Sara asintio, aunque el no pudo verlo.
– Quiero verte. Quiero estar ahi por ti y por Tessa.
Sara podia oir el dolor de la voz de Jeffrey, y sabia lo dificil que era todo eso para el. Sin embargo; no podia evitar sentirse traicionada por su ausencia. Era tipico de Jeffrey no estar nunca cuando mas lo necesitaba. Ahora estaba haciendo lo correcto, lo respetuoso, pero Sara no se sentia de humor para gestos nobles.
– ?Sara?
– Muy bien -dijo ella-. Tienes razon.
– Me pasare por casa y dare de comer a los perros, ?entendido? Cuidare de la casa. -Hizo otra pausa-. Cathy dijo que se pasarian por tu casa y te traerian algo de ropa.
– No necesito ropa -le dijo Sara, sintiendo que sus emociones volvian a encenderse. Solo pudo susurrar-: Te necesito.
– Lo se, nena -dijo el con suavidad.
Sara sintio de nuevo la amenaza de las lagrimas. Todavia no se habia permitido llorar. No habia tenido tiempo cuando Tessa estaba en el helicoptero, y la sala de urgencia y la de espera -incluso el cuarto de bano, donde Sara habia entrado para ponerse unos pantalones y una blusa de hospital que una de las enfermeras le habia encontrado- estaban demasiado abarrotadas para que encontrara un momento de intimidad en el que poder entregarse al dolor que sentia.
La enfermera escogio ese momento para interrumpirla.
– ?Senora Linton? -le dijo-. De verdad que necesitamos el telefono.
– Lo siento -le dijo Sara. Y a Jeffrey-: Tengo que colgar.
– ?Puedes llamarme desde otro telefono?
– No puedo irme muy lejos -dijo Sara, observando a una pareja de ancianos que recorrian el pasillo.
El hombre iba un poco encorvado, y la mujer le sostenia por los brazos mientras avanzaban arrastrando los pies, leyendo los carteles de las puertas.
– Hay un McDonald's al otro lado de la calle, ?verdad? -pregunto Jeffrey-. Cerca del aparcamiento de la universidad.
– No lo se -respondio Sara, porque hacia anos que no estaba en esa zona de Atlanta-. ?Hay uno?
– Creo que si -dijo Jeffrey-. Manana a las seis de la manana estare ahi, ?entendido?
– No -dijo ella, observando a la pareja de ancianos al acercarse-. Cuida de los perros.
– ?Estas segura?
Sara siguio mirando a la pareja. Con un sobresalto, Sara se dio cuenta de que no habia reconocido a sus padres.
– ?Sara? -pregunto Jeffrey.
– Te llamare luego -dijo Sara-. Estan aqui. Tengo que irme.
Sara se inclino sobre el mostrador para colgar el telefono, sintiendose desorientada y asustada. Fue pasillo abajo, los brazos apretados contra el estomago, a la espera de que sus padres volvieran a recuperar su aspecto habitual. Con sobrecogedora claridad, comprendio lo viejos que eran. Como casi todos los ninos que se hacen mayores, Sara siempre habia imaginado que su padre y su madre nunca sobrepasarian cierta edad y, sin embargo, ahi estaban, tan mayores y fragiles que se pregunto como conseguian caminar.
– ?Mama? -dijo Sara.
Cathy no extendio los brazos hacia ella, como Sara habia pensado que haria, como habia querido que hiciera. Habia pasado un brazo por la cintura de Eddie, como si necesitara un sosten. El otro lo mantenia a un costado.
– ?Donde esta?
– Sigue en el quirofano -le dijo Sara, deseando acercarse a ella, pero sabiendo por la expresion de su madre que no debia hacerlo-. Mama…
– ?Que ha pasado?
Sara sintio una bola en la garganta, y se dijo que no reconocia la voz de su madre. Habia algo impenetrable en ella, y su boca era una linea fria y recta. Sara los llevo a un lado del concurrido pasillo para poder hablar. Todo resultaba tan formal que era como si acabaran de conocerse.
