seguridad. Tambien podria salir un bebe con extremidades inferiores que no fueran ni brazos ni piernas, sino algo intermedio.
—Es cierto. Bueno, de hecho, todavia no estoy preparado para ser papa.
Es incomprensible, penso Silver, para un hombre de su edad. Debe de tener por lo menos veinticinco anos. Mucho mayor que Tony, que era uno de los mas viejos entre todos ellos. Silver tuvo cuidado de flotar de forma que el piloto quedara de espaldas a la ventana.
El viento frio de los ventiladores le puso la piel de gallina y se estremecio.
—?Tienes frio? —le pregunto Ti y le froto los brazos para darle calor. Luego le acerco la camisa y los pantalones cortos azules del otro lado de la habitacion, donde ella los habia dejado. Silver se vistio rapidamente, al igual que el, y Silver observo, fascinada, como se ponia los zapatos. Esas cosas tan pesadas y rigidas. Pero los pies tampoco eran flexibles. Le recordaban mazos. Esperaba que supiera como dominarlos en el aire.
Ti, sonriente, desengancho su maletin del estante en la pared, donde lo habia puesto cuando se habian refugiado en la cabina de control, media hora antes.
—Tengo algo.
Silver salto de alegria y junto las cuatro manos.
—?Oh! ?Has conseguido mas discolibros de esa mujer?
—Si, aqui tienes —Ti saco unos cuadrados de plastico del maletin—. Tres titulos nuevos.
Silver se abalanzo sobre ellos y leyo las solapas con ansiedad. Novelas ilustradas Arco Iris:
—?Maravilloso!
Rodeo el cuello de Ti con su brazo superior derecho y le dio un beso espontaneo y vigoroso.
El sacudio la cabeza, fingiendo desesperacion.
—No se como puedes leer esa bazofia. No obstante, creo que la autora es, en realidad, un colectivo.
—
—Pero esto no es historia —objeto Ti—. Es ficcion.
—Tampoco se parece a la ficcion que nos dan aqui. Eso esta bien para los ninos. A mi me encantaba
Aunque tal vez el senor Van Atta se parecia un poco al senor Randan… elevada jerarquia, autoritario, genio vivo… Silver se preguntaba por que el mal caracter en el senor Randan siempre le parecia tan emocionante y atractivo, tan fascinante. Se le revolvia el estomago cada vez que el senor Van Atta se enfadaba. Tal vez las mujeres terrestres eran mas valerosas.
Ti se encogio de hombros, divertido y a la vez sorprendido.
—Supongo que te sienta bien. No veo que haya ningun dano. Pero esta vez te he traido algo mejor… — Volvio a hurgar en su maleta de viaje y saco una prenda de tela color marfil, con ribetes de saten—. Creo que podrias usar perfectamente una blusa de mujer. Tiene un motivo de flores y como estas en Hidroponia, pense que te gustaria.
—?Oh! Las heroinas de Valeria Virga se sentirian muy comodas con esta blusas. —Silver extendio la mano como para cogerla, pero se retuvo—. Pero… pero no puedo aceptarla.
—?Por que no? Aceptas los libros. No es tan cara.
Silver, que comenzaba a tener una idea de como funcionaba la cuestion del dinero gracias a sus lecturas, sacudio la cabeza.
—No es por eso. Es que, bueno… ya sabes, no creo que la doctora Yei este de acuerdo con nuestros encuentros. Ni tampoco otras personas. —En realidad, Silver estaba segura de que la palabra «desaprobacion» definiria las consecuencias si se descubrian sus transacciones secretas con Ti.
—?Mojigatos! —protesto Ti—. No vas a empezar a dejar que te digan lo que tienes que hacer,
—Tampoco voy a comenzar a decirles lo que ya estoy haciendo —senalo Silver—. ?Y tu?
—Claro que no. —Ti sacudio las manos en una negacion absoluta.
—Asi que estamos de acuerdo. Desgraciadamente —senalo la blusa con pesar—, esto es algo que no puedo esconder. No podria usarla sin que alguien me preguntara de donde la habia sacado.
—Si —dijo el piloto, en un tono que podia esconder la aceptacion de un hecho irrevocable—. Si, supongo que tendria que haberlo pensado antes eso. ?Crees que la puedes esconder durante un tiempo? He tenido mis permisos en Rodeo porque los tipos con antiguedad han cogido los viajes a Orient IV. Pronto recibire las calificaciones del comandante de mi lanzadera y volvere a la categoria de piloto de Salto en solo unos pocos ciclos, —Tampoco la puedo compartir —dijo Silver—. Lo bueno que tienen los libros y los videos, ademas de ser pequenos y faciles de esconder, es que pueden pasarse por todo el grupo sin que se gasten. Nadie queda relegado. Asi tengo facilidades cuando quiero tener un poco de tiempo para mi. —Con un movimiento de la mano indico la intimidad que estaban disfrutando en ese momento.
—Bueno —dijo Ti. Hizo una pausa—. No sabia que los prestabas.
—?No compartir? —le dijo Silver—. Eso estaria muy mal.
Lo miro y le devolvio la blusa, rapidamente, antes de sentirse tentada. Estuvo a punto de seguir explicando, pero luego lo penso mejor.
Era mejor que Ti no supiera sobre la conmocion que hubo cuando uno de los libros, que un lector habia olvidado accidentalmente, habia caido en manos de uno de los terrestres que integraban el equipo del Habitat y se lo habia entregado a la doctora Yei. Alertados, habian logrado esconder el resto del material de contrabando, pero la intensidad de la busqueda habia hecho que Silver fuera mas prudente y que tomara conciencia de lo serio que era su delito ante los ojos de las autoridades. Hubo dos inspecciones sorpresa mas desde entonces, pero no se descubrieron mas libros.
El mismo senor Van Atta la habia llamado —a ella— y le habia instado a hacer un trabajo de espionaje entre sus companeros. Habia comenzado a confesar, pero se detuvo justo a tiempo. La furia de Van Atta le causo mucho miedo. «Voy a crucificar a ese maldito cuando le ponga las manos encima», habia dicho Van Atta. Tal vez el senor Van Atta y la doctora Yei y todo su personal juntos no le causarian tanto miedo a Ti, pero no podia arriesgarse a perder su unica fuente de placeres terrestres. Ti, por lo menos, estaba dispuesto a compensar lo que era, en efecto, el trabajo de Silver, el unico bien invisible que no constaba en ningun inventario. Quien sabe si otro piloto querria cualquier tipo de cosas mucho mas dificiles de sacar del Habitat.
Un momento largamente esperado en el area de carga llamo la atencion de Silver. Y tu pensabas que corrias riesgos por unos cuantos libros, penso Silver. Esperad a que esa mierda se aleje…
—No obstante, gracias —dijo Silver, con prisas, y le dio a Ti un beso de agradecimiento. El cerro los ojos, un reflejo maravilloso, y Silver aprovecho para mirar por la ventana de la cabina de control. Tony, Claire y Andy acababan de desaparecer por la escotilla de la lanzadera en el tubo flexible.
Por fin, penso Silver. He hecho todo lo que podia, el resto depende de vosotros. Buena suerte. Ojala yo tambien pudiera irme.
—?Uf! Mira que hora es. —Ti rompio el abrazo—. Tengo que terminar esta lista antes de que vuelva el capitan Durrance. Creo que tienes razon sobre lo de la blusa —dijo, mientras la volvia a guardar en su maleta de viaje—.?Que quieres que te traiga la proxima vez?
—Siggy, de Mantenimiento de Sistemas Aereos, me pregunto si habia mas peliculas de la serie