equipo; los presiono tanto como pudo.

Se dirigio hacia el este por la carretera de la costa, sustituyendo las elegantes fachadas de la epoca de la Regencia de Kemp Town por el campo abierto, mas alla de los acantilados, tras el enorme edificio neogotico de la escuela Roedean para chicas y, luego, el edificio art deco del hogar Saint Dunstan para invidentes.

«Manana, a las nueve y cuarto de la noche.»

Tenia la hora grabada con laser en la conciencia; estaba en todos sus pensamientos. Ahora eran las diez y cuarto de la manana, lunes. Quedaban justo treinta y cinco horas para la emision, pero ?cuanto tiempo antes matarian a los Bryce?

Janie Stretton habia llegado tarde a la cita de las seis y media de la tarde con el veterinario de su gato y no se habia marchado hasta las ocho menos veinte. Entre ese momento y aproximadamente las nueve y cuarto de la noche, cuando Tom Bryce afirmaba haberla visto en el ordenador, habia sido asesinada y se habia emitido el video. Si el asesino seguia el mismo patron, tal vez tuvieran hasta alrededor de las siete y media de la tarde de manana. Poco mas de treinta y tres horas, aproximadamente.

Y seguian sin tener pistas.

Treinta y tres horas era muy poco tiempo, joder.

Entonces se permitio esbozar la mas breve de las sonrisas al pensar en Cassian Pewe ingresado en el hospital; al recordar lo ironico de la situacion; la increible coincidencia; y en el hecho de que Alison Vosper hubiera visto la parte divertida y le hubiera mostrado un lado extrano de si misma, su lado humano. Y la cuestion era -sabia que no era correcto, pero no podia evitarlo- que no se sentia nada mal por ello, ni siquiera compadecia a aquel hombre.

Lo sentia por el taxista inocente, pero no por ese mierdecilla de Cassian Pewe, que habia llegado a Brighton recien ascendido y con intencion de robarle el puesto. El problema no habia desaparecido, pero con las heridas que habia sufrido, al menos quedaba aparcado durante un tiempo.

Atraveso la elegante ciudad historica de Rottingdean, situada en lo alto de un acantilado. Condujo por una cuesta amplia, luego por una bajada, seguida de otra cuesta, paso por delante del barrio residencial de la posguerra de Saldean, que se habia extendido sin orden ni concierto, y luego por Peacehaven, cerca de donde vivia Glenn Branson y de donde habia aparecido el cadaver de Janie Stretton.

Dejo la carretera de la costa y entro en un laberinto de calles empinadas llenas de casas de una planta y chalecitos, y se detuvo delante de una vivienda pequena, bastante abandonada con una autocaravana destartalada aparcada enfrente.

Termino de hablar por telefono con Norman Potting, que parecia haber avanzado mucho en su busqueda de proveedores de acido sulfurico, se tomo un Red Bull y dos ProPlus mas, recorrio un sendero corto flanqueado por gnomos de jardin y entro en un porche. Paso por delante de unas campanillas inmoviles y llamo al timbre.

Un hombrecito enjuto y nervudo de setenta y tantos anos, que guardaba un parecido mas que razonable con varios de los gnomos que acababa de ver, abrio la puerta. Tenia perilla, el pelo gris y largo recogido en una coleta, llevaba un caftan, unos vaqueros y lucia la cruz ankh en una cadena de oro. Saludo a Grace efusivamente con voz aguda, todo energia, le estrecho la mano y lo miro con la dicha de quien se reencuentra con un viejo amigo.

– ?Comisario Grace! ?Me alegra volver a verle tan pronto!

– Lo mismo digo, amigo mio. Siento llegar tan tarde.

Hacia poco mas de una semana de la ultima vez que Grace lo habia llamado para solicitar sus servicios. Frame habia salvado, sin lugar a dudas, la vida de un hombre inocente.

Harry Frame le estrecho la mano con una fuerza que contradecia su edad y estatura. Lo miro con unos ojos verdes penetrantes.

– Bueno, ?a que debo el placer esta vez? ?Pasa!

