—Si. Hubo disparos. Lamentablemente, tuvimos que matar a algunos. Pero todo ha terminado ahora. Todo esta controlado.
Un suspiro de alivio se escapo de todos los que estaban en la oficina.
—Bien, Pete. Bien… —dijo sobriamente Kinsman—. Tambien nosotros tenemos esta parte de Selene bajo control.
Por primera vez Leonov sonrio.
—Felicitaciones, entonces. Podemos ya brindar por el nacimiento de Selene, la nacion mas joven de la humanidad…
—No todavia —dijo Kinsman—. Antes hay que apoderarse de las estaciones espaciales. Sin ellas, todo lo que hemos hecho no tiene sentido.
Leonov asintio vigorosamente con la cabeza.
—Tengo listo un grupo de lanzaderas que estan siendo abordadas por hombres de confianza. Y las mismas estaciones espaciales estan tripuladas por gran variedad de gente: ucranianos, uzbekos, y hasta algunos polacos y checos.
—?En serio? —Kinsman pudo percibir que la tension entre la gente que lo rodeaba comenzaba a desaparecer—. ?Y como es eso?
Leonov respondio con una amplia sonrisa.
—Hace unos anos tuve una mision como director de personal para operaciones orbitales. Y logre poner enfasis en la preparacion, la educacion y la habilidad tecnica mas que en la afiliacion y el celo partidario. El entusiasmo y los ideales leninistas, si bien son basicamente correctos, como comprenderas, no son un substituto del conocimiento de la mecanica orbital cuando uno esta en una estacion espacial.
—De acuerdo —Kinsman sintio que se relajaba un poco.
—Otra cosa. —Leonov se puso serio nuevamente—. Esas dos muchachas que lleve a tu fiesta de cumpleanos eran agentes de seguridad. Una de ellas me disparo.
—?Dios bendito! ?Donde? ?Es serio?
El ruso fruncio el ceno.
—En la parte de atras… abajo. Creo que lo que intentaba era humillarme. De todos modos, los medicos me dicen que sobrevivire y disfrutare de la vida… pero por un tiempo no voy a poder sentarme comodamente.
Hubo una explosion de carcajadas. Pero aun cuando Kinsman tambien reia, su mente le estaba advirtiendo: las estaciones espaciales. Tenemos que apoderarnos de ellas rapidamente, o fracasaremos.
MARTES 14 DE DICIEMBRE DE 1999, 12:00 HT
El teniente coronel Stahl estaba de pie frente a las pantallas principales del estrecho centro de comunicaciones de la Estacion Espacial Alfa.
—Veo que el trafico de vacaciones esta comenzando a aumentar.
El mayor Cahill sonrio debilmente ante la broma de su jefe.
El centro de comunicaciones era una caja de zapatos de metal y plastico con seis mesas de monitoreo, tan cercanas entre si que si una de las operadoras hubiera tratado de estirar un brazo habria golpeado con los auriculares de la persona mas proxima. Cuando cualquiera de ellas hablaba con una nave que se aproximaba, o que abandonaba la estacion, lo hacia en un murmullo bajo y urgente, en la economica jerga de los controles de superficie de la Tierra.
El mayor Cahill estaba sentado en un compacto escritorio individual, instalado en el casco de metal a un costado del compartimiento. El casco anterior era en su totalidad un panel de controles de radar y pantallas visoras, un gigantesco ojo de insecto que mostraba todos los movimientos alrededor de la Estacion Alfa.
Stahl siempre sentia claustrofobia en ese lugar, y sus axilas se ponian pegajosas. La habitacion era demasiado pequena, densamente llena de aparatos electricos que zumbaban y de seres humanos que murmuraban. Siempre olia a transpiracion, a tension. Senalo una de las pantallas que mostraba un campo visual casi vacio. Solo una pequena lucecita se podia descubrir contra el manto de estrellas.
—?Es esa la lanzadera que viene de Moonbase?
Cahill asintio con la cabeza y apreto un boton en el panel de su escritorio. Simbolos numericos y alfabeticos brotaron junto a la lanzadera lunar. Informaban su posicion, hora estimada para el arribo, cargamento y tripulacion.
El mayor Cahill era alto y delgado y tenia una larga quijada. Durante su mision en Alfa se habia dejado crecer un bigote rubio que ya era lo suficientemente espeso como para curvarse en las puntas. Pensaba cortarselo antes de volver a su casa para las vacaciones. Su trabajo incluia el control de todos los satelites ABM no tripulados que estaban en orbita mucho mas abajo, cerca de la Tierra y que caian dentro del campo visual de Alfa, el cual abarcaba un hemisferio. Ademas se encargaba de todos los aparatos tripulados que se aproximaban o se alejaban de la estacion.
El teniente coronel Stahl era el comandante de la base: rechoncho, solido, con cara de boxeador marcada por los anos y el sol, y una nariz rota en un partido de
—Otro pajaro se aproxima —dijo Cahill a su comandante, senalando otra pantalla—. Es el transporte de tropas desde Kennedy. Su hora estimada para el arribo coincide con el de la lanzadera lunar.
—El transporte de tropas tiene prioridad —dijo Stahl, secamente.
Cahill estuvo de acuerdo y lo indico asi con un movimiento de cabeza.
—No hemos recibido provisiones de Moonbase en dos dias. La catapulta esta en reparaciones.
—Lo se.
—Si, claro, pero… si echa una mirada al cargamento que esa lanzadera trae…
Stahl trato de comprender los simbolos de los codigos.
—ALMTS LJ significa “alimentos de lujo”, Harry. Pollo, verduras frescas, y hasta es posible que venga algo de fruta. No seria mala idea esconderlos y ponerlos a salvo antes de que esos soldados novatos vengan a bordo.
Stahl fruncio los labios.
—Hum. ?Novatos, dice?
—Ninguno de ellos ha estado en misiones orbitales antes. Va a haber mucha gente vomitando, y mucha comida desperdiciada. Pero si ven lo bueno cuando lo descarguen, no se van a contentar con los sinteticos habituales.
—?Quien esta a cargo de ellos?
—Un capitan que viene directamente del estado mayor de Murdock. Tendra comunicacion directa con el jefe.
Stahl se rasco el lobulo de la oreja y luego sonrio.
—Muy bien. Dirija el transporte de tropas a una orbita de estacionamiento mientras descargamos las golosinas y las escondemos. Luego podemos dejar que entren a bordo los mirones de Murdock.
Cahill sonrio ampliamente.
—Bien hecho, Harry.
Atado en su asiento anatomico, Kinsman sintio el leve golpe cuando la lanzadera se ajusto al lugar de descenso de Alfa. Se esforzo por permanecer relajado en su asiento mientras los leves golpecitos y vibraciones le decian que los hombres de la estacion estaban conectando el tunel de acceso a la escotilla principal de la lanzadera.
Kinsman estaba en la primera fila de la seccion principal para pasajeros del aparato. Este no llevaba ningun cargamento, a pesar de la informacion que se habia transmitido por radio a Alfa. A bordo habia veintiseis hombres, el maximo de la capacidad de la nave. El espacio para cargas estaba vacio. Los hombres venian armados.
Habian sido unas extranas treinta y seis horas en caida libre. A Kinsman siempre le habia gustado la sensacion de no tener peso y el sentimiento de libertad que eso provocaba, pero esta vez se sentia confinado, aprisionado, atrapado. Se mantenia en contacto constante con Selene por medio de una transmision de rayos