impenetrable.
– No pongas esta cara -dije-. Estoy bien.
Muse se acerco mas a la cama. Su expresion no cambio.
– He dicho…
– Ya he hablado con el medico. Dice que ni siquiera tendras que quedarte esta noche.
– ?A que viene esta cara entonces?
Muse cogio una silla y la acerco a la cama.
– Necesitamos hablar.
Habia visto a Loren Muse poner esta cara otras veces.
Era su cara de «manos a la obra». Era su cara de «voy a por este hijo de puta». Era su cara de «atrevete a mentirme y veras». Yo le habia visto usar esa expresion con asesinos, violadores, ladrones de coches y pandilleros. Ahora la utilizaba conmigo.
– ?Que pasa?
Su expresion no se suavizo.
– ?Como te ha ido con Raya Singh?
– Fue mas o menos como esperabamos. -La puse al dia rapidamente, porque hablar de Raya parecia fuera de lugar en ese momento-. Pero la gran noticia es que la hermana de Gil Perez vino a verme. Me dijo que Camille seguia viva.
Vi que algo cambiaba en su cara. Era buena, sin duda, pero yo tambien. Dicen que una expresion de reconocimiento dura menos de una decima de segundo. Pero la detecte. No le sorprendio precisamente lo que le dije. Pero la sobresalto, eso si.
– ?Que pasa, Muse?
– Hoy he hablado con el sheriff Lowell.
Frunci el ceno.
– ?Todavia no se ha retirado?
– No.
Iba a preguntarle para que se habia puesto en contacto con el, pero ya sabia que Muse era concienzuda. Era normal que se hubiera puesto en contacto con el policia que habia investigado aquellos asesinatos. En parte tambien explicaba su comportamiento hacia mi.
– Dejame adivinar -dije-. Cree que menti sobre aquella noche.
Muse no dijo ni que si ni que no.
– Es raro, ?no crees? Que no estuvieras de guardia durante la noche de los asesinatos.
– Ya sabes por que. Has leido los diarios.
– Si, los he leido. Te escapaste con tu novia. Y despues no quisiste que ella tuviera problemas.
– Exactamente.
– Pero esos diarios tambien decian que estabas cubierto de sangre. ?Es cierto eso tambien?
La mire.
– ?Que diablos pasa?
– Estoy haciendo como si no fueras mi jefe.
Intente sentarme. Los puntos del costado me dolian una barbaridad.
– ?Lowell ha dicho que yo era sospechoso?
– No ha tenido que hacerlo. Y no hace falta que seas sospechoso para que te haga estas preguntas. Mentiste sobre aquella noche…
– Protegia a Lucy. Ya lo sabes.
– Se lo que ya me has dicho, si. Pero ponte en mi lugar. Necesito tratar este caso sin cortapisas ni sesgos. Si tu fueras yo, ?no me harias estas preguntas?
Lo pense.
– Entendido, vale, dispara. Pregunta lo que quieras.
– ?Estaba embarazada tu hermana?
Me quede atonito. La pregunta me habia cogido totalmente por sorpresa. Probablemente esa era la intencion de Muse.
– ?Lo dices en serio?
– Si.
– ?Por que me preguntas esto?
– Tu contesta.
– No, mi hermana nunca estuvo embarazada.
– ?Estas seguro?
– Creo que lo sabria.
– ?Si? -insistio.
– No lo entiendo. ?Por que me preguntas esto?
– Hemos tenido casos en los que las chicas lo han ocultado a las familias. Ya lo sabes. Que caramba, tuvimos un caso de una chica que ni siquiera lo sabia ella hasta que se puso de parto. ?Te acuerdas?
Me acordaba.
– Mira, Muse, te lo digo como jefe. ?Por que me preguntas si mi hermana estaba embarazada?
Me escruto la cara, con unos ojos que me inspeccionaban como lombrices viscosas.
– Ya esta bien.
– Tienes que recusarte, Cope. Lo sabes.
– No tengo que hacer nada.
– Si, debes hacerlo. Lowell sigue dirigiendo el caso. Es suyo.
– ?Lowell? Ese poli no ha trabajado en el caso desde que arrestaron a Wayne Steubens hace dieciocho anos.
– Aun asi. Este caso es suyo. El manda.
No supe que decir.
– ?Sabe Lowell que Gil Perez ha estado vivo todo este tiempo?
– Le he contado tu teoria.
– Entonces, ?por que de repente me acosas con preguntas sobre si Camille estaba embarazada?
No dijo nada.
– Vale, como tu quieras. Mira, le prometi a Glenda que intentaria mantener a su familia fuera de esto. Pero cuentaselo a Lowell. Puede que te deje participar. Confio mas en ti que en un sheriff rural. La clave es que Glenda Perez ha dicho que mi hermana salio viva de ese bosque.
– En cambio Ira Silverstein dijo que estaba muerta -replico Muse.
Todo se paro. La expresion de su cara fue mas reveladora esta vez. La mire intensamente. Ella intento sostenerme la mirada, pero al final la aparto.
– ?Que demonios pasa, Muse?
Se puso de pie. La puerta se abrio y entro una enfermera. Con un escueto saludo, me ato el aparato de tomar la presion al brazo y se puso a bombear. Me introdujo un termometro en la boca.
– Vuelvo enseguida -dijo Muse.
El termometro seguia en mi boca. La enfermera me tomo el pulso. El ritmo debia de salirse de las graficas. Intente gritar con el termometro en la boca.
– ?Muse!
Se marcho y yo me quede en la cama echando humo.
?Embarazada? ?Podia ser que Camille estuviera embarazada?
No me lo imaginaba. Intente recordar. ?Empezo a ponerse ropa holgada? ?De cuanto tiempo estaria embarazada? ?De cuantos meses? Mi padre lo habria visto si se le hubiera notado, era tocoginecologo. No podria haberselo ocultado.
Pero es que tal vez no lo hizo.
Habria dicho que era una tonteria, que era absolutamente imposible que mi hermana estuviera embarazada, excepto por una cosa. No tenia ni idea de lo que pasaba, y Muse sabia mas de lo que me decia. Su pregunta no era fortuita. A veces un buen fiscal tiene que hacer preguntas absurdas en un caso. Tienes que conceder el beneficio de la duda a una idea absurda. Solo para ver que pasa. Solo para ver si encaja en algun sitio.
La enfermera acabo, yo cogi el telefono y marque el numero de casa para saber como estaba Cara. Me sorprendi cuando contesto Greta con un amable:
– Diga.
– Hola -dije.
La amabilidad se esfumo.
– Dicen que vas a ponerte bien.
– Eso me han dicho.
– Estoy con Cara -dijo Greta, yendo directo al grano-. Puedo quedarmela en casa esta noche, si lo prefieres.
– Te lo agradeceria.
Hubo una pausa breve.
– ?Paul?
Normalmente me llamaba Cope. Mala senal.