—Ah… si. Mm.

El terrestre desvio su atencion del aparato. Miles noto como pasaba del modo tecnico al comercial.

—Esas son las condiciones que normalmente ofrecemos a nuestros clientes corporativos establecidos.

—La Flota de Mercenarios Libres Dendarii es una corporacion establecida. Registrada en Jackson's Whole.

—Mm, si, pero… como se lo diria… el riesgo mas extremo que nuestros clientes normales corren habitualmente es la bancarrota, para la cual tenemos protecciones legales. Su flota mercenaria es, um…

«Se esta preguntando como se le cobra a un cadaver», penso Miles.

—… algo mucho mas arriesgado —finalizo el ingeniero con candor. Se encogio de hombros para pedir disculpas.

«Un hombre sincero, al menos…»

—No subiremos el precio de nuestra oferta. Pero me temo que tendremos que pedir el pago por adelantado.

«Mientras que nos cinamos a intercambiar insultos…»

—Pero eso no nos proporciona ninguna garantia contra las chapuzas en el trabajo —dijo Miles.

—Pueden demandarnos —repuso el ingeniero—, igual que todo el mundo.

—Puedo volar su…

Los dedos de Miles tamborilearon contra la costura de su pantalon donde no habia ninguna cartuchera atada. La Tierra, la vieja Tierra, la vieja y civilizada Tierra. La comandante Quinn le toco el codo en un fugaz gesto de contencion. El le dirigio una breve sonrisa tranquilizadora… no, no iba a dejarse llevar por las exoticas posibilidades del almirante Miles Naismith, comandante en jefe de la Flota de Mercenarios Libres Dendarii. Estaba simplemente cansado, dijo su sonrisa. Un leve ensanchamiento de los luminosos ojos castanos de ella respondio: «Chorradas, senor.» Pero esa era otra discusion que no continuarian alli, en voz alta, en publico.

—Busque una oferta mejor si quiere —dijo el ingeniero.

—Hemos buscado —repuso Miles. «Como bien sabes.»—. Bueno. Um… ?Que tal… la mitad ahora y la mitad a la entrega?

El terrestre fruncio el ceno, sacudio la cabeza.

—Kaymer no hincha los presupuestos, almirante Naismith. Y nuestros costes anadidos se cuentan entre los mas bajos del negocio. Es algo que nos enorgullece.

El termino costes anadidos hizo que a Miles le dolieran los dientes, a la luz de lo de Dagoola. ?Cuanto sabian estos tipos realmente de Dagoola?

—Si realmente le preocupa nuestra profesionalidad, el dinero puede ser depositado en una cuenta bloqueada bajo control de un tercer grupo neutral, como un banco, hasta que acepten ustedes la entrega. Desde el punto de vista de Kaymer no es un compromiso muy satisfactorio, pero… es lo maximo a lo que estamos dispuestos.

Un tercer grupo neutral terrestre, penso Miles. Si no hubiera comprobado ya la eficacia de Kaymer, no estaria alli. Era en su propio dinero en lo que pensaba Miles. Lo cual, por cierto, no era asunto de Kaymer.

—?Tiene problemas de liquidez, almirante? —pregunto el terrestre con interes. A Miles se le antojo que era capaz de ver en sus ojos como aumentaba el precio.

—En absoluto —respondio timidamente. Los rumores sobre las dificultades economicas de los dendarii sabotearian muchas mas cosas que aquel acuerdo de reparacion—. Muy bien. Dinero por adelantado a ingresar en una cuenta bloqueada.

Si no iba a disponer de sus fondos, tampoco lo haria Kaymer. A su lado, Elli Quinn sorbio aire entre dientes. El ingeniero terrestre y el lider mercenario se estrecharon las manos con solemnidad.

Mientras seguia al ingeniero de ventas de vuelta a su propio despacho. Miles se detuvo un instante junto a una portilla que ofrecia una bella panoramica de la Tierra desde la orbita. El ingeniero sonrio y senalo con amabilidad, incluso con orgullo, al ver su expresion.

La Tierra. La vieja, romantica, historica Tierra; la gran canica azul. Miles siempre habia sonado con viajar hasta alli algun dia, aunque no, sin duda, en aquellas circunstancias.

