con el en voz baja mientras agitaba ansiosamente las manos. Bel sacudio la cabeza, hizo gestos tranquilizadores y, finalmente, se dio la vuelta para seguir a Miles, Ekaterin y Roic por el flexotubo hasta la diminuta y ahora abarrotada escotilla de la Kestrel. Roic tropezo y parecio un poco aturdido hasta readaptarse al campo gravitatorio y recuperar el equilibrio. Fruncio el ceno, receloso del hermafrodita betano con el uniforme cuadri. Ekaterin le dirigio una subrepticia mirada de curiosidad.

—?De que demonios iba todo eso? —le pregunto Miles a Bel mientras la compuerta se cerraba.

—Watts queria que me llevara a un guardaespaldas o dos. Para protegerme de los brutales barrayareses. Le dije que no habria espacio a bordo y que, ademas, era diplomatico, no soldado. —Bel, la cabeza ladeada, le dirigio una mirada indescifrable—. ?Es asi?

—Ahora lo es. Hum… —Miles se volvio hacia el teniente Smolyani, que manejaba los controles de la escotilla—. Teniente, vamos a llevar a la Kestrel al otro lado de la Estacion Graf, a otra bodega de atraque. Su control de trafico lo dirigira. Vaya lo mas despacio que pueda sin parecer sospechoso. Haga dos o tres intentos para alinearse con las tenazas de atraque, o algo parecido.

—?Milord! —dijo Smolyani, indignado. Los pilotos de los correos rapidos de SegImp hacian una religion de sus rapidas y precisas maniobras y de sus suaves y perfectos acoplamientos—. ?Delante de esta gente?

—Bueno, haga lo que quiera, pero consigame algo de tiempo. Tengo que hablar con este herm. Vamos, vamos. —Indico a Smolyani que se pusiera en marcha, tomo aire, y anadio para Roic y Ekaterin—. Nos quedaremos en el cuarto de oficiales. Disculpadnos, por favor.

Con eso, les indico que esperaran en sus camarotes. Apreto la mano de Ekaterin en un breve gesto de disculpa. No se atrevio a decir mas hasta que hubiera exprimido a Bel en privado. Habia aspectos de seguridad, aspectos politicos, aspectos personales…, ?cuantos aspectos podian danzar en la cabeza de un alfiler?, y mientras la primera emocion de ver aquel rostro familiar vivo se difuminaba, el acuciante recuerdo de que, la ultima vez que se vieron, el proposito fue privar a Bel del mando y retirarlo de la flota de mercenarios por su desafortunado papel en la sangrienta debacle de Jackson's Whole. Queria confiar en Bel. ?Se atreveria a hacerlo?

Roic estaba demasiado bien entrenado para preguntar en voz alta: «?Esta seguro de que no quiere que me quede con usted, milord?» Pero por la expresion de su rostro, hacia todo lo posible por enviar el mensaje telepaticamente.

—Lo explicare todo mas tarde —le prometio Miles a Roic en voz baja, y lo envio a su camarote con lo que esperaba fuese un ligero saludo tranquilizador.

Condujo a Bel hasta la diminuta camara que hacia las veces de sala de reuniones, comedor y sala de oficiales de la Kestrel, cerro sus puertas y activo el cono de seguridad. Un leve zumbido procedente del proyector del techo y un titilar en el aire que rodeaba la mesa circular para cenas y vids le aseguro que funcionaba. Se volvio para ver que Bel lo observaba, la cabeza un poco ladeada, los ojos interrogantes, los labios torcidos. Vacilo un momento. Entonces, simultaneamente, los dos soltaron una carcajada. Se dieron un abrazo; Bel le dio golpecitos en la espalda, diciendo con voz tensa:

—Maldicion, maldicion, maldicion, pequeno maniaco mestizo…

Miles dio un paso atras, sin aliento.

—Bel, por Dios. Tienes buen aspecto.

—Mas viejo, ?no?

—Eso tambien. Pero no creo que yo sea el mas indicado para hablar.

—Tienes un aspecto magnifico. Sano. Solido. Diria que una mujer te ha estado alimentando bien. O haciendo algo bien, al menos.

—?No estoy gordo? —dijo Miles ansiosamente.

—No, no. Pero la ultima vez que te vi, justo despues de que te descongelaran, parecias un craneo en un palo. Nos tenias a todos preocupados.

Bel recordaba aquella ultima reunion con la misma claridad que el, evidentemente. Mas, tal vez.

