— … usted es un idiota…
— … emboscar naves desviadas…
Los intestinos de Miles se retorcian como serpientes copulando. Se paso, cansado, las manos por el rostro y hablo por primera vez; lo inesperado de ello atrapo de inmediato la atencion de todos.
— He conocido gente que juega asi al ajedrez. No pueden pensar el camino al jaque mate y entonces se pasan el tiempo tratando de limpiar el tablero de piezas pequenas. Esto, finalmente, reduce el juegoa una simplicidad que pueden comprrender, y estan felices. La guerra perfecta es un mate ilusorio.
Se callo; con los codos apoyados en la mesa, la cara entre sus manos. Tras un breve silencio, la expectativa derivo en decepcion, el kshatryano renovo su ataque al cetagandano, y ahi estaban todos, otra vez. Sus voces empanaron a Miles. El general Halify empezo a retirarse de la mesa, desalentado.
Nadia habia notado la mandibula abierta de Miles, detras de sus manos, ni sus ojos muy abiertos primero y entrecerrados luego.
— Hijo de puta — susurro — No es irremediable.
Se incorporo.
— ?No se le ha ocurrido a nadie que estamos atacando el problema desde el angulo equivocado?
Sus palabras se perdieron en la penumbra. Unicamente Elena, sentada en un rincon de la sala, advirtio su rostro. Su propia cara se volvio hacia la de el como un girasol, sus labios se movieron en silencio: ?Miles?
No una vergonzosa huida en la oscuridad, sino un monumento; eso es lo que iba a hacer de esta guerra. Si…
Saco de la vaina la daga de su abuelo y la arrojo al aire. Cayo y se clavo de punta en el centro de la mesa, con una sonora vibracion. Trepo a la mesa y fue a recuperarla.
El silencio fue subito y total, salvo por el refunfuno de Auson, frente a quien habia caido la daga.
— No pense que ese plastico pudiera cortar…
Miles retiro el arma de un tiron, la envaino y camino a trancas de un lado a otro por la mesa. El refuezo de su pierna habia adquirido un molesto golpeteo ultimamente, que se habia propuesto que arreglse Baz; ahora sonaba fuerte en medio del silencio. Acaparar la atencion, como un susurro. Bien. Un golpeteo, un garrotazo en a cabeza, cualquier cosa que funcionara estaba bien para el. Era hora de acaparar la atencion.
— Parece haberseles escapado, senores, senoras y demas, que la mision asignada a los Dendarii no es destruir fisicamente a los oseranos, sino simplemente eliminarlos como fuerza beligerante en el espacio local. No necesitamos entorpecernos nosotros mismos atacando sus fuerzas.
Las caras alzadas le seguian como filamentos de hierro atraidos por un iman. El general Halify se hundio nuevamente en su asiento. El rostro de Baz y el de Arde estaban jubilosos de esperanza.
— Dirijo vuestra atencion al debil eslabon de la cadena que nos enlaza: la conexion entre los oseranos y quienes lo contratan, los pelianos. Ahi es donde debemos aplicar nuestra palanca. Hijos mios — se detuvo mirando mas alla de la refineria, hacia las profundidades del espacio, como un profeta enfrentado a una vision —, vamos a golpearles en la nomina de pagos.
La ropa interior venia primero, suave, comoda, absorbente. Luego las conexiones de las sondas. Luego las botas, las plantillas piezoelectricas cuidadosamente disenadas con puntos de maximo impacto en los dedos, en los talones y en el metatarso. Baz habia hecho un hermoso trabajo con el ajuste y adaptacion de la armadura espacial. Las canilleras calzaban como piel en las desiguales piernas de Miles. Mejor que la piel; un esqueleto externo, los huesos quebradizos tecnologicamente igualados al fin con los de cualquiera.
Miles deseo que Baz estuviera con el en ese momento, para ufanarse de su obra; si bien Arde estaba haciendo lo mejor que podia para ayudar a Miles a entrar en el aparato. Mas apasionadamente, incluso, deseo estar en el lugar de Baz.
La inteligencia feliciana informo calma absoluta en el frente del suelo patrio peliano. Baz y su partida seleccionada de tecnicos, en la que destacaba Elena Visconti, debia de haber traspasado con exito la frontera lateral del planeta y estaria moviendose hacia el lugar del golpe. El golpe mortal de la estrategia de Miles. La clave de sus nuevas ambiciones. Casi se le habia roto el corazon, al enviarlos solos, pero se impuso la razon. Un ataque comando, si asi podia llamarse, delicado, tecnico, invisible, no se beneficiaria con una carga tan conspicua y tecnicamente innecesaria como era el. Estaba mejor empleado aqui, con los demas.
