esto… ?que es lo que vamos a hacer, una vez hayamos vuelto?

Los labios de Miles dibujaron una sonrisa carente de alegria.

— Algo se me ocurrira.

Se dio la vuelta para mirar las pantallas, pensando en silencio: Pero estas equivocado en cuanto a lo de las perdidas, Ivan; fueron enormes.

La refineria y las naves alrededor de ella se fueron haciendo pequenas hasta convertirse en una debil constelacion de manchas, destellos, lagrimas en los ojos; y, de pronto, desaparecieron.

20

La noche betana era calurosa, incluso bajo la cupula energetica que protegia en suburbia de Silica. Miles se toco los circulos plateados de su frente y de sus sienes, rogando que la transpiracion no estuviera aflojando el pegamento. Habia pasado la aduana betana con el documento falsificado del piloto feliciano; temia que sus supuestoss injertos se deslizaran por su cara.

Acacias y mezquites hechos bonsai, destacados con luces de colores, cercaban la cupula baja que cubria el acceso peatonal al complejo de apartamentos en que viviia su abuela. La vieja construccion era anterior al blindaje energetico del vecindario y estaba por lo tanto integramente bajo la superficie. Miles dio una palmadita en la mano que Elli Quinn apoyaba en su brazo.

— Ya casi hemos llegado. Dos escalones para abajo, aqui. Te gustara mi abuela. Supervisa el mantenimiento del equipo sustentador de vida en el Hospital de la Universidad de Silica. Ella sabra a quien hay que ver exactamente para que haga el mejor trabajo. Ahora, aqui hay una puerta…

Ivam, todavia llevando la maleta, paso primero. El aire mas fresco del interior acaricio el rostro de Miles y le alivio al menos de su preocupacion por los falsos injertos. Habia sido devastador para los nervios cruzar la aduana con un documento falsificado, pero usar su identificacion real hubiera garantizado enredarse instantaneamente en procedimientos legales betanos, asegurandole Dios sabia que demoras. El tiempo machacaba en su cabeza.

— Hay un ascensor aqui — le dijo a Elli; de pronto sofoco un insulto y retrocedio: surgido de repente del ascensor aparecio precisamente el hombre a quien menos queria ver en su rapida escala en el planeta.

Los ojos de Tav Calhoun se salieron de sus orbitas al ver a Miles, la cara se le puso del color de un ladrillo.

— ?Tu! — grito —. Tu… tu… tu… — Se inflo, tartamudeando, y avanzo hacia Miles.

Miles intento una sonrisa amistosa.

— Buenas tardes, senor Calhoun. Usted es justamente la persona a quien queria ver…

Las manos de Calhoun se cerraron sobre la chaqueta de Miles.

— ?Donde esta mi nave?

Miles, empujado hasta dar con la espalda en la pared, se sintio de repente solo, sin el sargento Bothari.

— Bueno, hubo un pequeno problema con la nave — empezo a decir tratando de aplacarle.

Calhoun le sacudio.

— ?Donde esta? ?Que habeis hecho con ella, terroristas?

— Esta varada en Tau Verde, me temo. Se danaron las varas Neckllin. Pero tengo su dinero. — Intento un gesto jovial.

La presion de Calhoun no aflojo.

— ?No tocaria tu dinero ni con un tractor manual! — gruno —. Me han paseado de un lado a otro, me han mentido, me han estado siguiendo, han interceptado mis comunicaciones, agentes barrayaranos han interrogado a mis empleados, a mi novia, a su esposa… A proposito, he averiguado lo de ese maldito terreno radioactivo sin valor, enano mutante… Quiero sangre. ?Vas a ir a terapia, porque ahora mismo llamare a Seguridad!

Un quejumbroso balbuceo surgio de Elli Quinn, que el oido ejercitado de Miles tradujo como: «?Que esta pasando?»

Calhoun advirtio por primera vez a la mujer en la penumbra, se sobresalto, se estremecio y giro sobre sus talones.

