vida… Hay una libertad que va mas alla de eso. Mas alla del castigo, de la recompensa, de la expiacion…, mas alla de todos los trueques y los equilibrios, alli hay libertad.
—
Esa noche Tenar tuvo un sueno. Sono que veia la puerta de
—?No puedo escapar! —grito, aferrandose a Ged.
El la consolo acariciandole los cabellos; se recostaron juntos y el musito: —Mira.
La vieja luna habia salido. Su blanco brillo sobre la nieve se reflejaba en la habitacion, porque aunque hacia mucho frio, Tenar nunca cerraba los postigos. Por encima de ellos todo el aire resplandecia. Se quedaron acostados en la sombra, pero parecia que el techo no era mas que un velo tendido entre ellos y los infinitos y serenos abismos de luz plateada.
Ese fue un invierno de fuertes nevadas en Gont, y un largo invierno ademas. La cosecha habia sido buena. Habia alimentos para la gente y para los animales, y era poco lo que se podia hacer fuera de comer y abrigarse.
Therru habia aprendido toda
Ged y Tenar lo comentaron. Ella le conto que le habia ensenado a Therru una sola palabra,
—Se me ocurrio que quiza fuera porque en realidad nunca llegue a hablar esa lengua, nunca la utilice para hacer magia. Se me ocurrio que tal vez deberia ensenarsela a alguien que realmente dominara esa lengua.
—Ningun hombre la domina.
—Ninguna mujer la sabe hablar ni siquiera a medias.
—Lo que quise decir es que solo los dragones la hablan como su lengua materna.
—?La aprenden?
La pregunta lo impresiono y tardo en responderla, ciertamente recordando todo lo que le habian dicho y todo lo que sabia sobre los dragones. —No se —dijo al cabo—. ?Que sabemos de ellos? ?Ensenaran acaso como lo hacemos nosotros, de madre a hijo, de anciano a joven? ?O son como los animales, que ensenan algunas cosas, pero que nacen sabiendo la mayoria de Tas cosas que saben? Ni siquiera eso sabemos. Pero me imagino que los dragones y su lengua son una sola cosa. Un solo ser.
—Y no hablan ninguna otra lengua.
El asintio. —No aprenden —dijo—. Son.
Therru entro desde la cocina. Una de sus tareas era tener siempre llena la caja de lena y en eso estaba ocupada ahora, abrigada con un gaban de piel de cordero acortado y una gorra, yendo y viniendo rapidamente de la lenera a la cocina. Dejo caer su carga en la caja que habia junto al rincon de la chimenea y volvio a salir.
—?Que canta? —pregunto Ged.
—?Therru?
—Cuando esta sola.
—Nunca canta. No puede.
—Como canta ella. «Mas al oeste que el oeste…»
—?Ah! —dijo Tenar—. ?Esa historia! ?Ogion nunca te hablo de la Mujer de Kemay?
—No —dijo el—, cuentame.
Ella le conto la historia mientras hilaba, y el ronroneo y el susurro del torno acompanaron el relato. Al final de la historia Tenar dijo: —Cuando el Maestro de Vientos me dijo que habian venido a Gont en busca de una mujer, pense en ella. Pero sin duda ya debe de haber muerto. Y, de todos modos, ?como podria ser archimago una pescadora que era dragon?
—Y bien, el Maestro de las Formas no dijo que una mujer de Gont llegaria a ser archimago. —Estaba remendado un par de pantalones con muchas roturas, sentado en el antepecho de la ventana para aprovechar toda la luz de ese dia sombrio. Ya habia pasado medio mes desde el Retorno del Sol y hacia mas frio que nunca.
—?Que dijo, entonces?
—«Una mujer de Gont». Eso me dijiste.
—Pero ellos habian preguntado quien seria el nuevo archimago.
—Y no recibieron respuesta.
—
Ged corto el hilo con los dientes y se enrollo el resto en dos dedos.
—Aprendi a jugar un poco con las palabras, en Roke —reconocio—. Pero pienso que este no es un juego de palabras. «Una mujer de Gont» no puede llegar a ser archimago. Ninguna mujer puede ser archimago. Destruiria lo que ha llegado a ser al convertirse en archimago. Los Magos de Roke son hombres: su poder es el poder de los hombres, sus conocimientos son conocimientos de hombres. La hombria y la magia tienen su base en una misma roca: el poder les pertenece a los hombres. Si las mujeres tuviesen poder, ?que serian los hombres sino mujeres que no pueden dar a luz? ?Y que serian las mujeres sino hombres que pueden hacerlo?
—?Ya! —dijo Tenar; y enseguida, con un dejo socarron—: ?No ha habido reinas acaso? ?No eran mujeres que tenian poder?
—Una reina es solo un rey que es mujer —dijo Ged.
Ella lanzo una carcajada.
—Lo que quiero decir es que los hombres le dan poder. Le permiten usar su poder. Pero el poder no le pertenece, ?no es asi? No es poderosa por ser mujer, sino a pesar de serlo.
Ella asintio. Se estiro, alejandose del torno de hilar y apoyandose en el respaldo la silla. —?Que poder tiene una mujer, entonces? —pregunto.
—No creo que lo sepamos.
—?Cuando tiene poder una mujer por ser mujer? Con sus hijos, supongo. Por un tiempo…
—En su casa tal vez.
Ella recorrio toda la cocina con la mirada.
—Pero las puertas estan cerradas —dijo—, las puertas estan con cerrojo.
—Porque sois valiosas.
—Oh si, somos muy valiosas. Siempre que no tengamos poder… ?Recuerdo cuando aprendi eso por primera vez! Kossil me amenazo… a mi, la Unica Sacerdotisa de las Tumbas. Y me di cuenta de que era debil. Yo tenia el rango; pero ella tenia el poder, el poder que le habia dado el Dios-rey, el hombre. ?Ah, eso me enfurecio! Y me aterrorizo… Alondra y yo hablamos de eso una vez. Me dijo: «?Por que les
—Si tu fuerza depende solamente de la debilidad del otro, vives aterrorizado —dijo Ged.
—Si; pero pareceria que las mujeres le temen a su propia fuerza, que sienten miedo de ellas mismas.
—?Les ensenan alguna vez a confiar en si mismas? —pregunto Ged; y mientras hablaba, Therru volvio a entrar siguiendo con su tarea. Tenar y Ged se miraron.
—No —dijo ella—. No nos ensenan a confiar. —Observo como la nina amontonaba la lena en la caja.— Si el poder fuese tener confianza… —dijo—. Me gusta esa palabra. Si no existiesen todas esas disposiciones: uno por sobre el otro…, reyes y amos y magos y duenos… Todo parece tan superfluo. El verdadero poder, la verdadera