Tenar estuvo a punto de decir: «?Entonces deberian ir a la mansion de Re Albu», pero las palabras se le atascaron en la boca. «?Que iba a decir?» —penso—. «?Le hable alguna vez a Ged de… Me estoy volviendo olvidadiza. ?Que le iba a decir a Ged? ?Oh!, que deberiamos arreglar el porton de abajo de la dehesa antes de que las vacas se escapen.»

Siempre estaba pendiente de algo, de miles de cosas, faenas de la granja. «Nunca te ocupas de una sola cosa», le habia dicho Ogion. Incluso con la ayuda de Ged, todos sus pensamientos y sus dias estaban dedicados a las faenas de la granja. El compartia el trabajo de la casa con ella, lo que Pedernal no habia hecho; pero Pedernal habia sido un granjero y Ged no lo era. Aprendia rapidamente, pero habia mucho que aprender. Trabajaban. