le habia preparado Candille parecia tener el efecto del combustible de un cohete sobre su nivel de energia. Sin ninguna razon en particular, decidio dar un pequeno rodeo y pasar por delante de las oficinas de Inmobiliaria Doble M, situadas en la calle que habia justo debajo de la estacion de Brighton.
Mientras se acercaba, le sorprendio ver el BMW de Warren estacionado enfrente. Aparco delante, se bajo y miro hacia arriba. Vio que habia luz en la tercera planta y, de nuevo, por puro capricho, se dirigio a la puerta principal y pulso el boton de Doble M en el panel.
Al cabo de unos momentos, oyo la voz de un Mark Warren fragil y cauteloso.
– ?Si?
– Senor Warren, soy el comisario Grace.
Hubo un largo silencio.
– Suba -dijo Mark Warren al fin.
El cerrojo emitio un sonido aspero y agudo y Grace empujo la puerta. Subio tres tramos de escaleras empinadas y estrechas.
Mark abrio la puerta de cristal que daba a la recepcion. Estaba blanco como el papel y, en opinion de Grace, muy intranquilo.
– Vaya sorpresa, agente -dijo con torpeza.
– Pasaba por aqui y vi que habia luz. Me preguntaba si podriamos charlar un momentito. He pensado que le gustaria que lo pusiera al corriente.
– Mm… Si, gracias.
Mark lanzo una mirada nerviosa a la puerta abierta detras de el, que daba a un despacho en el que era evidente que estaba trabajando. Luego llevo a Grace hacia una direccion distinta, a una sala de juntas fria y sin ventanas. Encendio las luces y le ofrecio una silla en una mesa de reuniones brillantisima, pero antes de sentarse, Grace se metio la mano en el bolsillo y saco el brazalete que le habia dado Ashley.
– He encontrado esto en las escaleras. ?Es de alguien que trabaja aqui?
Mark lo miro.
– ?En las escaleras?
Grace asintio.
– De hecho, si, es mio. Tiene imanes minusculos en cada extremo, lo llevo por el codo de tenista. Yo… No se como ha llegado alli.
– Suerte que lo he visto -dijo Grace.
– Pues si, gracias.
Mark parecia muy confuso.
Grace se fijo en una hilera de fotografias enmarcadas en las paredes: un almacen en el puerto de Shoreham, una casa adosada alta de la epoca de la Regencia y un moderno edificio de oficinas, que reconocio haber visto en London Road, a las afueras de Brighton.
– ?Son todos suyos? -pregunto.
– Si.
Mark jugueteo con el brazalete unos momentos, luego se lo puso en la muneca derecha.
– Impresionante -dijo Grace, senalando las fotografias con la cabeza-. Parece que el negocio funciona.
– Gracias. Nos va bien.
Consciente de la bronca que le habia pegado Ashley despues de haber sido tan desagradable con el comisario en la boda, Mark se esforzo mucho por ser educado.
– ?Puedo ofrecerle un cafe o algo?
– Estoy bien. Gracias de todos modos -dijo Grace-. ?Van al 50 por ciento, usted y Michael?
– No, el es el accionista mayoritario.
– Ah. ?El puso el dinero?
– Si, bueno, dos terceras partes. Yo puse el resto.
– ?Y no hay problemas entre ustedes por este desequilibrio? -pregunto Grace observando su lenguaje corporal detenidamente.
– No, agente, nos llevamos bien.
– Bien. Bueno… -Grace reprimio un bostezo-. Manana por la manana vamos a intensificar la busqueda por la zona. Como quiza ya sabra, hoy hemos tenido una falsa alarma.
– El cuerpo del joven. ?Quien era?
– Un chico de aqui, un joven que era un poco retrasado, por lo que me han dicho. Algunos policias locales lo conocian, al parecer. Su padre tiene un negocio de gruas y reparacion de coches accidentados. Trabaja bastante para el Departamento de Trafico.
– Pobre. ?Lo asesinaron?
– Parece probable -dijo Grace con cautela. Luego, mirando de nuevo a Mark detenidamente, dijo-: ?Es cierto que usted y Michael Harrison tienen una cuenta bancaria en las islas Caiman?
– Si, tenemos una empresa alli, Inmobiliaria Internacional HW -contesto Mark sin vacilar.
– ?Dos terceras partes y una?
– Correcto.
Grace recordo que al menos habia un millon de libras en esa cuenta. Una suma mas que considerable.
– ?Que clase de seguro tienen usted y Michael? ?Tienen polizas a favor del otro, como socios que son?
– Tenemos el tipico seguro de vida. ?Quiere ver la poliza?
– Ahora no, pero en algun momento me gustaria, si. ?Quiza podria enviarmela por fax al centro de investigaciones manana?
– Por supuesto.
Grace se levanto.
– Bueno, por esta noche no le molesto mas. ?Esta ocupado? ?Trabaja a menudo los domingos por la noche?
– Me gusta ponerme al dia con el papeleo el fin de semana. Tengo que aprovechar que los telefonos no suenan.
Grace sonrio.
– Conozco la sensacion.
Mark vio como la cabeza del detective desaparecia por las escaleras, despues cerro la puerta y se aseguro de echar el cerrojo. Luego regreso a su despacho, volvio a encender el ordenador y siguio con la ardua tarea que habia empezado hacia un par de horas: leer las copias de seguridad diarias de la Palm de Michael, retrocediendo semana a semana, y borrar cualquier referencia a la despedida de soltero.
Ashley habia pasado la tarde haciendo lo propio con los portatiles de Peter, Luke, Josh y Robbo, diciendo a sus familias que buscaba pistas sobre el paradero de Michael.
Abajo, Grace cerro la puerta principal y cruzo la calle hacia su coche, pero tardo unos momentos en subirse. Se apoyo en el puerta del copiloto y miro hacia arriba, a la ventana del tercer piso, pensando. Pensando.
Mark Warren no le caia bien. Ese hombre era un mentiroso, y estaba nerviosisimo por algo. Ashley Harper tambien era una mentirosa. Le habia dado a proposito un brazalete que no era de Michael.
?Y que hacia exactamente el brazalete de Mark Warren en casa de Ashley?
Capitulo 66
– Dios mio, Dios mio -grito Michael retorciendose de dolor, y levanto la mano izquierda tanto como le permitio la cinta adhesiva que le envolvia el cuerpo, inmovilizandole los brazos a los costados. La sangre le goteaba del dedo indice cortado a la altura de la primera falange. Miro las luces cegadoras-. ?Que es esto? ?Que cono estas haciendo?
– No pasa nada, Mike, ?relajate!
Le agarraba el brazo una mano delgada y peluda de fuerza herculea que lucia en la muneca un gran reloj de submarinista. Y ahora veia la cabeza de su atacante, indefinida en las luces deslumbrantes, dos ojos tras unos agujeros en una capucha negra.