Capitulo 86
En la sinuosa carretera rural, Vic Delaney piso a fondo el pedal del freno al entrar en una curva a la derecha mucho mas cerrada de lo que habia pensado. Las ruedas delanteras se bloquearon y por un momento escalofriante siguieron avanzando recto, hacia un alamo, mientras batallaba con el volante solido.
– ?Viiiic! -grito Ashley
El coche dio un bandazo violento hacia la derecha, las ruedas delanteras patinaron, las traseras derraparon, luego Vic corrigio el rumbo y se dirigieron hacia otro alamo. Luego dio marcha atras, el coche inestable se balanceo como un saco, las maletas chocaron en la parte trasera. Luego recuperaron el control.
– No corras tanto, Vic, ?por el amor de Dios!
Delante tenian un camion enorme que avanzaba a paso de tortuga y, a los pocos momentos, estaban pegados a el, sin sitio para adelantarlo.
– ?Me cago en Dios! -dijo Vic, frenando y golpeando el volante frustrado.
Todo se habia ido al traste. «La historia de mi vida», penso. Su padre habia muerto alcoholizado cuando el era un adolescente. Poco antes de cumplir los dieciocho, le habia dado una paliza al amante de su madre porque el tio era un cabron y la trataba como una mierda. Y la reaccion de su madre habia sido echarlo a el, a Vic.
Se metio en las fuerzas armadas buscando aventura y, al instante, se sintio como en casa en los marines, salvo que tambien le tomo el gusto al dinero. Al dinero en grandes cantidades. En particular, le gustaban la ropa elegante, los coches, el juego y las putas; aun asi, por encima de todo, le gustaba la sensacion que tenia -ese respeto- al entrar en un casino con un traje fino. ?Y que habia mejor para el orgullo de un hombre que el ser invitado en un casino a una cena, quiza tambien a una habitacion?
Una racha de suerte en los casinos durante su segundo ano en los marines le habia reportado pasta gansa, luego una mala racha lo dejo sin blanca.
Despues se habia aliado con un intendente corrupto llamado Bruce Jackman, encargado de los suministros de armamento, y encontro una forma facil de ganar dinero vendiendo pistolas, municion y otros suministros militares a traves de Internet. Cuando estaban a punto de descubrirlos, habia estrangulado a Bruce Jackman y lo habia dejado ahorcado en su cuarto con una nota de suicidio. Desde entonces no habia pasado ni una noche en vela.
La vida era un juego, la supervivencia de los listos. En su opinion, los humanos cometian el error de intentar fingir ser distintos de los animales. En la vida imperaba la ley de la jungla.
Eso no significaba que fuera incapaz de amar. Se habia enamorado, profunda, loca y perdidamente de Alex en el preciso instante en que la habia visto. Lo tenia todo: clase, estilo, una belleza deslumbrante, un cuerpo estupendo y en la cama era una guarra. Era todo lo que habia deseado en una mujer y mucho mas. Ademas, era la persona mas ambiciosa que habia conocido, y tenia una estrategia para conseguir sus sencillos objetivos: ganar una fortuna cuando eras joven y pasarte el resto de la vida disfrutando de ella. Un plan sencillo.
Ahora, lo unico que tenian que hacer era llegar al aeropuerto de Gatwick y coger un avion.
El interior del Freelander apestaba a gases diesel procedentes del tubo de escape del enorme camion que tenian delante y que avanzaba a menos de cincuenta kilometros por hora. Se desplazo a un lado para ver si podia adelantar, pero volvio al centro de repente cuando un camion paso a toda velocidad en direccion opuesta. Cada vez mas impaciente, siguieron al camion por una especie de ese amplia que hacia pendiente. Pasaron por delante del cartel de una cantera, luego subieron una colina y el camion redujo aun mas. Alargo el brazo izquierdo hacia el regazo de Ashley, encontro su mano y la apreto.
– Todo saldra bien, preciosa.