Observo la dimension de la armeria de su nave capitana. La atmosfera parecia una combinacion de vestuario, embarcadero y quirofano… Trato de no pensar en qurofanos. Su estomago le produjo una punzada de dolor. Ahora no, le dijo. Mas tarde. Se bueno y te prometo que te llevare a la tecnica medica luego.
El resto de su grupo de ataque estaba, como el, poniendose las armas y armaduras. Los tecnicos comprobaban los sistemas en una silenciosa revision de luces coloreadas y pequenas senales de audio, mientras probaban aqui y alla; la serena corriente de voces era seria, atenta, concentrada, casi meditativa, como una antigua iglesia antes de que comenzara el oficio. Estaba bien. Capto la mirada de Elena, dos filas de soldads detras de la suya, y le sonrio tranquilizadoramente, como si el y no ella fuera el veterano. Elena no devolvio sonrisa alguna.
Comprobo su estrategia igual que los tecnicos comprobaban sus sistemas. La nomina de pagos oserana estaba dividida en dos partes. La primera era una transferencia electronica de fondos pelianos a una cuenta oserana en la capital peliana, con la cual la flota oserana compraba suministros y provisiones locales. El plan especial de Miles era para eso. La segunda parte era en otras monedas galacticas, fundamentalmente dolares betanos. Esto era ganancia en efectivo, para ser dividida entre los capitanes-propetarios de Oser, quienes la llevarian a sus diferentes destinos, fuera del espacio local de Tau Verde, cuando expiraran finalmente sus contratos. Se entregaba mensualmente a la nave capitana de Oser, en su base del bloqueo. Miles corrigio su recomposicion con una pequena sonrisa: se
Se habian apropiado de la primera nomina en efectivo, en medio del espacio, con devastadora facilidad. La mitad de las tropas de Miles eran oseranos, despues de todo; muchos incluso habian realizado antes esa tarea. Presentarse al correo peliano como los cobradores oseranos solo habia requerido ajustes minimos en codigos y procedimientos. Habian terminado y estaban ya lejos de alcance para cuando los verdaderos oseranos llegaron. La transcripcion de los despachos subsiguientes entre el correo peliano y la nave recaudadora oserana era un tesoro para Miles. Lo tenia guardado en su cabina, sobre el feretro de Bothari, junto a la daga de su abuelo. Hay mas aun, sargento, penso. Lo juro.
La segunda operacion, dos semanas mas tarde, habia sido burda en comparacion: una pesada contienda entre el nuevo y mejor armado correo peliano y las tres naves de guerra de Miles. Miles se habia hecho a un lado prudentemente, permitiendo que Tung dirigiera la maniobra y limitando sus comentarios a algun ocasional «ah» de aprobacion. Desistieron del abordaje al ver aparecer cuatro naves oseranas. Los oseranos no querian correr riesgos con esa entrega.
Los Dendarii hicieron volar a los pelianos y su precioso cargamento en componentes atomicos, y escaparon. Los pelianos habian peleado bravamente. Miles les habia dedicado esa noche una ofrenda mortuoria en su cabina, muy privadamente.
Arde conecto la junta del hombro izquierdo de Miles y comenzo a comprobar todos los movimientos de rotacion, del hombro a los dedos, segun la lista de control. El dedo anular funcionaba un veinte por ciento por debajo de su capacidad. Arde abrio la plaqueta a presion del antebrazo correspondiente y reajusto el diminuto potenciometro.
Su estrategia… Para el tercer intento de saqueo, se hizo evidente que el enemigo habia aprendido de la experiencia. Oser envio practicamente un convoy para efectuar la recaudacion. Las naves de Miles, a resguardo fuera de alcance, no pudieron siquiera acercarse. Miles se vio forzado a usar el as que guardaba en la manga.
Tung habia alzado las cejas cuando Miles le pidio que enviara un sencillo mensaje escrito a su antiguo oficial de comunicaciones. «Por favor, cooperad con cualquier requerimiento Dendarii», rezaba la nota, firmada — incomprensiblemente para el euroasiatico — con el sello Vorkosigan disimulado en la empunadura de la daga. El oficial de comunicaciones era desde siempre una de las fuentes de Inteligencia. Era malo comprometer asi a uno de los hombres del capitan Illyan, y peor aun hacer peligrar la excelente reputacion de que gozaba entre la flota oserana. Si los oseranos alguna vez imaginaran quien les habia cocinado el dinero, la vida del tipo estaria seguramente perdida. Hasta el momento, no obstante, los oseranos solo tenian cuatro paquetes de cenizas y un misterio.