– Interrogando habilmente a alguno de sus companeros de trabajo, al profesor Spiros, por ejemplo, que era ademas vecino de los Wiener. Naturalmente, ocultaremos aun lo que sabemos, ?me comprende?… No conviene sembrar la alarma, sobre todo si no hay motivo para ello. Spiros no sabe nada, unicamente que Wiener ha muerto y que sospechamos un suicidio. Fue eso lo que dijimos. Usted podria, como siquiatra, sacarle los motivos de ese pretendido suicidio, si es que esta relacionada su muerte con el trabajo…
– ?Suicidio?… ?Tambien usted cree en eso?… Bien, alla usted. Yo conoci a Wiener desde que llegue a los laboratorios, y de eso hace ya mas de quince anos. Ni el ni yo nos habiamos casado. Pero no, eso de suicidio nunca, ?me entiende? ?No se le habria pasado siquiera por la imaginacion!… Era un hombre totalmente entregado a su trabajo, con una alegria por lo que estaba haciendo que se contagiaba a cuantos colaborabamos con el. Le dire mas, nos contagio hasta tal punto que todos, ?me entiende? ?todos! llegamos a creer que nuestros trabajos serian coronados por el exito, aunque de todas partes nos decian que eso era quemar etapas… ?Eso nos decian! Quemar etapas con el tiempo… La gente es absurda. ?Como si se pudiera ir en contra de la ciencia!… Se trabaja, se trabaja con un estimulo y eso es todo. Y si los propios cientificos se han equivocado, ?que le vamos a hacer!… Ellos decian: ?No, eso es imposible!… No se puede crear la vida artificial… Tendriamos que tener una preparacion que no lograremos alcanzar hasta dentro de doscientos o trescientos anos… Y con eso pretendian ya quemar nuestras naves y que dejasemos el trabajo, cuando Wiener y todos los que confiabamos en el estabamos seguros de que llegariamos en unos meses mas a buen puerto… Bien, Wiener ha muerto. Y, si ustedes creen que fue suicidio, alla ustedes… Pero Wiener no habria dejado por nada del mundo su trabajo a medio terminar. Si, por supuesto, nos ha dejado suficientes datos de sus estudios como para que yo ahora pueda continuar su camino con buenas posibilidades de exito, naturalmente… pero tardare mucho mas de lo que habria tardado el, porque el tenia en la mente todo el proceso que yo ahora tendre que reconstruir lentamente a partir de sus notas… Claro que lo hare, aunque se nos echen encima todos los cientificos que no ven mas alla de sus narices y que discuten el orden de las cosas… Mire, amigo, usted es siquiatra y a un siquiatra se le pueden contar muchas cosas, porque se convierte en una especie de sacerdote, aunque yo a los sacerdotes no les tenga mucha simpatia… Yo tengo mi teoria. A Wiener lo ha matado la envidia, ?me entiende? Alguien que sabia lo que estaba haciendo y que no queria de ningun modo que llegase donde estaba a punto de llegar. A la policia no se le puede decir eso, pero a usted si… Mire, mire usted este libro. Es de un escritor cientifico, uno de los mas relevantes… ?Mire lo que dice!… Y se llama avanzado… “La vida artificial no sera obtenida antes del ano 2070, una vez que haya sido alcanzado el total control de la herencia y el “engineering biologico”… Se llaman avanzados y caminan con los pies atados por el orden que ellos mismos han establecido… Wiener no era asi. No publicaba cada uno de sus descubrimientos, ni se vanagloriaba por lo que iba a hacer… ?pero iba a conseguirlo!… Y le aseguro a usted que, de hecho, estaba conseguido… Deme usted un plazo: tres, cuatro anos a lo sumo. Vera como demuestro que Wiener tenia razon. Ahora bien: no crea usted que yo me voy a suicidar… Si alguna vez me ocurre algo, no crea lo que diga la policia… Le juro que no tengo ninguna intencion de suicidarme… Es mas, le dire que mi mujer y yo hemos estado esperando inutilmente un hijo durante mucho tiempo y que, por fin, ese hijo vendra de un momento a otro… ?Si le parece que no tengo bastantes motivos para seguir viviendo!…
Dener salio de la casa de Spiros convencido de la sinceridad de aquel interlocutor locuaz que habia tenido. Spiros y su mujer, en avanzado estado de gravidez esta, salieron a despedirle a la puerta del hotelito que estaba situado junto al que ahora estaba cerrado y que hasta una semana antes habia pertenecido a los Wiener. Se alejo lentamente por la calleja que separaba el conjunto de las casitas del gran complejo de los laboratorios y, al terminar la calle, doblo casi sin darse cuenta hacia los desmontes que limitaban la parte trasera de la colina. Aquel no parecia que pudiera ser nunca camino de paso para nadie; simplemente, la ciudad habia terminado y comenzaba el campo tras la breve montana de escoria procedente de las calderas de calefaccion del laboratorio. Un riachuelo rodeado de alamos era el paisaje que se extendia inmediatamente detras de las casas. Un paraje pacifico, apenas turbado por el lejano rumor de la ciudad que se levantaba al otro lado de la mole de los laboratorios, pero tan lejano que mas parecia el recuerdo de la ciudad que su propia expresion sonora. Alli, junto al riachuelo, sin darse cuenta del porque, Dener se sintio en otro mundo. El mundo de los ninos de la colonia, que lo tomaban como campo de juegos cuando las horas de estudio se habian agotado.
