— Aun no hay signos de tu madre — le dijo a Elena —. Debe de estar bajo ese sello. Maldita sea, y yo que pense que iba a ser facil. — Miro pensativamente al vacio —. Quizas en los registros de hospitales. Muertes, nacimientos; ?estas segura de que naciste en Vorbarr Sultana?
— Hasta donde yo se…
Varios minutos de tediosa busqueda produjeron informes de un buen numero de Botharis, ninguno relacionado en absoluto con el sargento o con Elena.
— ?Aja! — estallo de repente Miles —. Ya se lo que no he intentado, ?el Hospital Imperial!
— Ahi no tienen departamento de obstetricia — dijo Elena, poniendo en duda la idea.
— Pero si un accidente, la esposa de un soldado y todo eso, fue lo que paso, tal vez fue llevada de urgencia adonde quedara mas cerca, y puede que fuera el Hospita Militar Imperial… — Canturreo sobre la maquina —. Buscando, buscando… ?Eh?
— ?Me encontraste? — pregunto ella, emocionada.
— No, me encontre a mi. — Una tras otra, hizo pasar pantallas de documentacion —. Que ardua tarea debio de ser sanear la investigacion militar despues de lo que ellos mismos produjeron. Por suerte para mi, importaron esos reproductores uterinos…, si, ahi estan… Nunca podrian haber realizado algunos de aquellos tratamientos a lo vivo, hubieran matado a mi madre. Ahi esta el buen doctor Vaagen… ?Aja!, asi que antes estaba en investigacion militar. Tiene sentido, supongo que era su experto en venenos. Me hubiera gustado saber mas de esto cuando era nino, podria haber armado alboroto para festejar dos cumpleanos; uno, cuando mi madre tuvo la cesarea y otro, cuando por fin me sacaron del reproductor.
— ?Cual eligieron?
— El dia de la cesarea. Me alegra. Me hace solo seis meses mas joven que tu. De otro modo, serias casi un ano mayor, y me han advertido acerca de las mujeres mayores…
Esta broma provoco al fin una sonrisa y Miles se tranquilizo un poco. Hizo una pausa, mirando la pantalla con un ojo semicerrado, y, luego, introdujo otra pregunta.
— Es raro — murmuro.
— ?Que?
— Un proyecto medico militar secreto, con mi padre como director, nada menos.
— Nunca oi que el tambien anduviera en investigacion — dijo Elena, enormemente impresionada —. Seguro que era un experto.
— Eso es lo curioso, el era estratega de Estado Mayor. Jamas tuvo nada que ver con investigacion, que yo sepa. — Un codigo, ya para entonces familiar, aparecio tras la siguiente pregunta —. ?Maldita sea, otro sello! Haces una simple pregunta y obtienes una simple pared de ladrillos… Ahi esta el doctor Vaagen con guantes de goma en las manos, junto a mi padre. Vaagen debio de hacer el trabajo verdadero, entonces. Eso explica lo otro. Quiero ver debajo de ese sello, maldicion… — Miles silbo una melodia muda, mirando al vacio y haciendo tamborilear los dedos.
Elena empezaba a parecer desalentada.
— Estas adquiriendo ese aire de mula terca — observo con nerviosismo —. Quiza deberiamos dejar todo esto. Realmente, ahora ya no importa.
— La marca de Illyan no esta en esta. Podria ser suficiente…
Elena se mordio el labio.
— Mira, Miles, realmente no es… — Pero Miles ya estaba lanzado —. ?Que estas haciendo?
— Probando uno de los viejos codigos de acceso de mi padre. Estoy bastante seguro de el, excepto por unos pocos digitos.
Elena trago saliva.
— ?Bingo! — grito Miles bajando la voz, al ver la pantalla que comenzaba a vomitar datos. Leyo avidamente —. ?Asi que de ahi es de donde provenian esos reproductores uterinos! Los trajeron al volver de Escobar, despues de que fracasara la invasion. Por Dios, los despojos de guerra. Diecisiete de ellos, cargados y funcionando. Debieron de parecer realmente alta tecnologia en su momento. Me pregunto si los habremos saqueado.
