– ?La mujer que vino a verme ayer? -pregunto, subiendo el volumen en la ultima palabra.

– Me preguntaba si la conocia de antes.

– Vino a mi consulta. Me conto lo de Andy.

Jeffrey la miro un momento; no la conocia lo bastante para saber si sus palabras querian dar a entender algo mas, pues podian interpretarse de muchas maneras. Algo en las tripas le decia que habia algo entre Lena y Jill Rosen, pero no estaba seguro de que guardara relacion con el caso.

– Podemos sentarnos aqui -dijo Rosen, y senalo una abarrotada salita.

– Gracias -dijo Jeffrey, recorriendo el cuarto con la mirada. Era evidente que Rosen habia decorado la casa con mucho esmero cuando se mudo, pero de eso hacia ya muchos anos. Los muebles eran bonitos, pero estaban ajados. El papel pintado habia pasado de moda, y en la alfombra se distinguian las zonas mas transitadas con la misma claridad que un sendero en el bosque. Aparte de esos problemas esteticos, la casa se estaba convirtiendo en un almacen. Habia montones de libros y revistas por todas partes. Jeffrey vio periodicos de la semana pasada desperdigados sobre una de las butacas que habia junto a la ventana. Contrariamente a la casa de los Linton, que contenia la misma cantidad de objetos y desde luego mas libros, el lugar parecia asfixiante, como si nadie fuera feliz desde hacia mucho tiempo.

– Hemos hablado con la funeraria acerca de que haremos con los restos -le dijo Keller-. Jill y yo aun no nos hemos decidido. Mi hijo era ferviente partidario de la incineracion. -Le temblo el labio superior-. ?Se podra hacer despues de la autopsia?

– Si -dijo Jeffrey-. Por supuesto.

– Queremos cumplir su deseo, pero… -repuso Rosen.

– Es lo que el queria, Jill -afirmo Keller.

Jeffrey percibio la tension entre ellos y decidio no opinar. Rosen le indico una butaca grande.

– Por favor, sientese.

– Gracias -dijo Jeffrey, sujetandose el extremo de la corbata y sentandose al borde del cojin para no hundirse en el fofo sillon.

– ?Quiere beber algo? -le pregunto Rosen.

Antes de que Jeffrey tuviera tiempo de negarse, Keller dijo:

– No estaria mal un poco de agua.

Keller se quedo mirando al suelo hasta que su mujer salio de la habitacion. Parecia esperar algo, pero Jeffrey no sabia que. Cuando se oyo el grifo de la cocina, abrio la boca, pero no dijo nada.

– Bonito coche el de ahi fuera -comento Jeffrey.

– Si -contesto Keller, entrelazando las manos en el regazo. Tenia los hombros encorvados, y Jeffrey se dio cuenta de que era mas corpulento de lo que penso en un principio.

– ?Lo ha lavado esta manana?

– Andy cuidaba mucho ese coche.

Jeffrey se dio cuenta de que no habia contestado a la pregunta.

– ?Trabaja en el departamento de biologia?

– De investigacion -le aclaro Keller.

– Si hay algo que quiera contarme… -comenzo Jeffrey.

Keller volvio a abrir la boca, pero en ese momento volvio Rosen, quien les traia un vaso de agua a cada uno.

– Gracias -dijo Jeffrey, dando un sorbito.

El vaso olia de manera extrana. Lo dejo en la mesita baja, y miro a Keller para ver si el hombre tenia algo que decir antes de ir al grano.

– Se que tienen otras cosas de que preocuparse. Solo necesito que me contesten algunas preguntas de rutina, y ya no les molestare mas -aseguro Jeffrey.

– Tomese el tiempo que necesite -le dijo Keller.

– Sus hombres estuvieron en el apartamento de Andy hasta muy tarde -comento Rosen.

– Si -replico Jeffrey.

