acopio de valor—. Prometi llamar a Nicol cuando tuviera noticias de Bel, y no he tenido oportunidad. Las noticias, como ya sabes, no son buenas; encontramos a Bel, pero lo han infectado deliberadamente con un parasito de fabricacion cetagandesa que puede… que puede resultar fatal.

—Si, eso tengo entendido. Lo he estado escuchando todo, aqui en la sala de tacticas.

—Bien. Los medicos estan haciendo todo lo posible, pero es una carrera contra el tiempo y ahora hay otras complicaciones. ?Quieres llamar a Nicol y cumplir mi promesa por mi? No es que no haya ninguna esperanza, pero… tiene que saber que ahora mismo las cosas no tienen buen aspecto. Usa tu sentido comun para suavizar cuanto puedas el golpe.

—Mi sentido comun me indica que habria que decirle la pura verdad. La Estacion Graf es un clamor ahora mismo, con la cuarentena y la alerta por biocontaminacion. Ella necesita saber exactamente lo que esta pasando, tiene derecho a saberlo. La llamare ahora mismo.

—Oh. Bien. Gracias. Yo, hum… sabes que te quiero.

—Si. Dime algo que no sepa.

Miles parpadeo. Las cosas no se le ponian faciles. Lo solto de sopeton:

—Bueno. Cabe la posibilidad de que las cosas esten muy feas para mi aqui. Puede que no salga de esta. La situacion es bastante inquietante y, hum… me temo que los guantes de mi traje bioprotector fueron saboteados por una desagradable trampa cetagandesa que dispare. Por lo visto yo tambien me he infectado con el mismo bioelemento que ha atacado a Bel, pero parece que no actua muy rapido.

Al fondo, oyo la voz del almirante Vorpatril maldiciendo con un lenguaje de barracon que no estaba en demasiada consonancia con el debido respeto a uno de los auditores imperiales de Su Majestad Gregor Vorbarra. Por parte de Ekaterin, silencio: el se esforzo por oir su respiracion. La reproduccion del sonido en aquellos enlaces de alto nivel era tan nitida, que pudo oirla cuando volvio a soltar el aire a traves de aquellos exquisitos y calidos labios que no podia ver ni tocar.

Empezo de nuevo.

—Yo… lamento que… queria darte… esto no era lo que… nunca quise causarte…

—Miles. Deja de farfullar de inmediato.

—Oh… ?eh?

La voz de Ekaterin se volvio mas dura.

—Si te mueres ahi, no me sentire dolida, me sentire jodida. Todo esto esta muy bien, amor, pero dejame recordarte que no tienes tiempo para regodearte en la angustia ahora mismo. Eres el hombre que solia ganarse la vida rescatando rehenes. No te esta permitido no salir de esta. Asi que deja de preocuparte por mi y empieza a prestar atencion a lo que estas haciendo. ?Me estas escuchando, Miles Vorkosigan? ?No te atrevas a morirte! ?No lo consentire!

Eso parecia definitivo. A pesar de todo, Miles sonrio.

—Si, querida —repuso mansamente, aliviado. Las antepasadas Vor de aquella mujer habian defendido bastiones en la guerra, oh, si.

—Asi que deja de hablar conmigo y vuelve al trabajo. ?De acuerdo?

Casi consiguio que el estremecido sollozo no se notara en la ultima palabra.

—Defiende el fuerte, amor —susurro el, con toda la ternura de que fue capaz.

—Siempre. —Miles pudo oirla tragar saliva—. Siempre.

Ekaterin corto la comunicacion. El lo tomo como una sugerencia.

Rescate de rehenes, ?eh? «Si quieres hacer algo bien, hazlo tu mismo.» Ahora que lo pensaba, ?tenia ese ba idea de cual habia sido el antiguo trabajo de Miles? ?O suponia que no era mas que un diplomatico, un burocrata, otro civil asustado? El ba no podia saber tampoco que miembro del grupo habia disparado la trampa de los controles remotos del traje de reparaciones. Aquel traje de bioproteccion no servia para un asalto en el espacio ni siquiera antes de que lo hubieran hecho papilla. Pero, ?que herramientas habia en la enfermeria que pudieran aplicarse a usos que sus fabricantes nunca hubieran imaginado? ?Y que personal?

