— Pero no me avisaste, no me lo advertiste… Juro que si alguna vez me juegas otra de esas…, voy a voy a…
Una sonrisa fantasmal tino los labios de Bothari.
— Bienvenido al servicio de mi senor… hombre de armas.
Auson y Thorne aparecieron por la otra punta de la estacion.
— Ah, ahi esta, con su circulo intimo al completo — dijo Auson.
Se acercaron a Miles. Thorne saludo.
— Tengo los totales definitivos, senor.
— Mm… si, adelante, recluta Thorne. — Miles se esforzo por atender.
— De nuestro lado, dos muertos, cinco heridos. Heridas no muy serias, salvo una quemadura de plasma en una recluta… Necesitara una regeneracion facial mas bien completa cuando lleguemos a algun sitio con instalaciones medicas adecuadas…
El estomgao de Miles se contrajo.
— ?Nombres?
— Muertos, Deveraux y Kim. La herida fue Elli… la recluta Quinn.
— Continua.
— El personal total enemigo constaba de sesenta individuos de la
La letania de Thorne finalizo. El teniente se quedo mirando ansiosamente la cara de Miles para ver la reaccion a esta ultima informacion.
— Ya veo. — Miles se pregunto cuanto mas podria asimilar. Estaba quedandose entumecido —. Continua.
— Por el lado positivo — ?hay un lado positivo?, penso Miles —, hemos conseguido un poco de ayuda para nuestro problema de escasez de personal. Hemos liberado a veintitres prisioneros felicianos, unos pocos de ellos militares, pero la mayoria eran tecnicos de la refineria, mantenidos trabajando a punta de pistola hasta que llegaran sus sustitutos pelianos. Un par de ellos estan un poco echados a perder…
— ?Como es eso? — empezo a decir Miles, pero luego alzo una mano impidiendo explicaciones —. Despues. Luego hare… hare una inspeccion completa.
— Si, senor. El resto pueden colaborar. El mayor Daum esta muy contento.
— ?No ha podido establecer contacto con su mando aun?
— No, senor.
Miles acaricio el puente de su nariz entre el indice y el pulgar y cerro fuertemente los ojos, con el fin de contener el latir de su cabeza.
Una patrulla de los agotados comandos de Thorne paso llevando a un grupo de prisioneros a un lugar mas seguro. La mirada de Miles fue atraida por un regordete euroasiatico de unos cincuenta anos, con un rasgado uniforme oserano. A pesar de su abatido y descolorido rostro y de su dolorosa cojera, conservaba una atenta vigilancia. Parece que pudiera atravesar paredes sin armadura espacial, se dijo Miles para si.
El euroasiatico se detuvo de repente.
— ?Auson! — grito —. ?Creia que estabas muerto! — Remolco a sus captores hacia el grupo de Miles; este hizo un gesto de aprobacion al inquieto guardia. Auson se aclaro la voz.
— Hola, Tung.
— ?Como tomaron tu nave sin…? — El prisionero se detuvo al caer en la cuenta de la armadura de Thorne, del arma de Auson, aunque decorativa, en vista de sus brazos inmovilizados, y de la falta de guardias que los custodiasen. Su expresion de asombro cambio a una de sumo disgusto. Se esforzo para encontrar las palabras —. Debi haberlo sabido. — Se sofoco —. Debi haberlo sabido. Oser tenia razon al manteneros a vosotros dos, payasos, tan lejos del combate real como fuera posible. Unicamente el equipo de comediantes de Auson y Thorne podria haberse capturado
Auson curvo sus labios en un grunido. Thorne emitio una leve, filosa sonrisa.
— Cierra la boca, Tung — y agrego en un aparte, dirigiendose a Miles —. Si supiera cuantos anos he estado esperando poder decir esto…
La cara de Tung adquirio un tono purpura oscuro y grito en respuesta:
— ?Sientate en esto, Thorne! — El gesto fue obvio —. Estas equipado para ello…
Ambos resoplaron avanzando simultaneamente. Los guardias de Tung le golpearon en las rodillas; Auson y Miles le sujetaron a Thorne de los brazos. Miles fue levantado del suelo, pero, entre ambos, se las arreglaron para controlar al hermafrodita betano.
Miles intervino.
— ?Puedo senalar, capitan Tung, que el… equipo de payasos acaba de capturarle a usted?
— Si tan solo la mitad de mis comandos no hubiera quedado atrapada por ese tabique que salto… — dijo Tung acaloradamente.
Auson se enderezo y sonrio. Thorne dejo de rebotar sobre sus pies. Unidos al final, penso Miles, por el enemigo comun… Dejo escapar un breve «?ja!» cuando vislumbro la posibilidad de ponerse al descreido y suspicaz Auson en la palma de la mano.
— ?Quien diablos es ese pequeno mutante? — le murmuro Tung a su guardia.
Miles avanzo un paso.
— De hecho, lo has hecho tan bien, recluta Thorne, que no dudo en confirmarte como comandante comisionado. Enhorabuena, capitan Thorne.
Thorne se hincho. Auson languidecio, con toda la verguenza y la ira agolpada en sus ojos. Miles se dirigio a el.
— Tambien usted ha servido, recluta Auson — dijo Miles, pensando, omitiendo ese comprensible motin insignificante en la sala de tacticas —. Incluso estando en la lista de enfermos. Y para los que tambien sirven, tambien hay recompensa. — Hizo un gesto grandilocuente, senalando mas alla de los ventanales, donde una cuadrilla, en el ingravido espacio, acababa de empezar a desenmaranar a la
Auson se giro, olas de asombro, perplejidad y deleite banaban su rostro. Bothari fruncio los labios, apreciando la estrategia y el manejo feudal de Miles. Auson, al mando de su propia nave, deberia a la larga espabilarse ante el hecho de que era su propia nave; Auson, subordinado de Thorne, seria siempre un potencial foco de deslealtad…, pero Auson al mando de una nave recibida de manos de Miles se convertia, ipso facto, en hombre de Miles. No importaba que la nave de Tung en manos de cualquiera de ellos fuera tecnicamente un robo de lo mas grandioso… Tung necesito apenas un poco mas que Auson para comprender el rumbo de la conversacion. Empezo a maldecir; Miles no reconocio el idioma pero eran inequivocamente insultos. Miles no habia visto nunca antes a un hombre echar realmente espuma por la boca.
— Procuren que este prisionero reciba un tranquilizante — ordeno amablemente Miles cuando se llevaban a Tung. Un comandante agresivo, penso codiciosamente Miles. Treinta anos de experiencia…, me pregunto si puedo hacer algo con el…
Miro a su alrededor y agrego:
— Vaya a ver a la asistente medica y haga que le quiten esas cosas de sus brazos, capitan Auson.
— ?Si, senor! — Auson intento un saludo y se marcho con la cabeza en alto. Thorne se fue tambien, a dirigir otras tareas de inteligencia con respecto a los prisioneros y a los felicianos liberados.
Un tecnico de maquinas que necesitaba supervision vino al instante para llevarse a Jesek. Sonrio orgullosamente mirando a Miles.
— ?Diria que nos hemos ganado nuestra bonificacion por combate hoy, senor?