?no?

No dijo nada.

– Tenia que observarla. Tenia que contarles que habia dicho y que habia hecho ella. Por eso el otro dia le dijo que habia descubierto lo de su pasado en internet. Esperaba que le hiciera confidencias. Formaba parte de su mision, ?no? Tenia que explotar su confianza y fingir que estaba a su lado.

– No es asi.

– Por supuesto que si. ?Le ofrecieron una bonificacion si conseguia sacarle algo?

– ?Una bonificacion?

– Si, Lonnie, una bonificacion. Mas dinero.

– No lo he hecho por dinero.

Sacudi la cabeza.

– Eso es mentira.

– ?Que?

– No finjamos que lo hizo solo por miedo a que le denunciaran o por altruismo para descubrir a un asesino. Le pagaron.

Abrio la boca para negarlo. Se la cerre antes de que se tomara la molestia.

– Los mismos investigadores que encontraron sus antecedentes -dije- tienen acceso a cuentas bancarias. Pueden encontrar, por ejemplo, depositos de cinco mil dolares. Como el que hizo hace cinco dias en el Chase de West Orange.

Cerro la boca en el acto. Tenia que reconocerlo: las habilidades investigadoras de Muse eran increibles.

– No hice nada ilegal -dijo.

– Eso es discutible, pero no estoy de humor ahora mismo. ?Quien escribio el diario?

– No lo se. Me dieron las paginas y me dijeron que fuera dandoselas a Lucy poco a poco.

– ?Y le dijeron de donde habian sacado la informacion?

– No.

– ?Ni idea?

– Dijeron que tenian fuentes. Mire, lo sabian todo de mi. Lo sabian todo de Lucy. Pero le querian a usted. Eso era lo unico que les preocupaba. Todo lo que consiguiera hacerle decir a Lucy sobre Paul Copeland era lo unico que les importaba. Creen que usted podria ser un asesino.

– No, Lonnie, no lo creen. Creen que tu podrias ser tan idiota como para ayudarles a ensuciar mi reputacion.

Perplejo. Lonnie se esforzo de verdad por parecer perplejo. Miro a Lucy.

– Lo siento mucho. Sabes que yo nunca haria nada que te perjudicara.

– Hazme un favor, Lonnie -dijo-. Desaparece de mi vista.

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