Elena empalidecio.
— Miles, ?no estarian haciendo experimentos humanos o… algo como eso, no? Seguramente tu padre no lo hubiera aprobado, ?no?
— No lo se. El doctor Vaagen puede ser muy, hmm, obsesivo con su investigacion… — El alivio aflojo su voz —. Oh, estoy viendo lo que paso. Mira aqui… — La pantalla holografica comenzo a desplegar otra lista en el aire —. Todos fueron enviados al Orfanato del Servicio Imperial. Deben de haber sido ninos de nuestros hombres muertos en Escobar.
La voz de Elena se puso tensa.
— ?Ninos de hombres muertos en Escobar? Pero ?donde estan sus madres?
Se miraron el uno al otro.
Pero, si nunca hubo mujeres en el Servicio, salvo unas pocas medicas y tecnicas civiles — dijo Miles.
Los largos dedos de Elena se cerraron fuertemente sobre el hombro de Miles.
— Mira los datos.
Volvio a proyectar la lista.
— ?Miles!
— Si, lo veo. — Detuvo la pantalla —. Criatura femenina entregada a la custodia del almirante Aral Vorkosigan. No enviada al orfanato con el resto.
— ?La fecha, Miles, es mi cumpleanos!
Miles se libro de los dedos de Elena.
— Si, lo se. Por favor, no me rompas el cuello.
— ?Podria ser yo? ?Soy yo? — Su rostro se puso tenso de esperanza y de temor.
— Yo… Son todo numeros, ?ves? — dijo prudentemente Miles —. Pero hay mucha identificacion medica: huellas de los pies, retina, grupo sanguineo… Pon tu pie aqui encima.
Elena salto a la pata coja, quitandose los zapatos y las medias. Miles la ayudo a colocar el pie derecho sobre la placa holografica. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para reprimirse y no dejar correr una mano por ese increible muslo sedoso que asomaba por la falda arremangada. Piel como un petalo de orquidea. Se mordio el labio; dolor, el dolor le ayudaria a concentrarse en el pie. De todas maneras, malditos pantalones ajustados. Esperaba que ella no lo hubiera notado…
Fijo la optica laser. Una titilante luz roja aparecio unos segundos bajo el pie de Elena. Miles indico a la maquina que comparase contornos y huellas.
— Teniendo en cuenta los cambios desde la infancia hasta la edad adulta… ?Dios mio, Elena, eres tu! — Se felicito a si mismo. Si no podia ser soldado, tal vez tuviera futuro como detective…
La sombria mirada de Elena le atraveso.
— Pero ?que significa? — Su cara se congelo de repente —. ?No tengo… era… soy algun tipo de clon o de invento? — Se puso a llorar entonces y su voz temblaba —. ?No tengo una madre? No tengo madre, y eso era todo…
El exito de su identificacion positiva se le escurrio al ver la angustia de Elena. ?Idiota! Ahora, el convertiria a la madre sonada de Elena en una pesadilla… No, era la propia imaginacion de Elena la que estaba haciendo esto.
— ?Eh, no, por cierto que no! ?Tengo otra idea! Obviamente, eres la hija de tu padre, y no te estoy insultando; todo esto solo significa que a tu madre la mataron en Escobar, no aqui. Y, mas aun — se incorporo para expresarlo dramaticamente —, ?esto te convierte en la hermana que perdi hace mucho!
— ?Eh? — dijo Elena, perpleja.
— ?Seguro! O… de todas maneras, hay un diecisieteavo de probabilidades de que provengamos del mismo reproductor — Dio vueltas alrededor de ella, conjurando la farsa contra los terrores de la joven —. ?Mi diecisieteava hermana gemela! ?Debe de ser el Quinto Acto! ?Animo, esto significa que en la proxima escena te casaras con el principe!
Elena rio por entre las lagrimas. De pronto, en la puerta sonaron golpes amenazantes. Fuera, el cabo grito con voz innecesariamente alta:
— ?Buenas noches, senor!