pequena casa de Newhaven, se puso las manos en las caderas con actitud desafiante y miro por la ventana. La vista desde la posicion elevada de la remota casa alquilada abarcaba casi toda la ciudad y gran parte del puerto.

Contemplo como el transbordador Seacat que cruzaba el canal pasaba por delante del dique del puerto en direccion al mar. Hacia un dia gris, apagado y humedo; estaba sudando, lo cual incrementaba su mal humor. Ademas, estaba a punto de bajarle el periodo, lo cual lo empeoraba todo aun mas.

La emprendio contra el, su voz cada vez mas aspera.

– No me digas. ?Hay tiendas en Sydney? ?Te refieres a tiendas donde puedes entrar y comprar cosas?

– ?Vete a la mierda, imbecil! No me hables como si fuera tu criado.

– ?Vete tu a la mierda! ?Por que deberia dejar aqui todo esto? Es mi vida.

– ?Que quieres decir con que es tu vida?

Con su metro setenta de estatura, Vic apenas la pasaba un centimetro, pero a Ashley siempre le habia parecido mucho mas alto. Tenia el cuerpo nervudo y musculoso y la imagen de un luchador, con los brazos tatuados, el pelo rapado y unas facciones hermosas y toscas. Su ropa reforzaba su imagen militar; ahora iba vestido con una camiseta negra debajo de una guerrera, pantalones anchos color caqui y calzaba lo que podrian haber sido unas botas militares.

– ?Quieres decir que Michael es tu vida? ?Mark? Que esos dos gilipollas han sido tu vida, ?es eso lo que quieres decir? ?Acaso hay algo que no he entendido bien? Creia que yo era tu vida, zorra estupida.

– Yo tambien lo creia -dijo ella tensa, conteniendo las lagrimas.

– ?Y eso que cono significa?

– Nada -contesto.

El la cogio por los hombros y le dio la vuelta para que lo mirara.

– Alex, relajate, ?de acuerdo? Casi lo hemos conseguido, tenemos la victoria en el bolsillo. Vamos a tranquilizarnos.

– Estoy muy tranquila -dijo ella-. Eres tu el que esta de los nervios.

El se acerco y miro fijamente sus ojos verdes. Luego, con dulzura, le aparto algunos cabellos sueltos de la frente.

– Te quiero -le dijo-. Te quiero mucho, Alex.

Ella le paso los brazos alrededor del cuello, acerco sus labios y lo beso apasionadamente unos momentos.

– Yo tambien te quiero, Vic. Siempre te he querido.

– Y, sin embargo, te follaste a Mark y luego a Michael. Y a un monton de tios antes.

Ella se aparto enfadada y casi se cayo al tropezar con una maleta.

– Dios santo, ?que te ha entrado ahora?

– ?Que me ha entrado ahora? Esta vez la hemos cagado, eso me ha entrado. ?Vale?

– No la hemos cagado, Vic. Tenemos un resultado.

– ?Un misero millon doscientas mil libras? ?Medio ano de nuestras vidas por eso?

– Ninguno de los dos podria haber previsto lo que iba a pasar. El accidente.

– Tendriamos que haber actuado de otro modo. Podrias haber sacado a Michael, seguir adelante con la boda y entonces nos habriamos quedado con la mitad de su dinero, y del de su socio.

– Y para eso habriamos tardado meses, Vic, quizas anos. Aun tienen algunos problemas con su gran urbanizacion. En realidad, hemos conseguido un resultado rapido. Y si no hubieras perdido la mitad de nuestro puto dinero apostando, ni siquiera habriamos tenido que venir aqui, ?vale?

Con timidez, Vic miro su reloj.

– Tenemos que ir tirando si no queremos perder el avion.

– Estoy lista.

– No tienes ni idea de lo dolorosa que es esta situacion para mi, ?verdad, Alex? ?Lo que hacemos? Yo siempre al margen, sabiendo que este ano te estas follando a Michael y a Mark, y que antes te follabas a ese capullo de Richard en Cheshire, por no mencionar a Joe Kerwin y Julian Warner.

