El asalto de la estacion de desembarco estaba practicamente terminado. Thorne y compania ya se estaban movilizando por las estructuras adyacentes para completar la limpieza. ?La victoria convertida tan velozmente en derrota? Insoportable. Miles busco vanamente una idea mejor en el fondo de su inspiracion.

— No es muy elegante — dijo por fin — pero, a una distancia tan increiblemente corta, al menos es posible… Podriamos intentar chocar contra ellos.

Auson articulo sin sonidos las palabras: mi nave… Y recupero la voz:

— ?Mi nave! ?La mas fina tecnologia de Illyrica, y quieres usarla para una jodida batida medieval? ?Hervimos un poco de aceite y se lo arrojamos mientras tanto? ?Tiramos algunas rocas? — Su voz subio una octava y se quebro.

— Apuesto a que no se lo esperan — dijo Miles, un poco reprimido.

— Te estrangulare con mis propias manos… — Auson, tratando de levantarlas, redescubrio los limites de su movimiento.

— Eh, sargento — llamo Miles, retrocediendo ante el capitan mercenario, quien respiraba agitadamente.

Bothari se levanto de su silla. Sus ojos entrecerrados midieron friamente a Auson, como un cardiocirujano al planificar su primer corte.

— Al menos debe intentarse — razono Miles.

— No con mi nave, tu no, tu, pequeno… — El lenguaje de Auson al refunfunar se convirtio en corporal. Su equilibrio cambio, liberando un pie para asestar un golpe de karate.

— ?Dios mio! ?Mire! — grito el oficial de comunicaciones.

La RG 132, torpe, voluminosa, estaba alejandose del muelle. Sus motores sonaban a maxima potencia, otorgandole la aceleracion propia de un elefante nadando en melaza.

Auson, al instante, quedo fuera de la atencion de Miles.

— La RG, cargada, tiene cuatro veces la masa de ese acorazado de bolsillo — suspiro.

— ?Por eso vuela como un cerdo y cuesta una fortuna moverla! — grito Auson —. Ese oficial piloto suyo esta loco si piensa que puede alcanzar a Tung…

— ?Vamos, Arde! — grito Miles, saltando enardecido —. ?Perfecto! Le acorralaras directamente contra esa unidad de fundicion…

— No puede… — empezo a decir Auson —. ?Hijo de puta! ?Si puede!

Tung, como Auson, aparentemente tardo en adivinar la verdadera intencion del voluminoso carguero. Los impulsores laterales comenzaron a echar chispas para rotar la nave de guerra en posicion de lanzarse al espacio abierto. El acorazado recibio una embestida, absorbida con poco efecto visible en el area de carga de la RG 132.

Entonces, casi a camara lenta, con una especie de loca majestad, el carguero volvio a encarar al acorazado… y avanzo. La nave de guerra fue empujada contra la enorme fundicion. El equipamiento que sobresalia y las cubiertas superficiales estallaron y saltaron en todas direcciones.

La accion exige reaccion; despues de un momento de dolor, la fundicion devolvio la gentileza. Una onda de movimiento surgio de la tension de las estructuras adyacentes, como el gigantesco chasquido de un latigo. Aristas quebradas del acorazado quedaron atrapadas, enredadas por completo. Vistosos fuegos quimicos saltaron al vacio por todas partes.

La RG 132 se alejo. Miles, de pie frente a la pantalla, contemplaba con aturdida fascinacion, mientras medio casco exterior del carguero comenzo a delaminarse y a dejar su corteza por el espacio.

La RG 132 fue el detalle final para quedar libres para la captura de la refineria de metales. Los comandos de Thorne sacaron al ultimo de los oseranos de la nave inutilizada y limpiaron las estructuras circundantes de resistentes y refugiados; los heridos fueron separados de los muertos; los prisioneros, mantenidos bajo custodia; las minas cazabobos, detectadas y desactivadas; y la atmosfera, restablecida en las areas clave. Entonces, por fin, pudieron destinarse hombres y enviar lanzaderas para remolcar el viejo carguero hasta la estacion.

Una figura tiznada, dentro de un traje de presion, salio bamboleando por el tubo flexible en la darsena de carga.