—Me tenias preocupado tambien. ?Te… te ha ido bien? ?Como demonios acabaste aqui?

?Era una pregunta lo suficientemente delicada?

Bel alzo un poquito las cejas, leyendo quien sabia que expresion en el rostro de Miles.

—Supongo que anduve un poco desorientado al principio, despues de separarme de los Mercenarios Dendarii. Entre Oser y tu como comandantes, habia servido casi veinticinco anos.

—Lo lamente muchisimo.

—Seguro que ni la mitad que yo, pero fuiste tu quien se murio. —Bel aparto la mirada un instante—. Entre otros. Ninguno de los dos tenia otra eleccion, en ese momento. No podria haber continuado. Y, a la larga, fue buena cosa. Me habia oxidado sin darme cuenta, creo. Necesitaba algo que me sacudiera. Estaba preparado para un cambio. Bueno, preparado no, pero…

Miles, colgado de las palabras de Bel, recordo donde estaban.

—Sientate, sientate —indico la mesita. Tomaron asiento uno al lado del otro. Miles apoyo el brazo en la oscura superficie y se acerco mas para escuchar.

—Incluso me fui a casa durante una temporada —continuo Bel—. Pero descubri que un cuarto de siglo dando tumbos por el Nexo como herm libre me habian puesto fuera de contacto con la Colonia Beta. Acepte unos cuantos trabajos espaciales, algunos a sugerencia de nuestro mutuo jefe. Entonces recale por aqui. —Bel se aparto de la frente el flequillo marron canoso, un gesto familiar; pronto volvio a su sitio, algo aun mas enternecedor.

—Ya no estoy a las ordenes de SegImp, exactamente —dijo Miles.

—?No? ?Entonces que es SegImp, exactamente?

Miles vacilo.

—Mi… instrumento de inteligencia —dijo por fin—. Por mi nuevo trabajo.

Bel alzo aun mas las cejas.

—Entonces esta historia del Auditor Imperial no es una tapadera para la ultima actividad encubierta.

—No. Es de verdad. He acabado con las actividades encubiertas.

Bel torcio el gesto.

—?Y a que viene entonces ese curioso acento?

—Es mi voz real. El acento betano que adoptaba para el almirante Naismith era el falso. Mas o menos. No es que no lo aprendiera en las rodillas de mi madre.

—Cuando Watts me dijo el nombre del pez gordo que enviaban los barrayareses pense que tenias que ser tu. Por eso me asegure de formar parte del comite de bienvenida. Pero esto de la Voz del Emperador me parecio algo salido de un cuento de hadas. Hasta que lei de que iba. Entonces me parecio algo sacado de un cuento de hadas realmente horrible.

—Oh, ?investigaste la descripcion de mi trabajo?

—Si, es sorprendente que aparezca en las bases de datos historicas que tenemos por aqui. He descubierto que el cuadrispacio esta repleto de informacion galactica. Casi son tan buenos como Beta, a pesar de tener solo una fraccion de su poblacion. Ser Auditor Imperial es un ascenso sorprendente… Quien te tendio en bandeja un poder tan grande tiene que estar casi tan loco como tu. Quiero oir una explicacion de eso.

—Si, pueden hacer falta algunas explicaciones para los que no son barrayareses. —Miles tomo aliento—. Sabes, esa criorresurreccion mia salio un poco torcida. ?Recuerdas los ataques que empece a tener, despues?

—Si… —dijo Bel con cautela.

—Por desgracia, resultaron ser un efecto secundario permanente. Demasiado incluso para lo que SegImp considera aceptable para un oficial en campana. Como consegui demostrar de manera especialmente espectacular, pero esa es otra historia. Recibi una baja medica, de manera oficial. Asi que ese fue el final de mi carrera galactica como agente encubierto. —La sonrisa de Miles se torcio—. Tuve que buscarme un trabajo honrado. Por fortuna, el Emperador Gregor me dio uno. Todo el mundo supone que mi nombramiento fue nepotismo de los Vor a pleno rendimiento, por cosa de mi padre. Con el tiempo, espero demostrar que se equivocan.

Bel guardo silencio un instante, el rostro impasible.

—Bueno. Parece que mate al almirante Naismith despues de todo.

—No te eches la culpa. Tuviste un monton de ayuda —dijo Miles secamente—. Incluyendo la mia. —Recordo que aquel momento de intimidad era precioso y limitado—. La sangre nos salpica a ti y a mi por igual. Tenemos

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