acorazado de bolsillo del capitan Tung, por ejemplo. Fabricacion betana. — Auson emitio un suspiro de envidia —. El tiene de todo.

Miles se volvio hacia el oficial de comunicaciones.

— ?Estas recibiendo algo com esto del otro lado? ?Alguien esperando en el muelle en armadura de combate?

— Esta mezclado — respondio el oficial —, pero calculo que el comite de recepcion llega a unos treinta individuos. — El menton de Bothari se tenso ante la noticia.

— ?Thorne esta al tanto? — pregunto Miles.

— Por supuesto.

— ?Ellos estan recibiendo imagenes nuestras?

— Solo si se esperan algo y hacen lo que estamos haciendo nosotros — dijo el oficial de comunicaciones —. No deberian tener por que.

— Dos a uno — murmuro Auson preocupado —. Fea desventaja.

— Tratemos de emparejarla — dijo Miles. Se dirigio al oficial de comunicaciones —. ?Puedes entrar en sus codigos y obtener su telemetria? Tienes los codigos oseranos, ?no?

El oficial parecio de pronto pensativo.

— No funciona exactamente de ese modo, pero… — Su frase se desvanecio mientras se aboco absorto a operar con su equipo.

La mirada de Auson se ilumino.

— ?Esta pensando en manipular sus trajes, hacer que se choquen contra las paredes, que se disparen entre ellos…? — La luz se apago —. Ah, diablos… todos tienen anuladores manuales. En cuanto se imaginen lo que esta pasando, nos cortaran el control. Fue una bonita idea, sin embargo.

Miles sonrio.

— No dejaremos que se lo imaginen, entonces. Seremos sutiles. Piensas mucho en terminos de fuerza bruta, recluta Auson. Ahora bien, la fuerza bruta jamas fue mi fuerte…

— ?Lo tengo! — grito el oficial de comunicaciones. El holovideo arrojo una segunda pantalla junto a la primera —. Hay diez de ellos con armaduras de retroalimentacion completa; el resto parecen ser pelianos, sus armaduras solo tienen enlaces de comunicacion. Pero ahi estan esos diez.

— Ah, ?hermoso! Aqui, sargento, controle nuestros monitores. — Miles se traslado a su nuevo puesto y estiro los dedos, como un concertista de piano a punto de tocar —. Ahora os mostrare lo que quiero decir. Lo que deseamos hacer es simular algunas leves, minusculas disfunciones de los trajes… — Ajusto la mira sobre un soldado. Telemetria medica… apoyo fisiologico… ahi —. Mirad.

Comprobo el deposito del tubo de orina del hombre, ya lleno hasta la mitad.

— Debe de ser un tipo nervioso… — Invirtio el curso del flujo a maxima potencia y le puso volumen al monitor. Un insulto salvaje lleno el aire, anulado por un grunido pidiendo silencio —. Ahora hay un soldado distraido, y no va a poder hacer nada hasta que llegue a algun sitio donde pueda quitarse el traje.

Auson, a su lado, se atraganto de risa.

— ?Pequeno bastardo de mente retorcida! ?Si, si!

Aplaudio con los pies, en lugar de con las manos, y giro hacia su propio tablero. Obtuvo la lectura de otro soldado, manejando lentamente los mandos con la punta de los dedos.

— Recuerda — le advirtio Miles —, sutil.

Auson, riendo todavia, murmuro:

— Esta bien. — Se inclino sobre el panel de controles —. Ahi. Ahi… — Se incorporo, sonriendo —. Un tercio de sus comandos de servo funcionan ahora con medio segundo de retraso y sus armas dispararan diez grados a la derecha de donde apunten.

— Muy bien — le felicito Miles —. Mejor dejamos el resto hasta que esten en posiciones criticas, no vayamos a levantar sospechas en demasia y excesivamente pronto.

La nave se acercaba cada vez mas a la darsena. Las tropas enemigas se preparaban para abordar por los tubos flexibles normales.