— ?Cedieron! ?Cedieron! - le grito Mayhew a Miles, mientras se quitaba el casco. El cabello apuntaba en todas direcciones, emplastado por el sudor reseco.

Baz y Elena corrieron hacia el, apareciendo — sin sus cascos — como un par de caballeros despues de la justa. El abrazo de Elena levanto del suelo al piloto; por la sufrida mirada de Mayhew, Miles dedujo que Elena tenia todavia algunos problemas con sus servos.

— ?Fue genial, Arde! — le dijo la joven.

— ?Enhorabuena! — anadio Baz —. Ha sido la maniobra tactica mas notable que jamas he visto. Una trayectoria hermosamente calculada… Tu punto de impacto fue perfecto. Le colgaste a lo rey, pero sin causarle dano estructural, acabo de verlo. Con algunas reparaciones, ?habremos capturado para nosotros un acorazado!

— ?Hermosa? — dijo Mayhew —. ?Calculada? Tu estas tan loco como lo esta el… — Senalo a Miles —. En cuanto al dano… mira eso. — Hizo un gesto por encima de su hombro en direccion a la RG 132.

— Baz dice que tienen equipo con el que poder hacer algun tipo de reparaciones de casco en esta estacion — intervino Miles en tono conciliador —. Nos demorara aqui algunas semanas mas, lo que me gusta tan poco como a ti, pero puede hacerse. Que Dios nos ayude si alguien nos pide que paguemos por ello, por supuesto, pero, con algo de suerte, yo podria reclutar a la fuerza…

— ?No lo entiendes! — Mayhew agito sus brazos en el aire —. Cedieron. Las varas Necklin cedieron.

Asi como en el piloto los circuitos implantados eran su sistema nervioso, el cuerpo que impulsaba los saltos era el par de varas generadoras de campo Necklin que atravesaban la nave de un extremo al otro. Estaban fabricadas, recordo Miles, con una tolerancia de menos de una parte en un millon.

— ?Estas seguro? — dijo Baz —. Las fundas…

— Puedes pararte en las fundas y ver las varas y la deformacion. ?Realmente verlas! ?Parecen esquis! — se lamento Mayhew.

Baz dejo escapar su aliento en un susurro entre dientes.

Miles, aunque creia saber ya la respuesta, se dirigio al maquinista.

— ?Alguna posibilidad de arreglo…?

Baz y Mayhew le echaron a Miles la misma mirada.

— Por Dios, usted lo intentaria, ?no? — dijo Mayhew —: ya le veo ahi abajo con una maza…

Jesek sacudio con pesar la cabeza.

— No, mi senor. Hasta donde yo se, los felicianos no alcanzan la produccion de naves para saltos ni por el lado de la biotecnologia ni por el de la ingenieria. Las varas de repuesto deberian importarse, y Colonia Beta seria lo mas cercano, pero ya no se fabrica este modelo. Tendrian que construirlas especialmente y enviarlas y… Bueno, creo que llevaria un ano y que costaria varias veces el valor de la RG 132.

— Ah — dijo Miles. Contemplo con los ojos casi en blanco su nave destrozada a traves de las compuertas.

— ?No podriamos llevar la Ariel? — dijo Elena —. Atravesar el bloqueo y… — se detuvo, y se sonrojo levemente —. Oh, lo siento.

El fantasma del piloto asesinado solto una fria risa en los oidos de Miles.

— Un piloto sin nave — murmuro en voz baja —, una nave sin piloto, cargamento no entregado, sin dinero, sin modo de volver a casa… — Se volvio hacia Mayhew con curiosidad —. ?Por que lo hiciste, Arde? Podias haberte rendido pacificamente. Eres betano, te habrian tratado bien…

Mayhew miro hacia la darsena, evitando los ojos de Miles.

— Me parecio que el acorazado estaba a punto de enviaros a todos a la quinta dimension.

— Cierto. ?Y?

— Y… bueno… no me parecio que un hombre de armas honesto y correcto deba quedarse con el culo sentado cuando eso pasa. La nave era la unica arma que tenia; asi que apunte y… — Imito un gatillo con el dedo y disparo.

Tomo aliento y agrego con mas calor:

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