despavoridos y ardiendo como ratas.
Seria divertido. Se le calentaba a uno un poco la sangre al imaginarlo, como cuando uno pensaba en el cuerpo de una mujer, o cuando se acordaba del momento en que ese creechi, Sam, le habia atacado y el le habia destrozado la cara de cuatro punetazos, uno tras otro. Memoria eidetica, y tambien una imaginacion mas vivida que la de la mayoria de los hombres. No se jactaba, simplemente asi era el.
Lo cierto es que un hombre es real e integramente un hombre solo en dos momentos; cuando acaba de estar con una mujer o cuando acaba de matar a otro hombre. Eso no era original, lo habia leido en algun viejo libraco, pero era verdad. Por eso le gustaba imaginar escenas de este tipo. Aunque los creechis no fuesen realmente hombres.
Nueva Java era el mas austral de los cinco grandes continentes, justo al norte del ecuador, y por lo tanto tambien mas caluroso que Central o Smith, donde el clima era casi perfecto. Mas caluroso y muchisimo mas humedo. En la estacion humeda llovia todo el tiempo en todos los sitios de Nueva Tahiti, pero en los continentes nortenos la lluvia era fina y silenciosa, no dejaba de caer pero nunca mojaba, ni enfriaba. Aqui, en cambio, llovia a cantaros, y soplaban unos vendavales tipo monzon que impedian caminar y mucho mas trabajar. Lo unico que protegia de la lluvia era un techo bien solido, o el bosque. El maldito bosque era tan espeso que ni las tormentas penetraban en el. Uno se mojaba, claro esta, por el goteo de las hojas, pero en la espesura no habia viento, y si de pronto uno salia a un claro, el huracan le derribaba a uno, y le embadurnaba con ese barro liquido, rojizo y baboso que formaba la lluvia en los terrenos desbrozados. Entonces ya no era posible regresar rapidamente al refugio del bosque; estaba oscuro, hacia calor, y era facil perderse.
Y para colmo el comandante en Jefe, el mayor Muhamed, era un asqueroso bastardo.
En Nueva Java se hacia todo de acuerdo con el reglamento: el talado se hacia invariablemente por franjas de determinados kilometros, la fibrilla volvia a plantarse en los desmontes, las licencias para ir a Central se concedian segun un orden rotatorio y estricto, los alucinogenos estaban racionados, y prohibidos en horas de trabajo, y asi sucesivamente. Sin embargo, una de las cosas buenas que tenia Muhamed era que no se pasaba la vida mandando radiogramas a Central. Nueva Java era su campamento, y lo manejaba a su manera. No le gustaban las ordenes del Cuartel General. Las obedecia, por supuesto, habia dejado en libertad a todos los creechis y requisado todas las armas excepto las pistolas de bolsillo, cuando llegaron las ordenes. Pero no se lo pasaba mendigando ordenes ni consejos. Ni de Central ni de nadie. Era un hombre farisaico: siempre creia tener razon. Ese era su defecto principal.
Cuando Davidson estaba en el Cuartel General con la plana mayor de Dongh, habia tenido de vez en cuando la oportunidad de hojear los legajos de los oficiales. Tenia una memoria extraordinaria para esas cosas, y recordaba por ejemplo que el CI de Muhamed era 107. El suyo en cambio era 118 Habia una diferencia de once puntos; pero por supuesto no podia decirle eso al viejo Moo, y Moo no podia saberlo, asi que no habia forma de hacerlo entrar en razon. Se creia mas listo que Davidson, y asi eran las cosas.
Todos en realidad desconfiaban de el al principio. Ninguno de esos hombres de Nueva Java sabia nada acerca de la atrocidad de Campamento Smith, excepto que el Comandante en Jefe habia viajado a Central una hora antes del ataque, y era por lo tanto el unico humano que habia salvado el pellejo. Dicho de esa manera, sonaba mal. Se podia comprender por que en un principio todos le miraban como si fuese una especie de Jonas, o peor aun, una especie de Judas. Pero cuando le conociesen mejor cambiarian de idea. Empezarian a comprender que lejos de ser un desertor o un traidor, estaba empenado en salvar de la traicion a la colonia de Nueva Tahiti. Y se darian cuenta de que el exterminio definitivo de los creechis era el unico medio de lograr que este mundo fuese apto y seguro para el estilo de vida terraqueo.
No era demasiado dificil hacer correr la voz entre los lenadores. Ellos nunca habian simpatizado con las ratitas verdes, pues tenian que obligarlas a trabajar todo el dia y vigilarlas toda la noche, pero ahora empezaban a comprender que los creechis no solo eran repulsivos, sino tambien peligrosos. Cuando Davidson les conto lo que habia encontrado en Campamento Smith, cuando les explico como los dos humanoides de la flota les habian lavado el cerebro a los del Cuartel General, cuando les demostro que exterminar a los terraqueos en Nueva Tahiti era solo una minima parte de la gran conspiracion humanoide contra la Tierra, cuando les recordo las cifras frias, inexorables: dos mil quinientos humanos contra tres millones de creechis… entonces empezaron a apoyarle realmente.