– Quiso acompanarme a… -comenzo Sara.
– Y tu la dejaste -dijo Eddie, y la acusacion que latia en sus palabras la hirio en lo mas hondo-. En el nombre de Dios, ?por que la dejaste ir?
Sara se mordio el labio para no hablar.
– No pense…
Eddie la corto en seco.
– No, no pensaste.
– Eddie -dijo Cathy, no para reganarlo, sino para indicarle que no era el momento.
Sara callo por un momento, deseando no alterarse mas de lo que ya lo estaba.
– Ahora esta en el quirofano. Creo que aun tiene para un par de horas.
Se volvieron cuando se abrieron las puertas de la sala de cirugia; se trataba de una enfermera que probablemente se tomaba un descanso.
Sara prosiguio.
– La han apunalado en el vientre y en el pecho. Tambien tiene un rasguno en la cabeza.
Sara se llevo una mano a la cabeza, mostrandoles el lugar en el que Tessa se habia golpeado con la roca. Hizo una pausa, pensando en la herida, sintiendo como la invadia el mismo panico. Se pregunto, y no por primera vez, si no seria todo un terrible sueno. Y como para sacarla de el, volvieron a abrirse las puertas de cirugia y salio un celador que empujaba una silla de ruedas vacia.
– ?Y? -pregunto Cathy.
– Intente controlar la hemorragia -prosiguio Sara, reviviendo la escena en su imaginacion.
Mientras estaba en la sala de espera la habia repasado una y otra vez, intentando imaginar que podia haber hecho de otro modo, solo para darse cuenta de que la situacion habia sido desesperada.
– ?Y? -repitio Cathy laconicamente.
Sara se aclaro la garganta, intentando distanciarse de sus sentimientos. Les hablaba como si fueran los padres de un paciente.
– Tuvo un ataque epileptico un minuto antes de que llegara el helicoptero. Hice lo que pude para ayudarla. - Sara callo, recordando los espasmos de Tessa. Se quedo mirando a su padre, y se dio cuenta de que no la habia mirado ni una vez desde que llegaron-. Tuvo dos ataques mas durante el vuelo. El pulmon izquierdo dejo de funcionarle. Le introdujeron un tubo en el pecho para ayudarla a respirar.
– ?Que estan haciendo ahora? -pregunto Cathy.
– Intentando detener la hemorragia. Han llamado a un neurologo, pero no se que han encontrado. Su objetivo primordial es atajar la hemorragia. Le practicaran una cesarea para sacarle… -Sara callo, conteniendo el aliento.
– El bebe -acabo Cathy, y Eddie se apoyo en ella.
Sara exhalo lentamente.
– ?Que mas? -pregunto Cathy-. ?Hay algo que no nos hayas contado?
Sara aparto la mirada, pero les dijo:
– Si no pueden controlar la hemorragia a lo mejor tendran que hacerle una histerectomia.
Sus padres se quedaron callados ante la noticia, aunque Sara sabia lo que pensaban, tan claramente como si se lo estuvieran diciendo. Tessa era su unica esperanza de tener nietos.
– ?Quien lo ha hecho? -pregunto Cathy-. ?Quien haria algo asi?
– No lo se -susurro Sara, la pregunta resonando en su mente. ?Que clase de monstruo apunalaria a una mujer embarazada y la dejaria por muerta?
– ?Jeffrey sabe algo? -pregunto Eddie, y Sara se dio cuenta de lo mucho que le costaba pronunciar el nombre.
– Hace todo lo que puede -le dijo Sara-. Volvere a Grant en cuanto… -No pudo acabar.
– ?Que podemos esperar cuando se despierte? -pregunto Cathy.
Sara se quedo mirando a su padre; deseaba decirle algo que le hiciera levantar los ojos hacia ella. Si Cathy y Eddie no hubieran sido sus padres, les habria dicho la verdad: que no tenia ni idea de que pasaria tras la