– No necesito verlo.

– Creo que deberia verlo, senor Copeland. -Lo levanto pero no lo cogi-. Si quiere ver hasta donde puede llegar un padre para mejorar la vida de sus hijos, deberia leerlo. Puede que entonces me entienda un poco mejor.

– No quiero entenderle.

EJ Jenrette siguio con el sobre levantado. Finalmente lo cogi. Se fue sin decir nada mas.

Volvi a mi despacho y cerre la puerta. Me sente a mi mesa y abri el expediente. Lei la primera pagina. Nada sorprendente. Despues lei la segunda pagina y volvi a leerla otra vez, y cuando creia que ya no podia sufrir mas, las palabras abrieron una herida en mi pecho y me lo desgarraron.

Muse entro sin llamar.

– El esqueleto que hallaron en el campamento -dijo-. No es tu hermana.

Yo no podia hablar.

– Mira, la doctora O'Neill hallo algo llamado hueso hioides. Esta en la garganta, creo. En forma de herradura. Parece que estaba partido por la mitad. Eso significa que probablemente estrangularon a la victima con las manos. Pero parece que el hueso hioides no es tan fragil en una persona joven, es mas como un cartilago. Asi que la doctora O'Neill ha realizado mas pruebas de osificacion con rayos X. En resumen, es mucho mas probable que el esqueleto pertenezca a una mujer de cuarenta y tantos anos, tal vez cincuenta, que a alguien de la edad de Camille.

No dije nada, segui mirando la pagina que tenia frente a mi.

– ?No entiendes lo que te digo? No es tu hermana.

Cerre los ojos. Me pesaba el corazon.

– ?Cope?

– Ya lo se -dije.

– ?Que?

– La mujer del bosque no es mi hermana -dije-. Es mi madre.

Capitulo 42

A Sosh no le sorprendio verme.

– Lo sabias, ?no?

Hablaba por telefono. Tapo el receptor con la mano y me indico:

– Sientate, Pavel.

– Te he hecho una pregunta.

Acabo de hablar y colgo el telefono. Entonces vio el sobre que yo tenia en la mano.

– ?Que es?

– Es un resumen del expediente de mi padre en el KGB.

Se le hundieron los hombros.

– No debes creer todo lo que dice -dijo Sosh, pero sus palabras no fueron muy convincentes.

Fue como si las leyera en un telepronter.

– En la pagina dos -dije, intentando dominar el temblor de mi voz- dice lo que hizo mi padre.

Sosh se limito a mirarme.

– Entrego a los abuelos, ?no? Fue el quien los delato. Mi propio padre.

Sosh siguio sin hablar.

– Contesta, maldita sea.

– Sigues sin entenderlo.

– ?Mi padre entrego a mis abuelos, si o no?

– Si.

Calle.

– A tu padre le acusaron de estropear una entrega. No se si lo hizo o no. Da igual. El gobierno iba a por el. Ya te hable de la cantidad de presion que podian ejercer. Habrian destruido a toda la familia.

– ?Asi que vendio a mis abuelos para salvar su propia piel?

– El gobierno habria acabado descubriendolos de todos modos. Pero si, de acuerdo, Vladimir decidio salvar a sus hijos sacrificando a sus suegros. No sabia que todo saldria tan mal. Creia que el regimen solo les meteria un poco de miedo. Creia que retendrian a tus abuelos unas semanas a lo sumo. Y a cambio, su familia tendria una segunda oportunidad. Tu padre daria una vida mejor a sus hijos y a los hijos de sus hijos. ?Lo entiendes?

– No, lo siento, no lo entiendo.

– Porque eres rico y tienes una vida segura.

– No me vengas con esta mierda, Sosh. La gente no vende a su propia familia. Tu deberas saberlo. Sobreviviste al asedio. La poblacion de Leningrado no se rindio. Los nazis os hicieron de todo pero aguantasteis con la cabeza bien alta.

– ?Y eso te parece inteligente? -salto el. Sus manos se cerraron en punos-. Dios mio, que ingenuo eres. Mis hermanos murieron de hambre. ?Entiendes lo que es eso? Si nos hubieramos rendido, si les hubieramos entregado la ciudad a aquellos hijos de puta, Gavrel y Aline estarian vivos. La historia se habria vuelto contra los nazis algun dia. Pero mis hermanos seguirian con vida, tendrian hijos, nietos, se habrian hecho mayores. En cambio…

Aparto la cabeza.

– ?Cuando descubrio mi madre lo que habia hecho el? -le pregunte.

– Le mortificaba. A tu padre, me refiero. Creo que en parte tu madre siempre lo habia sospechado. Y era por eso por lo que le despreciaba tanto. Pero la noche que tu hermana desaparecio, tu padre penso que Camille habia muerto. Se desmorono y confeso la verdad.

Tenia logica. Una logica horrible. Mi madre se habia enterado de lo que habia hecho mi padre. Nunca le perdonaria que hubiera traicionado a sus amados padres. No le habria importado nada hacerle sufrir, o dejar que pensara que su hija habia muerto.

– Asi que mi madre escondio a mi hermana -dije-. Espero a tener el dinero de la demanda. Y tenia pensado desaparecer con Camille.

– Si.

– Pero esto nos lleva a la cuestion principal, ?no?

– ?Que cuestion?

Separe las manos.

– ?Y yo que, su hijo? ?Como pudo dejarme mi madre?

Sosh no dijo nada.

– Toda mi vida -dije-. Me he pasado toda la vida pensando que mi madre no me queria. Que se marcho sin mirar atras. ?Como pudiste dejarme creer eso, Sosh?

– ?Crees que la verdad es mejor?

Pense en como habia espiado a mi padre en aquel bosque. El cavaba y cavaba buscando a mi hermana. Y un dia dejo de hacerlo. Crei que habia dejado de hacerlo cuando mi madre se marcho. Recordaba el ultimo dia que habia ido al bosque y que me dijo que no le siguiera:

«Hoy no, Paul. Hoy ire solo…»

Aquel dia cavo su ultimo hoyo. No para buscar a mi hermana, sino para enterrar a mi madre.

?Era justicia poetica, enterrarla en el lugar donde se suponia que habia muerto mi hermana, o fue una cuestion mas bien practica? ?Quien iba a pensar en buscarla en un sitio que habia sido rastreado tan a conciencia?

– Mi padre descubrio que pretendia fugarse.

– Si.

– ?Como?

– Yo se lo dije.

Sosh me miro a los ojos, pero no dije nada.

– Me entere de que tu madre habia transferido cien mil dolares de su cuenta conjunta. Era protocolo habitual del KGB vigilarnos unos a otros. Le pregunte a tu padre sobre eso.

– Y el se enfrento a ella.

– Si.

– Y mi madre… -Se me quebro la voz. Me aclare la garganta, parpadee y lo intente de nuevo-. Mi madre nunca pretendio abandonarme -dije-. Tambien pensaba llevarme con ella.

Sosh me sostuvo la mirada y asintio.

Aquella verdad deberia haberme proporcionado cierto consuelo, pero no fue asi.

– ?Sabias que la habia matado, Sosh?

– Si.

– ?Y ya esta?

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