O mas de 3.000. Los Dendarii seguian creciendo. Otra nave libre habia llegado el dia anterior, atravesando el agujero, al haber oido de ellos Dios sabe en que fabrica de rumores. Y ansiosos pretnedientes a reclutas provenientes de Felice se las arreglaban para aparecer con cada nueva nave que venia del planeta. La refineria de metales estaba operando como refineria otra vez y el control del espacio local cayo nuevamente en manos de los felicianos; sus fuerzas en aquel mismo momento estaban devorando instalaciones pelianas por todo el sistema.
Se hablaba de un nuevo contrato por parte de Felice, para que bloqueasen ellos ahora el agujero de gusano. La frase «retirate mientras estas ganando» se le aparecia espontaneamente a Miles cada vez que surgia el tema; la propuesta le aterraba en su interior. Ansiaba irse de alli antes de que todo el castillo de naipes se desmoronara. Debia mantener la realidad y la fantasia separadas, en su mente al menos, aun cuando tenia que mezclarlas tanto como le fuera posible en la de los demas. Le llegaron voces desde el pasillo de acceso, rebotando hasta su oido por algun accidente de acustica. El tono alto de Elena le llamo la atencion.
— No tienes que pedirselo. No estamos en Barrayar, no vamos a volver nunca a Barrayar…
— Pero sera como tener un pequeno fragmento de Barrayar para llevar con nosotros — contesto la voz de Baz, amable y alegre como Miles jamas la habia escuchado —. Un atisbo del hogar en sitios sin aire. Dios sabe que no puedo ofrecerte mucho de eso «conveniente y adecuado» que tu padre queria para ti, pero toda la miseria de que pueda disponer sera tuya.
— Mm.
La respuesta de ella no fue entusiasta, casi hostil mas bien. Toda referencia a Bothari parecia en esos dias caer en ella como martillazos en carne muerta, un sonido sordo que a Miles le enfermaba, pero que en ella no provocaba respuesta.
Surgieron desde el corredor. Baz iba detras de Elena. Sonrio a su senor con una timida actitud de triunfo. Elena tambien le sonrio, pero no con los ojos.
— ?Meditacion profunda? — le pregunto jovialmente Elena —. A mi me parece mas bien que estas mirando por la ventana y comiendote las unas.
Se incorporo con esfuerzo y respondio en el mismo tono:
— Oh, le dije al guardia que no dejase entrar a los turistas. En realidad he venido aqui para echar una siesta.
Baz le sonrio nuevamente.
— Mi senor, entiendo, en ausencia de otros parientes, que la tutela legal de Elena ha recaido en usted.
— Vaya…, asi es. No he tenido mucho tiempo para pensar en ello, a decir verdad.
Miles se sintio incomodo ante este giro de la conversacion, no muy seguro de que iba a venir.
— Bien. Entonces, como su senor y guardian, formalmente le pido la mano de Elena en matrimonio. Por no mencionar el resto de ella. — Su estupida sonrisa le hizo desear a Miles patearle los dientes —. Oh, y como mi senor y comandante, le pido permiso para casarme y… «y que mis hijos puedan servirle, senor». — La version abreviada que Baz pronuncio de la formula era apenas un poco diferente de la real.
— Ya veo. Existen… existe algunas dificultades.
Ordeno su argumentacion logica como un escudo, para proteger su cobarde y desnuda rabia del aguijon de esos dos honestos pares de ojos marrones.
— Elena es muy joven, por supuesto… — Abandono la frase ante la ira que destello en la mirada d ela joven al mismo tiempo que sus labios formaban la muda palabra ?Tu…! —. Yendo mas al punto, le di mi palabra al sargento Bothari de realizar por el tres servicios en caso de que muriera, como ha sucedido. Enterrarle en Barrayar, procurar que Elena se case con toda la debida ceremonia y… ocuparme de que lo haga con un adecuado oficial del Servicio Imperial de Barrayar. ?Os gustaria verme faltar a mi palabra?
Baz parecia tan aturdido como si Miles le hubiese pateado. Abrio la boca, la cerro, la abrio otra vez.
