para que sirviera de advertencia a posibles rivales. Escenificar las muertes como si fueran suicidios seria algo contrario a su negocio.
El silencio de Jeffrey habia puesto nervioso a Fletcher.
– ?Necesito un abogado? -pregunto.
– No si cooperas. Jeffrey saco un cuaderno y un boligrafo. Los puso delante de Fletcher y le dijo-: Se que este es tu primer delito, Ron. Procuraremos evitar que vayas a la carcel, pero tienes que decirnos lo que hay en tu apartamento. Si lo registro y encuentro algo que no me hayas mencionado, le dire al juez que te aplique la pena maxima.
– De acuerdo, tio -dijo Fletcher-. Vale. Meta. Tengo un poco de meta debajo del colchon.
Jeffrey le indico el papel y el boligrafo.
Fletcher comenzo a anotar una descripcion completa de su casa.
– Hay un poco de hierba en la nevera, donde se pone la mantequilla. ?Como llamais a esa zona?
– ?El compartimento para la mantequilla? -dijo Jeffrey.
– Eso, eso -asintio Fletcher, apuntando en su cuaderno.
Jeffrey se puso en pie, diciendose que tenia cosas mejores que hacer que estar ahi. Dejo la puerta abierta para poder vigilar a Fletcher desde el pasillo.
– ?Que ocurre? -pregunto Frank.
Jeffrey bajo la voz.
– Voy a ir a hablar otra vez con Jill Rosen, a ver que sabe.
– ?Como le va a Lena?
Jeffrey se entristecio al pensar en ella.
– He hablado con Nan Thomas esta manana. No se. A lo mejor me paso para ver si quiere presentar cargos.
– No los presentara -dijo Frank, y Jeffrey sabia que tenia razon.
– Podrias hablar con ella -le pidio Jeffrey.
Frank reacciono como si este acabara de sugerirle que azotara a su madre con un trapo humedo. Desde la agresion de Lena, Frank no sabia que actitud tomar con su ex companera. A veces Jeffrey comprendia la reaccion de Frank, pero le parecia inconcebible que un agente abandonara a un companero. Habia policias en Birmingham, a los que Jeffrey no habia visto en anos, y que si le llamaban, fuera cuando fuese, el cogeria el coche y en cuestion de segundos pondria rumbo a Alabama.
– No voy a ordenarte que vayas a verla, pero creo que si le echaras una mano…
Frank tosio en la mano. Jeffrey lo intento otra vez.
– Lena confia en ti, Frank. Quiza podrias llevarla por el buen camino.
– Me parece que ya ha elegido el camino que quiere tomar.
Su mirada era dura, y Jeffrey recordo lo dificil que habia sido separar a Frank de Ethan White el dia anterior. De haberselo dejado a Frank, probablemente Ethan White estaria muerto.
– Lena te escuchara -dijo Jeffrey-. Puede que sea tu ultima oportunidad de aclarar las cosas con ella.
Frank hizo caso omiso de ese comentario tan sutilmente que Jeffrey se pregunto si habia llegado a decirlo.
Frank senalo a Fletcher con la mano, que ya iba por la segunda pagina de su confesion.
– ?Quieres que registre su casa?
– Si -dijo Jeffrey, consciente de la posibilidad de que Fletcher supiera mentir muy bien-. Arrestalo por la hierba que encontramos en su taquilla. Veremos si podemos acusarle de algo cuando acabe el dia.
– ?Y White? -pregunto Frank-. ?Vas a soltarle?
Jeffrey habia llamado al sheriff de Macon para que mantuviera a White encerrado, pues no se fiaba de dejarlo con sus hombres.
– Lo retendre todo lo que pueda, pero si Lena no presenta cargos, no podre hacer nada.
– ?Y el ADN?
– Ya sabes que eso tarda al menos una semana -le recordo Jeffrey-. Y de todos modos, va a dar lo mismo si Lena mantiene que fueron relaciones consentidas.
Frank asintio.
– ?Iras a Atlanta esta noche?
– Si, probablemente.
Sin embargo, lo ultimo que le habia dicho Sara la noche anterior era que la dejara en paz durante unos dias. Llegaria el momento en que se lo dijera en serio. Y Jeffrey deseaba con todas sus fuerzas que ese dia tardara en llegar.