Grace lo siguio por un vestibulo estrecho iluminado por un farolillo con una bombilla de baja potencia y decorado con temas nauticos, el centro del cual era un gran ojo de buey de laton en la pared, y entro en un salon, en el que las estanterias estaban repletas de botellas con barcos dentro. Habia un tresillo soso, con el respaldo cubierto de antimacasares, un televisor encendido y una mesa redonda de roble con cuatro sillas de madera junto a la ventana, hacia la que Frame le guio. Como siempre que lo visitaba, Grace se fijo en el grabado hortera de la cabana de Anne Hathaway en la pared y en un lema enmarcado que decia: «La mente, una vez expandida, nunca puede volver a sus dimensiones originales».

– ?Un te?

– No, gracias -dijo Grace, aunque habria matado por una taza-. Tengo muchisima prisa.

– La vida no es una carrera, comisario Grace, es un baile -dijo Harry Frame con un tono delicadamente censurador.

Grace sonrio.

– Lo tendre presente. Te apuntare en mi tarjeta para un vals lento en el baile de verano. -Grace se sento a la mesa.

– ?Y bien? -dijo Harry que se sento enfrente-. ?Tu visita tiene por casualidad algo que ver con esa pobre joven a la que encontraron muerta en Peacehaven la semana pasada?

Harry Frame era medium y clarividente, ademas de zahori. Grace habia ido a verlo muchas veces. Podia tener una precision asombrosa, aunque en ciertas ocasiones no le servia de ayuda, para nada.

Grace se metio la mano en el bolsillo, saco tres bolsas de plastico pequenas y las dejo sobre la mesa delante de Frame. Primero senalo el anillo de sello que habia cogido de la habitacion de Janie Stretton.

– ?Que puedes decirme sobre el propietario de esto?

Frame saco el anillo, lo agarro y cerro los ojos. Se quedo quieto un minuto largo, con el rostro arrugado, concentrandose.

La habitacion olia a moho: a muebles viejos, a moqueta vieja, a gente vieja.

Al final, Harry Frame nego con la cabeza

– Lo siento, Roy. Nada. Hoy no tengo un buen dia. No tengo conexion con los espiritus.

– ?No percibes nada del sello?

– Lo siento. ?Podrias volver manana? Podriamos intentarlo de nuevo.

Roy Grace cogio de nuevo el anillo, lo guardo en la bolsa de plastico y se lo metio en el bolsillo. Luego, senalo los gemelos de plata, que habia cogido de un cajon del dormitorio de los Bryce, y un brazalete de plata que habia sacado del joyero de Kellie Bryce.

– Tengo que encontrar a los propietarios de esto. Tengo que encontrarlos hoy. No se donde estan, pero sospecho que se encuentran por los alrededores de Brighton y Hove.

El medium salio de la habitacion y volvio deprisa con un mapa de la zona de Brighton y Hove. Aparto un candelabro, extendio el mapa sobre la mesa y saco una cuerda, con un pequeno peso en la punta, del bolsillo del pantalon.

– Vamos a ver que encontramos -dijo-. Si, bien, vamos a ver.

Frame cogio el brazalete y los gemelos en la mano izquierda, luego, apoyo los codos en la mesa, inclino la cara hacia el mapa y se puso a salmodiar.

– Yarummm -dijo Harry Frame para si-. Yarummm. Brnnnn. Yarummm.

Luego se irguio de repente, sostuvo la cuerda sobre el mapa entre el dedo indice y el pulgar y dejo que el peso oscilara hacia delante y hacia atras, como un pendulo. Despues, frunciendo la boca muy concentrado, lo hizo girar energicamente dibujando un circulo pequeno, cubriendo sin cesar el mapa centimetro a centimetro.

– ?Telscombe? -dijo-. ?Piddinghoe? ?Ovingdean? ?Kemp Town? ?Brighton? ?Hove? ?Portslade? ?Southwick? ?Shoreham? -Nego con la cabeza-. No, no percibo nada en esta zona, lo siento.

– ?Podemos probar con un area mas amplia? -pregunto Grace.

Frame volvio a salir y regreso con un mapa del este y el oeste de Sussex; pero de nuevo, despues de varios minutos oscilando el peso con intensa concentracion, no obtuvo ningun resultado.

Grace queria coger al hombre y zarandearlo. Se sentia muy frustrado.

– ?Nada de nada, Harry?

El medium nego con la cabeza.

– Si no los encuentro, moriran.

Harry Frame le devolvio los gemelos y el brazalete.

– Podria intentarlo mas tarde. Lo siento. Lo siento muchisimo.

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