Jud habia jugado alli. Cerca del lejano brocal del pozo, que podia ver desde el lugar donde se encontraba, habia hallado la muneca. Y junto al riachuelo habia visto a aquel hombre que, segun decia, hablaba sin decir nada. En aquella pequena extension de campo libre, junto a las casas y a dos pasos de la ciudad, se habia fraguado el asesinato mas diabolico que Dener nunca pudo imaginar. Avanzo unos pasos, pisando la hierba fresca de la orilla del arroyo, pensando si tal vez en medio del sitio donde todo habia comenzado encontraria la luz suficiente para saber sus causas. ?Por que? Eso ni el propio Dener habria sabido explicarlo. Simplemente estaba alli y la paz que se respiraba en torno invitaba a pensar.
Llego junto al brocal del pozo abandonado con una sensacion de embotamiento en la cabeza. Al principio no llego a darse cuenta de esa especie de nube que comenzaba a apoderarse de su mente, pero, junto al pozo, tuvo que agarrarse casi para no caer al suelo. Dener sintio como si le estuvieran hipnotizando a el, aunque no era exactamente esa la sensacion. No, decididamente nunca habia experimentado nada semejante. Como si en su mente estuviera introduciendose otra mente extrana, ajena a el mismo y compartiendo con el, por un instante, su mismo cerebro, como dos personas ocupando una caja que tuviera lugar suficiente para una sola de ellas.
De pronto, la cabeza parecio que iba a estallarle. Una presion inusitada hizo que la sangre abandonase el craneo y noto una sensacion profunda de frio. Sus ojos conservaban la lucidez de mirada, hasta habria podido asegurar que veia mas lucido que de costumbre. Pero las perspectivas se le ensanchaban y todo cuanto estaba a su alrededor parecia, poco a poco, tomar dimensiones extraordinarias y profundidades increibles. Lo veia todo muy lejano. El rio mismo, que un momento antes habia estado al alcance de su mano, parecia ahora alejarse hasta el infinito.
Entonces creyo ver al hombre. Pero no habria podido asegurarlo. Le vio al otro lado del arroyo, sentado sobre una caja negra y en una actitud como si pescara, aunque no tenia en sus manos ninguna cana. Al menos, Dener no logro verla. Pero aquel hombre debia ser el mismo de que hablaba Jud. Trato de llamarle:
– ?Eh, oiga!… -pero su propia voz salio artificialmente de su garganta, como si la hubiera pronunciado otra persona. Y, casi al mismo tiempo, oyo en su propio cerebro otra voz que le decia, tranquila:
“No grite, doctor Dener No es necesario. Le entiendo”.
Dener sacudio la cabeza, sus piernas estaban flojas y tuvo que sentarse apoyandose en el brocal del pozo. El hombre, al otro lado del arroyo, le parecia cada vez mas lejano y su voz llegaba cada vez mas proxima, como si partiera del propio cerebro embotado del medico.
– ?Quien es usted?
“El que usted imagina”, volvio a escuchar dentro de el mismo. “El hombre que impulso a matar a la nina”.
– Pero usted…
“No soy un asesino, doctor Dener. Sabia que usted iba a venir y sabia tambien que solo a usted podria hablarle, aun a riesgo de que usted, si repite lo que ocurre ahora, no sea creido por nadie”.
– Pero usted… ?como sabe quien soy? “Por la misma razon que he tenido que hacer lo que hice. No vengo de este mundo”.
– ?De donde viene, entonces?
“Mejor deberia usted de haberme preguntado de cuando vengo. Mi mundo esta bastante alejado del de usted en lo que ustedes llaman tiempo. Un centenar de anos, no crea que mucho mas. En mi mundo, hoy es el tres de diciembre del dos mil setenta y seis”.
Dener sacudio la cabeza, pensando de pronto que pudiera estar un poco mareado, pero la voz que resonaba en el interior de su cerebro parecio reir al continuar:
“No, doctor Dener, no esta usted delirando. Dejeme que le cuente a usted los hechos y luego trate de comprobarlos. El doctor Wiener era como yo. Tambien el habia viajado a traves del tiempo. En realidad, fue uno de los primeros en aventurarse en la maquina. Nosotros la hemos inventado recientemente. Fue obra del profesor