llevaba lo que parecia un traje protector contra sustancias quimicas peligrosas, con guantes, botas, un tanque de oxigeno y una mascara, entro por la puerta caminando con dificultad y hacia atras, sosteniendo algo.
Un momento despues, se hizo evidente que eran las piernas de un hombre desnudo, atadas fuertemente con una cuerda.
Un segundo hombre, con ropa protectora identica, el rostro invisible tras una mascara de cristal oscuro, sujetaba a un hombre desnudo por los hombros, Reggie D'Eath.
Lo colocaron en la banera vacia.
El hombre obeso, con cara de nino, pelo ralo y cuerpo flacido se revolvio en la banera como un pez fuera del agua. Llevaba el terror dibujado en la cara, pero era incapaz de hablar porque tenia algo metido en la boca, inmovilizado con cinta adhesiva. Tenia los brazos atados fuertemente a los costados. Lo unico que podia hacer era retorcerse, auparse con los muslos, y sacudir la cabeza freneticamente de lado a lado, los ojos salidos, implorantes, su pene pequeno y delgado flojo entre los testiculos sin pelo entre un matojo de vello pubico.
Los hombres salieron del cuarto de bano y regresaron con un gran bidon negro de plastico que Grace calculo que tendria una capacidad de cincuenta litros. No se veia ninguna marca.
Reggie D'Eath se retorcia ahora con tanta fuerza que, por un instante, parecio que realmente lograria saltar de la banera.
Los hombres dejaron el bidon en el suelo. Entonces, uno sujeto a D'Eath mientras el otro sacaba un trozo de alambre, se lo enrollaba dos veces alrededor del cuello y luego lo ataba a un toallero clavado en la pared. Y lo tenso bien fuerte.
Los ojos de D'Eath sobresalieron aun mas. Sus movimientos se volvieron distintos al cabo de unos segundos; mas que sacudidas, eran convulsiones.
Con cierta dificultad, los dos hombres lo subieron un poquito, de forma que quedo reclinado en lugar de tumbado. Ajustaron el alambre para que lo sostuviera, era obvio que estaba incomodo y que se le clavaba en el cuello, pero ya no le estrangulaba.
Una mano que no aparecio en pantalla le lanzo al pecho un escarabajo pelotero que movia las patas. La pequena criatura cayo rodando casi comicamente y aterrizo en los genitales de D'Eath. Comenzo a ponerse derecha, pero ya era demasiado tarde.
Sin perder tiempo, los dos hombres levantaron el bidon, apartandose con cuidado de delante de la camara para no tapar la imagen, y vertieron unos cinco litros largos del liquido, que Grace sabia que era acido sulfurico, directamente sobre los genitales de D'Eath.
Salio vapor.
Grace no habia visto en su vida un cuerpo agitarse y contorsionarse del modo en que lo hacia el desafortunado D'Eath. El hombre sacudia la cabeza de derecha a izquierda, como si intentara cortarse la arteria carotida con el alambre; tenia los ojos enloquecidos. Tan subrepticiamente como pudo, Grace miro las reacciones de sus companeros. Ponds se tapaba la boca con la mano. Todos parecian horrorizados.
Volvio a mirar la pantalla. Los hombres siguieron a lo suyo, vaciando todo el contenido del bidon en la banera. Al cabo de unos momentos, el cuerpo de Reginald D'Eath dejo de moverse. Una neblina de vapor quimico lleno lentamente el cuarto de bano.El video se fundio en negro. Luego aparecio:
QUERIDISIMO CLIENTE, esperamos que le haya gustado nuestro pequeno espectaculo extra. Recuerde conectarse el martes a las 21.15 para ver nuestra siguiente Gran Atraccion: un hombre y su mujer juntos. ?Nuestro primer ASESINATO DOBLE!
Grace volvio a encender las luces.
Capitulo 72
Por el color apergaminado de la cara de Alfonso Zafferone, Grace supuso que el joven detective no iba a mostrar su arrogancia durante un buen rato. No recordaba haber estado, en toda su carrera, en una sala llena de gente tan callada.