El equipo medico tenia formacion militar, cierto, y disciplina. Tambien estaban metidos hasta las orejas en otras tareas de prioridad superior. Lo ultimo que deseaba Miles era apartarlos de su atestada mesa de laboratorio y del cuidado de su paciente en estado critico para ponerlos a jugar con el a los comandos. «Aunque puede que tengamos que llegar a eso.» Pensativo, empezo a recorrer la camara exterior de la enfermeria, abriendo cajones y armarios y contemplando sus contenidos. Empezaba a sentir los efectos de la fatiga, y un dolor de cabeza iba en aumento tras sus ojos. Premeditadamente, ignoro el terror que aquello implicaba.

Miro al pabellon a traves de las barras de luces azules. El tecnico corrio hacia el cuarto de bano con algo en las manos que arrastraba unos tubos.

—?Capitan Clogston! —llamo Miles.

La segunda figura se volvio.

—?Si, milord?

—Voy a cerrar su puerta interior. Se supone que debe cerrarse sola si hay un cambio de presion, pero no me fio de ningun equipo controlado por sistema remoto en este momento. ?Esta preparado para trasladar a su paciente a una unicapsula si es necesario?

Clogston le hizo un ligero gesto de asentimiento con una mano enguantada.

—Casi, milord. Estamos empezando a construir el segundo filtro sanguineo. Si el primero funciona como esperamos, deberiamos estar listos para tratarlo a usted muy pronto.

Lo cual lo ataria a una cama en el pabellon. No estaba dispuesto a perder la movilidad todavia. No mientras aun pudiera moverse y pensar por su cuenta. «No tienes mucho tiempo entonces. No importa lo que haga el ba.»

—Gracias, capitan. Hagamelo saber.

Miles cerro la puerta con el mando manual.

?Que podia saber el ba, desde el puente? Mas importante aun, ?cuales eran sus puntos ciegos? Miles reflexiono sobre el trazado de la cabina central: un largo cilindro dividido en tres cubiertas. La enfermeria se encontraba a popa, en la cubierta superior. El puente estaba delante, en el otro lado de la cubierta central. Las compuertas internas de todos los niveles se encontraban en tres intersecciones equidistantes de las cabinas de carga, dividiendo cada cubierta longitudinalmente.

El puente tenia monitores vid de seguridad en todas las compuertas externas, naturalmente, y monitores de control en todas las puertas internas que sellaban la nave en compartimentos estancos. Destruir un monitor cegaria al ba, pero tambien le avisaria de que sus supuestos prisioneros se habian puesto en marcha. Destruirlos todos, o todos los que pudieran ser alcanzados, seria mas confuso…, pero seguia quedando el problema de la alarma. ?Hasta que punto era probable que el ba llevara a cabo su apresurada, quiza loca amenaza de embestir la estacion?

«Maldicion, hacer algo asi es muy poco profesional…» Miles se detuvo, sorprendido por su propio pensamiento.

?Cuales eran los procedimientos estandar de un agente cetagandes, de cualquier agente, en realidad, cuya mision encubierta se iba al garete? Destruir todas las pruebas: intentar llegar a una zona segura, una embajada o un territorio neutral. Si eso no era posible, destruir las pruebas y luego sentarse y esperar ser detenido por las autoridades locales, fueran quienes fuesen, y esperar a que tu propio bando pagara por ti o te rescatara a lo grande, dependiendo del caso. Para las misiones criticas de verdad, destruir las pruebas y suicidarte. Esto rara vez se ordenaba, porque en contadisimas ocasiones se cumplia. Pero el ba cetagandes estaba tan condicionado a ser leal a sus amos (y amas) haut que Miles se vio obligado a considerar que en este caso era una posibilidad mas realista.

Pero tomar rehenes de manera chapucera entre neutrales o vecinos, transmitir la mision por todos los noticiarios y, sobre todo, el uso publico del arsenal mas privado del Nido Estelar… Aquel no era el modus operandi de un agente entrenado. Eso era un maldito trabajo de aficionado. Y los superiores de Miles solian acusarlo de ser un bala perdida… ?ja! Ninguna de sus mas inspiradas meteduras de pata habia sido tan llamativa como esa… para ambos bandos, ?ay! Esta gratificante deduccion, desgraciadamente, no hacia que la siguiente accion del ba fuera mas predecible.

—?Milord? —La voz de Roic sono inesperadamente en el comunicador de muneca.

—?Roic! —exclamo Miles encantado—. Espera. ?Que demonios estas haciendo por este canal? No tendrias que haberte quitado el traje.

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