Contrariamente a los policias que salian por television, a Jeffrey le gustaba permanecer lo mas lejos posible de la escena del crimen hasta que la policia cientifica acabara de examinarla. El lecho del rio donde Andy se habia suicidado era un lugar publico y demasiado amplio para ser de utilidad. Pero el apartamento del muchacho era otro cantar.

Keller espero a que su esposa se sentara, y entonces se coloco a su lado en el sofa. Intento cogerle la mano, pero ella la aparto. Estaba claro que la rina aun no habia terminado.

– ?Cree que alguien pudo empujarle? -inquirio Rosen.

Jeffrey se pregunto si alguien se lo habria insinuado a Rosen o si la idea se le habia ocurrido a ella.

– ?Alguien habia amenazado con hacerle dano a su hijo? -pregunto.

Los padres se miraron el uno al otro como si ya lo hubieran hablado antes.

– No que nosotros sepamos.

– ?Andy habia intentado suicidarse antes?

Los dos asintieron al unisono.

– ?Han visto la nota?

– Si -susurro Rosen.

– No es probable que le empujaran -les dijo Jeffrey. Tanto daba lo que el sospechara, pues en ese momento era una simple suposicion. No queria darles a los padres de Andy algo a lo que agarrarse y luego tener que decepcionarles-. Investigaremos todas las posibilidades, pero no quiero que se hagan ilusiones.

Callo, lamentando las palabras elegidas. ?Que ilusion podia hacerles a unos padres que su hijo hubiera sido asesinado?

– Encontraran algo irregular en la autopsia. Averiguaran muchas cosas. Es asombroso de lo que es capaz la ciencia hoy en dia -dijo Keller a su esposa.

Hablaba con la conviccion de un hombre que trabajaba en ese terreno y confiaba en que la ciencia pudiera probar cualquier cosa.

Rosen se llevo el panuelo de papel a la nariz, haciendo caso omiso de las palabras de su marido. Jeffrey se pregunto si la tension entre ambos se debia a la reciente discusion mantenida o si sus problemas venian de lejos. Tendria que hacer algunas discretas averiguaciones en el campus.

Keller interrumpio los pensamientos de Jeffrey.

– Hemos intentado recordar algo que pudiera ayudarle -dijo-. Andy tenia algunos amigos de antes de…

– Nunca llegamos a conocerlos -le interrumpio Rosen-. Sus amigos de cuando tomaba drogas.

– No -dijo Keller-. Que nosotros sepamos, ultimamente ya no se veia con ninguno.

– Al menos ninguno que Andy nos hubiera presentado -concedio Rosen.

– Yo deberia haber estado mas en casa -dijo Keller, con la voz enronquecida a causa del arrepentimiento.

Rosen no se lo discutio, y Keller enrojecio ante el esfuerzo que hizo para no llorar.

– ?Estaba en Washington? -le pregunto Jeffrey, aunque fue Rosen quien respondio.

– Brian esta trabajando en una investigacion muy delicada -le explico.

Keller nego con la cabeza, como si eso no fuera nada.

– ?Acaso eso importa ahora? -pregunto sin dirigirse a nadie en concreto-. Todo ese tiempo perdido, ?y para que?

– Puede que algun dia tu trabajo sirva de ayuda a los demas -dijo ella, y Jeffrey percibio animosidad en su tono.

No debia de ser la primera vez que le echaba en cara a su marido que trabajara demasiado.

– Ese coche que hay ahi fuera, ?era de Andy? -pregunto Jeffrey a Rosen.

Observo que Keller apartaba la mirada.

– Acababamos de comprarselo. Para… no se. Brian queria recompensarle por haber salido adelante.

En la frase quedaba implicito que Rosen no habia estado de acuerdo con la decision de su marido. El coche era un despilfarro, y los profesores no eran millonarios. Jeffrey calculo que probablemente el cobraba mas que Keller, y su sueldo tampoco era una maravilla.

– ?Solia ir en coche a la facultad? -pregunto Jeffrey.

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