— Pero… ?no soy su hombre de armas juramentado? Eso es seguramente lo mismo que ser un oficial imperial… ?demonios, el propio sargento era un hombre de armas! ?No ha… no ha sido satisafactorio mi servicio? ?Digame en que he fallado, mi senor, para que ya mismo pueda corregirlo! — Su perplejidad se convirtio en genuina angustia.
— No me has fallado. — La conciencia de Miles solto las palabras de su boca —. No, pero, por supuesto, soolo me has servido cuatro meses. Un tiempo realmente corto, si bien se que parece mucho mas largo con todo lo que ha pasado… — Miles se tropezo, se sentia mas que tullido; lisiado. La furiosa mirada de Elena le habia cortado por las rodillas. ?Cuanto mas corto podria permitirse aparecer ante sus ojos? Prosiguio sin vigor —. Todo esto es tan repentino…
La voz de Elena bajo hasta un grave registro de ira.
— ?Como te atreves…? — La voz irrumpio en la respiracion, como una ola, y las palabras se formaron otra vez —. ?Que es lo que debes… que puede alguien deberle a
La mano de Baz le apreto ansiosamente el brazo, conteniendo la avalancha que se abatia sobre Miles.
— Elena, quiza no es el mejor momento para tratar esto. Tal vez seria mejor mas tarde.
Baz miro el petreo rostro de Miles y retrocedio, con la mirada confundida.
— Baz, no iras a tomar esto en serio…
— Vamos. Hablaremos de ello.
Elena hizo un esfuerzo y recupero su timbre normal de voz.
— Esperame al final del pasillo. Es solo un minuto.
Miles saludo a Baz con un gesto, reforzando las palabras de Elena.
— Bien… — El maquinista se retiro caminando lentamente y mirando por encima del hombro, preocupado.
Esperaron, por tacito acuerdo, hasta que el sordo sonido de los pasos se desvanecio. Cuando Elena retomo la palabra, la ira en sus ojos se habia convertido en suplica.
— ?No lo ves, Miles? Es mi oportunidad para alejarme de todo, para comenzar de nuevo, limpia y fresaca, en otro lugar. Tan lejos como sea posible.
Miles sacudio la cabeza. Hubiera caido de rodillas si hubiese pensado que serviria para algo.
— ?Como puedo renunciar a ti? Tu eres las montanas y el lago, los recuerdos… lo encierras todo. Cuando estas conmigo, estoy en casa, dondequiera que me encuentra.
— Si Barrayar fuera mi brazo derecho, haria uso de mi arco de plasma y me lo quemaria. Tu padre y tu madre siempre supieron quien era el y, no obstante, le albergaron. ?Que son ellos, entonces?
— El sargento estaba haciendo las cosas correctamente… haciendolo bien, hasta… Tu ibas a ser su expiacion, ?no puedes verlo?
— ?Que, un sacrificio por sus pecados? ?Debo formarme a mi misma en el molde de una doncella barrayarana perfecta, como tratando de conseguir un encanto magico para la absolucion??Podria pasarme toda la vida efectuando ese ritual y no llegar al final de el, maldita sea!
— No el sacrificio — probo a decir —, el altar, quizas.
— ?Bah!
Elena empezo a pasarse, como un leopardo encadenado. Sus heridas emocionales parecian abrirse solas y sangrar delante de Miles. El trato de restanarlas.
— ?No ves? — acometio otra vez, con apasionada conviccion —, estarias mejor conmigo. Actuando o reaccionando, le llevamos a el en nosotros. No puedes alejarte de el mas de lo que yo puedo. Sea que vayas hacia adelante o lejos, el sera la brujula. Sera la lente, llena de colores sutiles y astigmaticos, a traves de la cual seran vistas todas las cosas nuevas. Yo tambien tengo un padre que me acecha y se lo que es.
Quedo estremecida, temblando.
— Me haces sentir muy mal.
Cuando Elena se estaba yendo, Ivan Vorpatril surgio por el pasillo.
— Ah, aqui estas, Miles.
Ivan eludio cautamente a Elena al cruzarse con ella, llevando sus manos a la entrepierna, en un gesto