Aqui, hasta el Oficial de Control Ecologico estaba de su parte. No corno el pobre tonto de Kees, furioso contra los hombres porque mataban ciervos, para terminar con las tripas reventadas por esos hipocritas de los creechis. Este individuo, Atranda, odiaba a muerte a los creechis. Le provocaban ataques de locura furiosa y sufria de geoshock o algo asi; tenia tanto terror de que los creechis fuesen a atacar el campamento que parecia una de esas mujeres que viven temiendo que alguien las viole. De todos modos era util tener como aliado al sabiondo local.
Tratar de convencer al comandante no tenia sentido; rapido para conocer a los hombres, Davidson se habia dado cuenta de que era inutil, casi a primera vista. Muhamed era un hombre de mentalidad rigida. Ademas tenia un prejuicio contra Davidson, y nadie le haria cambiar de idea; tenia algo que ver con el asunto de Campamento Smith. Habia llegado a decirle a Davidson que no lo consideraba un oficial digno de confianza.
Era un bastardo testarudo, pero el hecho de que gobernase el campamento Nueva Java con un sistema tan rigido era una ventaja. Una organizacion compacta, acostumbrada a obedecer ordenes, era mas facil de tomar que una liberal compuesta de individuos independientes, y mas facil de mantener unida en las operaciones militares defensivas y ofensivas, una vez que el, Davidson, asumiese el mando. Tendria que hacerlo. Moo era un buen capataz para un campamento de lenadores, pero no era un soldado.
Davidson siguio tratando de obtener el apoyo leal de algunos de los mejores lenadores y oficiales jovenes. No tenia prisa. Cuando hubo reunido un numero suficiente de hombres de confianza, un peloton de diez, robo algunas armas de la camara de seguridad del viejo Moo, en el subsuelo de la Receptoria, que estaba repleta de juguetes belicos, y un domingo se fueron a los bosques a jugar Unas semanas atras, Davidson habia localizado el poblado creechi, y habia reservado el festin para su gente. Hubiera podido hacerlo a solas, pero asi era mejor. Se estimulaba el sentimiento de camaraderia, una verdadera union entre los hombres. No hicieron mas que entrar en el lugar a plena luz del dia, y embadurnaron de gelinita a todos los creechis que pudieron atrapar, y los quemaron, y luego vertieron gasolina sobre los techos de las madrigueras y asaron al resto. Los que trataban de escapar eran rociados con gelinita; esa fue la parte artistica, esperar a las ratas miserables a la salida de las ratoneras, hacerlas creer que se habian salvado, y luego freirlas tranquilamente de pies a cabeza, y verlas arder como antorchas. Esa pelambrera gris ardia de verdad.
En realidad no era mucho mas excitante que cazar verdaderas ratas, que eran casi los unicos animales salvajes que quedaban en la Madre Tierra, pero habia mas emocion en la cosa; los creechis eran mucho mas grandes que las ratas, y uno sabia que eran capaces de reaccionar, aunque esta vez no lo hicieron. En realidad, algunos de ellos se tiraban al suelo en lugar de huir, se tendian boca arriba y cerraban los ojos. Era repugnante. Los otros companeros pensaban lo mismo, y uno de ellos hasta enfermo realmente y, vomito despues de que hubo quemado a uno de los que yacian en el suelo.
No dejaron con vida a ninguna de las hembras, y no las violaron, aunque no les faltaban ganas. Todos habian estado de acuerdo con Davidson: un acto asi casi podia llamarse perverso. La homosexualidad se daba entre los humanos, era normal. Estos seres, en cambio, podian estar conformados como hembras humanas, pero no lo eran, y era preferible la excitacion de matarlas, y conservarse limpios. Esto les habia parecido sensato a todos, y lo habian respetado.
Ninguno de ellos abrio la boca en el campamento; no lo contaron ni siquiera a los amigos mas intimos. Eran hombres de una sola pieza. Ni una palabra acerca de la expedicion llego a los oidos de Muhamed. Hasta donde el viejo Moo sabia, todos sus hombres eran muchachos juiciosos que se dedicaban a aserrar troncos y mantenerse alejados de los creechis, si senor; y podia seguirlo creyendo hasta que llegase el dia D.
Porque los creechis iban a atacar. En alguna parte. Aqui, o en uno de los campamentos de Iba lung, o en Central. Davidson lo sabia. Era el unico oficial de toda la colonia que lo sabia con absoluta certeza. No era ningun merito, pero el sabia pura y simplemente que no se equivocaba. Nadie mas le habia creido, excepto esos hombres a quienes habia Negado a convencer. Pero todos los demas verian, tarde o temprano, que el tenia razon.
Y el tenia razon.