De repente, los grupos de asalto de Thorne se lanzaron por las camaras de presion laterales que daban al muelle. Rapidamente arrojaron minas magneticas sobre el casco de la estacion, donde explotaron como las chispas que queman y agujerean una alfombra. Los mercenarios de Thorne saltaron por las brechas y se diseminaron por el interior. El silencio de la radio enemiga estallo en un caos escandaloso.

Miles se puso a activar las lecturas de su tablero. Una oficial enemiga volvio la cabeza para dar ordenes a su peloton; inmediatamente, Miles trabo su casco en la posicion maxima de torsion, inmovilizando por ende el cuello de la oserana. Escogio luego a otro soldado en un pasillo y acciono a toda potencia el arco de plasma incorporado a su traje; el fuego surgio salvajemente de la mano del hombre, quien retorcio por reflejo, sorprendido, y rociando el suelo, el techo y a sus camaradas.

Hizo una pausa para observar la lectura de Elena. Un pasillo pasaba a toda velocidad por la pantalla. La imagen giro locamente cuando la joven uso los reactores del traje para frenar. Evidentemente, la gravedad artificial de la estacion de desembarco habia sido anulada. Un sello automatico de aire bloqueo entonces el corredor. Elena ceso de dar vueltas, apunto con su arco de plasma y abrio un boquete en el sello. Se impulso por el mismo, al tiempo que un soldado enemigo hacia lo propio desde el otro lado. Se toparon en una confusa pelea, los servos chirriando por la necesidad de sobrecarga.

Miles busco freneticamente la lectura del enemigo entre las diez que habia, pero era un peliano. No tenia acceso a su traje. El corazon le martilleaba en los oidos. Hubo otra vista de la lucha entre Elena y el peliano en la pantalla; Miles tuvo la confusa sensacion de estar en dos lugares al mismo tiempo, como si el alma hubiera abandonado el cuerpo; entonces se dio cuenta de que estaba mirando la escena desde el traje de otro oserano. El oserano estaba levantando el arma para disparar… No podia errar…

Miles acciono entonces el equipo medico del hombre y le inyecto en las venas — de una sola vez — todas las drogas que contenia. El audio transmitio un grito ahogado, tembloroso; la lectura del ritmo cardiaco salto enloquecida y luego registro fibrilacion. Otra figura — ?Baz? — con la armadura de la Ariel entro por la brecha del sello, disparando mientras volaba. El plasma cubrio al oserano, interrumpiendo la transmision.

— ?Hijo de puta! — grito de repente Auson, dando un codazo a Miles —. ?De donde salio?

Miles penso primero que Auson se referia al soldado de la armadura; entonces acompano la mirada del ex capitan hasta otra pantalla que enfocaba el espacio opuesto a la estacion.

Asomando tras ellos habia una gran nave de guerra oserana.

12

Miles solto una blasfemia, frustrado. ?Por supuesto! Armaduras oseranas de retroalimentacion completa implicaban logicamente un monitor oserano cercano. Debia haberse dado cuenta al instante. Habia sido un tonto al haber supuesto sencillamente que el enemigo estaba siendo dirigido desde el interior de la estacion. Apreto los dientes, mortificado. En la abrumadora excitacion del ataque, en su particular terror por Elena, habia olvidado el primer principio de los grandes comandantes: no enredarse en los pequenos detalles. No era un consuelo que tambien Auson parecia haberse olvidado de eso.

El oficial de comunicaciones abandono rapidamente el juego del sabotaje de trajes y retorno a su puesto.

— Estan exigiendo la rendicion, senor — informo.

Miles se mojo los labios resecos y aclaro su garganta.

— Ah… ?Sugerencias, recluta Auson?

Auson le dirigio una turbia mirada.

— Es ese esnob de Tung. Es de la Tierra y jamas deja que uno lo olvide. Tiene cuatro veces nuestra aceleracion, tres veces nuestra tripulacion y treinta anos de experiencia. Supongo que no te interesa considerar la rendicion, ?no?

— Tienes razon, Auson — dijo tras un momento Miles —. No me interesa.

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