— ?No te muevas! ?Esto es un arresto civil! — le dijo a Miles, al tiempo que empezaba a encaminarse al comunicador publico.

— ?Sujetale, Ivan! — grito Miles.

Calhoun eludio el intento de Ivan. Sus reflejos eran mas rapidos de lo que Miles hubiese esperado de un cuerpo tan musculoso. Elli Quinn, con la cabeza erguida en actitud atenta, se le cruzo en el camino con dos agiles pasos laterales, los tobillos y las rodillas flexionados. Sus manos se encontraron con la camisa de Calhoun. Giraron ambos un instante como un par de bailarinas y de repente Calhoun se hallo dando espectaculares saltos mortales. Aterrizo de lleno sobre su espalda en el pasillo. El aire se le escapo en un resonante bufido. Elli se sento encima, le trabo el cuello con una pierna y le aplico una palanca al mismo tiempo.

Ivan, ahora que su blanco ya no se movia, logro sujetarle con una encomiable presa.

— ?Como lo hiciste? — le pregunto a Elli, con asombro y admiracion en la voz.

Ella se encogio de hombros.

— Solia practicar con los ojos vendados — balbuceo — para agudizar el equilibrio. Funciona.

— ?Que hacemos con el, Miles? — pregunto Ivan —. ?Puede detenerte realmente, aun cuando le ofrezcas pagarle?

— ?Asalto! — grazno Calhoun —. ?Agresion!

Miles aliso su chaqueta.

— Eso me temo, habia algunas clausulas en letra pequena en ese contrato… Mira, hay un armario de limpieza en el segundo piso, mejor sera que le llevemos alli antes de que aparezca alguien.

— Secuestro — gorgoteo Calhoun mientras Ivan le arrastraba hasta el ascensor.

Encontraron un rollo de alambre en el amplio armario de la limpieza.

— ?Asesinato! — chillo Calhoun cuando vio que se aproximaban con aquello.

Miles le amordazo; los ojos de Calhoun giraron en blanco. Para cuando terminaron todos los nudos y vueltas adicionales, por si acaso, el operador de recuperaciones empezaba a parecer una brillante momia anaranjada.

— La maleta, Ivan — ordeno Miles.

Su primo la abrio, y ambos comenzaron a rellenar la camisa y el sarong de Calhoun con fajos de dolares betanos.

— … treinta y ocho, treinta y nueve, cuarenta mil — conto Miles —. Ivan se rasco la cabeza.

— ?Sabes? Hay algo al reves en todo esto…

Calhoun hacia girar los ojos y se quejaba freneticamente. Miles le quito la mordaza un instante.

— ?… mas el diez por ciento! — dijo jadeando Calhoun.

Miles le amordazo otra vez y conto otros cuatro mil dolares. La maleta estaba mucho mas ligera ahora. Cerraron la puerta tras ellos.

— ?Miles! — Su abuela se quedo paralizada al verle —. Gracias a Dios, el capitan Dimir te encontro, entonces. La gente de la embajada ha estado terriblemente preocupada. Cordelia dice que tu padre no creia poder posponer por tercera vez la fecha de apelacion ante del Consejo de Condes… — se interrumpio al ver a Elli Quinn —. Oh, Dios mio…

Miles le presento a Ivan y a Elli, mencionando apresuradamente a esta ultima como una amiga de otro planeta, sin parientes alli y sin lugar donde estar. Rapidamente expreso su esperanza de poder dejar a la joven damnificada en manos de su abuela. La senora Naismith asimilo todo esto de golpe, observando unicamente: «Oh, si, otro de tus descarriados.» Miles la bendijo..

Su abuela los llevo hasta la sala de estar. Miles se sento en el sofa, y sintio una punzada al recordar a Bothari. Se pregunto si la muerte del sargento se convertiria en una especie de cicatriz de guerra, haciendose eco del antiguo dolor a cada cambio de clima.

Como si reflejara su pensamiento, la senora Naismith pregunto:

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