Jeffrey fue andando a casa de los Rosen-Keller, pues necesitaba tiempo para aclarar las ideas. Su sentimiento de culpa habia ido creciendo desde el apunalamiento de Tessa hasta la agresion de Lena. La noche anterior, en la carcel, lo unico que queria era rodearla con el brazo y hacer que se sintiera mejor. En lo mas profundo de su ser sabia que eso era lo ultimo que Lena necesitaba, y lo mejor que podia hacer Jeffrey ahora era descubrir quien habia sido el causante de todo. No habia pruebas que demostraran que alguien habia entrado en la oficina de seguridad. Nadie tenia nada especial en contra de Chuck, aparte de la consensuada idea de que era un gilipollas, y a nadie se le ocurria ninguna razon por la que alguien quisiera matarle. Aun cuando se llevara comision del trapicheo con drogas de Fletcher, era a este a quien castigarian, no a Chuck.
El Mustang rojo seguia aparcado en el camino de entrada de la casa, alli donde Jeffrey lo habia visto por ultima vez. Llego hasta la puerta principal y llamo, metiendo las manos en los bolsillos mientras esperaba. Pasaron unos minutos y miro por la ventana, preguntandose si Jill Rosen habia abandonado a su marido.
Llamo a la puerta un par de veces mas antes de irse. Pero cuando estaba a medio camino cambio de opinion. Se dirigio a la parte de atras de la casa, al apartamento de Andy. Fletcher habia dicho que Andy queria celebrar algo el sabado por la noche. A lo mejor Jeffrey averiguaba por que el chaval estaba tan contento.
Jeffrey llamo a la puerta del apartamento, pues no queria interrumpir a Jill Rosen si esta estaba recogiendo las cosas de su hijo. Giro el pomo.
– ?Hola? -llamo.
Entro en el apartamento. Al igual que ocurria con la casa principal, quienquiera que habia decorado el interior del apartamento de Andy no habia vuelto desde entonces. Una alfombra peluda de color naranja cubria el suelo, y las paredes estaban revestidas de pino color oscuro, que ya se despegaba en algunas zonas. Habia un cuarto de bano al lado de la puerta, y una salita detras. Por las paredes, pegados de cualquier manera, habia carteles medio rotos de grupos de rap. Dos piramides de latas de cerveza se elevaban a un metro de altura, flanqueando un televisor de pantalla grande.
Junto a la ventana se veia un caballete, que exhibia un tosco boceto de otro desnudo femenino, este, por suerte, no era al oleo. Jeffrey rebusco entre el cajon de plastico que estaba en el suelo; contenia accesorios de pintura, y encontro varias latas de disolvente y un par de pinturas en aerosol. En el fondo del cajon encontro dos tubos de pegamento para maquetas y un trapo usado. Lo olio y casi se desmaya del tufo a productos quimicos.
– Cristo -dijo Jeffrey.
Bajo el fregadero encontro cuatro latas mas de aerosol. En el pequeno cuarto de bano habia cuatro latas de liquido para limpiar tazas de vater en aerosol. O bien Andy Rosen era un fanatico de la limpieza o se ponia ciego a base de inhalar pegamento y aerosoles. Sara no podia descubrir eso en el analisis toxicologico a no ser que se lo especificara al laboratorio.
Jeffrey registro la habitacion buscando mas indicios de consumo de drogas. Desperdiciados sobre el suelo habia accesorios de videojuegos y varios CD fuera de las fundas. Junto a la tele habia un DVD, un video, un reproductor de CD, un sofisticado sintonizador estereo, y un altavoz de sonido envolvente. O bien Andy traficaba o sus padres habian pedido una segunda hipoteca para comprarle todo eso.
El dormitorio del apartamento estaba separado del resto mediante una serie de biombos de madera. Detras estaba la cama, arrugada y sin hacer. El olor a sudor y a crema para las manos flotaba en el aire. Junto a la cama habia una lamparilla cuya pantalla estaba envuelta en un panuelo rojo, para crear ambiente. Los cajones y el armario del dormitorio ya habian sido registrados, pero Jeffrey sintio el impulso de buscar otra vez. En el armario colgaban tres o cuatro camisas, y las camisetas se desparramaban de los estantes laterales. En la balda superior habia tres pares de tejanos gastados, y Jeffrey los desdoblo, hurgando en los bolsillos de los tres antes de volver a