– No puedo creer lo que estoy oyendo, Vic. He hecho todo eso porque era mi parte del trato, ?vale?

– No, no vale.

– Al final siempre te has vengado de ellos, asi que, ?que problema hay? Ademas, de esta forma, he conseguido ahorrarnos a ti y a mi una luna de miel con Michael.

El volvio a mirar el reloj, inquieto.

– Ya seguiremos hablando en el coche. Me queda una cosa pendiente antes de marcharnos.

Saco las maletas al vestibulo, luego volvio al salon y aparto el sofa. Luego, se arrodillo y levanto una esquina de la alfombra.

– Vic -dijo Ashley

El alzo la vista.

– ?Que?

– ?No podemos olvidarnos de el?

– ?Olvidarnos de el?

– No va a ir a ninguna parte, ?verdad? No va a salir, has dicho que ni siquiera puede hablar.

– Voy a cargarmelo, voy a acabar con su sufrimiento.

– ?Por que no nos olvidamos de el? Nadie va a encontrarlo nunca.

– Tardare diez segundos en romperle el cuello.

– Pero ?por que?

El la fulmino con la mirada.

– Estas coladita por el, ?verdad, zorra?

– No estoy coladita por el en absoluto -dijo ella sonrojandose.

– Nunca te ha preocupado que me deshiciera de los otros. ?Que tiene de especial este Mikey?

– No tiene nada de especial.

Vic solto la alfombra, se levanto y empujo el sofa hasta dejarlo en su lugar. Luego, volvio a colocar la mesita de cafe.

– Tienes razon, Alex. No va a salir. ?Por que apiadarse de ese cabron liberandolo de su sufrimiento? Dejaremos que se muera de hambre en la oscuridad, solo. ?Contenta?

Ella asintio.

– ?Has visto los periodicos de hoy?

– No, he estado limpiando la casa. Tengo todos los de ayer, no hay nada de que preocuparse. Miraremos los de hoy en el aeropuerto. -Sonrio-. Despues, se acabaron las preocupaciones, ?si?

Cinco minutos despues, el Mercedes estaba cargado con las cuatro maletas de Ashley y la bolsa de deporte de Vic. Este cerro la puerta de la casa y se guardo las llaves en el bolsillo.

– ?Crees que deberiamos devolverlas a la agencia?

– Tenemos pagados cinco meses mas de alquiler, ?mujer! ?Quieres que la gente venga y se ponga a husmear? Porque una cosa si te digo: dentro de una o dos semanas no va a oler muy bien ahi dentro.

Ashley no dijo nada mientras se abrochaba el cinturon de seguridad y miraba la casa desde la ventanilla por ultima vez. Era una casa rara, perfecta para su proposito por lo aislada que estaba -el barrio mas cercano estaba a unos cuatrocientos metros- y, de hecho, era doblemente perfecta en vista de los acontecimientos del pasado martes por la noche. Ni en un millon de anos se diria que era una casa bonita o con estilo. Construida en los anos treinta sobre un paramo cubierto de maleza -que no habia cambiado-, parecia una mitad truncada de una casa pareada. Originalmente, tenia un garaje, pero hacia unos anos lo habian transformado en lo que ahora era la sala de estar.

Vic arranco el coche. Dentro de una hora estarian en el aeropuerto de Gatwick. Manana, tal vez hoy mas tarde -siempre tenia problemas con el cambio horario-, estarian de vuelta en Australia. En casa. Unas gotitas de lluvia golpearon el parabrisas. Aun asi, se puso sus gafas de sol Gucci nuevas. Vic le habia rapado el pelo -no habia tiempo de ir a la peluqueria-, y esta manana se habia puesto una peluca oscura y corta. Si habian organizado una operacion de busqueda en el aeropuerto, estarian buscando a Ashley Harper. La posibilidad de que buscaran a Alexandra Huron era minima, pero al mirar el pasaporte que llevaba en el bolso, cuya vigencia aun era de dos anos mas, sonrio. Sin duda nadie buscaria a Anne Hampson.

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