Ella tambien le apreto la mano, a modo de respuesta.
Luego, un destello azul en el retrovisor llamo su atencion. Un escalofrio de miedo le agarro el estomago.
Miro el retrovisor con detenimiento. Asfalto, hierba y arboles se extendian tras ellos. Entonces volvio a ver el destello azul y esta vez no habia ninguna duda. «Mierda.» Dentro de unos segundos, doblaria la esquina.
Volvio a desplazarse a un lado y, de repente, vio a su derecha el indicador de madera de sendero publico y un camino ancho. Con un volantazo rapido, el Freelander cruzo por delante de una furgoneta que se acercaba y entro en el sendero lleno de baches y maleza. El coche atraveso un charco profundo y salio. Por el retrovisor vio que el coche de policia pasaba a toda velocidad en direccion contraria, demasiado deprisa, espero, como para haberlos visto.
– ?Por que te has desviado?
– La policia.
Acelero, noto las ruedas girar, adherirse al pavimento, el coche avanzaba dando botes, atravesando charcos. Pasaron por delante de un corral, con un remolque para caballos vacio y un tractor silencioso delante, y llegaron a la altura de una estructura de hierro ondulado llena de rediles vacios.
– ?Adonde va a parar esto? -pregunto Ashley.
– No tengo ni puta idea.
Al final del sendero, giro a la izquierda y entro en un camino engravillado; pasaron por delante de varias cabanas y luego llegaron a una carretera principal muy concurrida.
– Esta es la A 27. Nos lleva a la A 23, directos a Gatwick, ?verdad? -dijo Vic, bajando la ventanilla y sudando a mares.
– Ya lo se, pero no podemos ir por la carretera principal.
– Estoy pensando… El mejor modo…
Los dos oyeron las aspas del helicoptero. Vic saco la cabeza por la ventanilla y miro hacia arriba. Vio que un helicoptero azul oscuro bajaba del cielo directamente hacia ellos. Tras describir un circulo, el ruido aun mas fuerte, volo lo bastante bajo como para que Vic pudiera leer la inscripcion blanca «Policia» debajo de la cabina de mando.
– Cabrones.
No habia huecos en el trafico, por lo que considero que era demasiado arriesgado seguir adelante. Asi que giro a la izquierda, pisando a fondo el acelerador delante de un Jaguar, que le hizo luces y le pito, pero Vic paso de las senales, mirando fijamente al frente, aterrorizado. Mas adelante, los coches reducian la velocidad. ?Mierda, estaban deteniendose! Se desplazo un poquito a la derecha, miro mas alla del trafico y vio la razon del atasco, a pesar de que una alta caravana le obstaculizaba la vision.
Un coche de policia cortaba la carretera y habia una gran barrera azul a cada lado en la que se podia leer: «Policia -Parar».
Capitulo 87
– Acaban de saltarse una barrera policial en la rotonda de Beddingham -informo a Grace el funcionario de operaciones, Jim Robinson- y ahora se dirigen al oeste por la A 27. Su siguiente opcion de desvio es la rotonda que esta a kilometro y medio, donde pueden elegir girar a la derecha hacia Lewes o a la izquierda hacia Kingston.
– ?Tenemos a alguien en la rotonda?
– Una moto esta de camino, puede que llegue a tiempo.
– Una moto no sirve de nada. Hay que cerrarles el paso. Al menos no van en un coche rapido, asi que podremos cogerles. Necesitamos cuatro coches. ?Donde estan los cuatro mas cercanos?
– Tenemos dos en direccion al cruce de la A 23: uno desde Lewes, tiempo estimado de llegada: cuatro minutos; uno desde Shoreham, tiempo estimado de llegada al cruce de la A 23 con la A 27: tres minutos. Aqui en Sussex House hay dos coches preparados para salir y viene otro de Haywards Heath, tiempo estimado de llegada: dos minutos.
– ?El helicoptero los ha perdido de vista?
– Esta justo encima de ellos.