La Tierra seguia siendo el planeta mas grande, mas rico, mas variado y poblado de todo el nexo de agujero de gusano del espacio explorado. Su escasez de buenos puntos de salida en el espacio local solar y su desunion gubernamental hacian que fuera militar y estrategicamente menor a escala galactica. Pero la Tierra seguia reinando, aunque no gobernando, con su supremacia cultural. Mas lastrada por las guerras que Barrayar, tan avanzada tecnologicamente como la Colonia Beta, el punto final de todas las peregrinaciones religiosas y seglares… Gracias a esto, las embajadas de todos los mundos que podian permitirselo se congregaban aqui. Incluidos, reflexiono Miles mientras mordisqueaba su dedo indice, los cetagandanos. El almirante Naismith deberia usar todos los medios a su alcance para evitarlos.

—?Senor? —Elli Quinn interrumpio sus meditaciones. El sonrio levemente ante su rostro esculpido, el mas hermoso que su dinero habia podido comprar despues de la quemadura de plasma y, sin embargo, gracias al genio de los cirujanos, todavia inconfundiblemente el propio de Elli. Ojala todas las bajas de combate a su servicio pudieran ser redimidas de la misma forma—. El comodoro Tung a la espera en la comuconsola.

La sonrisa se desvanecio de sus labios. ?Y ahora que? Abandono la portilla y la siguio para apoderarse del despacho del ingeniero de ventas con un amable e implacable:

—?Nos disculpa, por favor?

El blando y ancho rostro eurasiatico de su tercer oficial se formo sobre la placa vid.

—?Si, Ky?

Ky Tung, sin uniforme ya y vestido de civil, le dirigio un breve ademan a guisa de saludo.

—Acabo de terminar los acuerdos en el centro de rehabilitacion para nuestros nueve heridos graves. Las perspectivas son buenas en el caso de la mayoria. Son recuperables cuatro de los ocho muertos congelados, tal vez cinco si tienen suerte. Los cirujanos incluso piensan que lograran reparar el casco de salto de Demmi, una vez que el tejido neuronal haya sanado. Por un precio, naturalmente…

Tung menciono el precio en creditos federales. Miles los tradujo mentalmente a marcos imperiales barrayareses, y rechino un poquito por dentro.

Tung sonrio secamente.

—Si. A menos que quieras renunciar a esa reparacion. Es igual a todo lo demas junto.

Miles sacudio la cabeza, hizo una mueca.

—Hay un monton de personas en el universo a quienes me gustaria traicionar, pero mis heridos no se cuentan entre ellas.

—Gracias —dijo Tung—. Estoy de acuerdo. Me dispongo a abandonar este lugar. Lo ultimo que tengo que hacer es firmar un documento aceptando la responsabilidad personal por la tarifa. ?Estas seguro de que podremos cobrar aqui lo que nos deben por la operacion de Dagoola?

—De eso voy a ocuparme a continuacion —prometio Miles—. Ve y firma, yo me encargare.

—Muy bien, senor —dijo Tung—. ?Podre disfrutar de mi permiso despues?

Tung el terrestre, el unico terrestre que Miles habia conocido… lo cual probablemente explicaba los inconscientes sentimientos favorables que tenia sobre ese lugar, reflexiono.

—?Cuanto tiempo te debemos ya, Ky, un ano y medio?

«Paga incluida, ay», anadio una vocecita interior, que reprimio por considerarla indigna.

—Puedes disfrutar de todo lo que quieras.

—Gracias —el rostro de Tung se suavizo—. Acabo de hablar con mi hija. ?Tengo un nieto!

—Enhorabuena —lo felicito Miles—. ?El primero?

—Si.

—Adelante, pues. Si sucede algo, nosotros nos encargaremos. Solo eres indispensable en combate, ?eh? Uh… ?Donde estaras?

—En casa de mi hermana. En Brasil. Tengo cuatrocientos primos alli.

—Brasil, bien. De acuerdo —?donde demonios estaba Brasil?—. Que lo pases bien.

—Lo hare.

El semisaludo de despedida de Tung fue decididamente etereo. Su rostro desaparecio del vid.

—Maldicion —suspiro Miles—. Lamento perderlo incluso para un permiso. Bueno, se lo merece.

Elli se inclino sobre el respaldo de la silla de su comuconsola, con un suspiro que apenas sacudio el pelo

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