Dennis Ponds tenia los ojos muy abiertos y la mirada perdida, como si acabaran de decirle que iba a ser el siguiente en entrar en la banera.
Fue Norman Potting quien por fin rompio el silencio. Tosio, se aclaro la garganta y luego dijo:
– ?Hay que suponer que se trata de una pelicula snuff, Roy?
– Bueno, no es su puto album familiar -le espeto Glenn Branson.
No hubo ninguna risa ahogada. Nada. Una de las indexado-ras miraba hacia abajo, a la mesa, como si le diera miedo levantar los ojos, por si habia mas.
– Dennis -dijo Grace-, voy a grabarte una copia en tu portatil para que se la lleves al director del Argus. No se lo ensenes todo, pero asegurate de que sea consciente de a que nos estamos enfrentando. Quiero que publique fotografias del senor y la senora Bryce en la portada de la edicion del mediodia de su periodico. Tenemos un dia y medio para encontrar a estas personas. ?Lo ha entendido todo el mundo? Van a matarlos y a grabarlo en video.
Branson respiro hondo, luego espiro sonoramente.
– Tio, ?quien ve esta mierda?
– Muchas personas normales y corrientes con mentes enfermas -dijo Grace-. Podria ser alguno de los que estamos en esta sala, o tu vecino, tu medico, tu fontanero, tu parroco, tu asesor hipotecario. El mismo tipo de gente que reduce para ver que ha pasado en un accidente de coche. Mirones. Todos tenemos un poco de eso dentro.
– Yo no -dijo Branson-. Yo no podria ver algo asi.
– ?Estas diciendo que todos somos asesinos en potencia? -pregunto Nick Nicholl.
Grace recordo algo que le habia dicho una noche en un bar un psicologo de perfiles que habia dado una conferencia sobre peliculas snuff, en una convencion sobre homicidios en Estados Unidos.
– Todos tenemos la capacidad de matar, pero solo un pequeno porcentaje de nosotros tenemos la habilidad de vivir con ello. Pero muchos de nosotros sentimos curiosidad. Nos gustaria experimentarlo a traves de otra persona. Las peliculas
– Yo podria haber matado a mi suegra tranquilamente -dijo Potting.
– Gracias, Norman -dijo Grace, para silenciarlo antes de que siguiera. Luego, se volvio hacia Glenn Branson-: Tom Bryce se marcho de su casa en mitad de la noche en un Renault Espace. No habria mucho trafico. No sabemos adonde iba. No sabemos cuanta gasolina tenia el vehiculo. Quiero que suspendas la busqueda de la cabeza de Janie Stretton y que todos los policias, agentes especiales y agentes de la escena del crimen se pongan a visionar todas las cintas de camaras de seguridad -policiales, civiles, de gasolineras, de aparcamientos- en un radio de cincuenta kilometros.
– Enseguida.
Luego, dirigiendose al sargento Barker, dijo:
– Don, quiero que alguien revise todos los archivos personales de Reggie D'Eath, extractos de cuentas, de tarjetas de credito…
– Ya estamos en ello.
– Bien.
Grace miro la hora. Tenia una reunion a las nueve y media con Alison Vosper, y luego tenia que llegar como fuera a una cita que habia concertado a las diez en la otra punta de la ciudad.
– Os veo a todos otra vez aqui a las seis y media. ?Sabeis todos lo que teneis que hacer? ?Alguna pregunta mas?
En circunstancias normales, habria muchas. Esta manana no hubo ninguna.
Luego sono un telefono. Contesto una secretaria, que se lo paso al cabo de unos momentos a Glenn Branson. Todos se quedaron mirandolo como si presintieran que iba a haber noticias.
Branson le pidio a la persona que llamaba que esperara un momento, tapo el telefono con la mano y dijo:
– Han encontrado el Renault Espace de los Bryce en un camino de tierra cerca de la A 23 en Bolney.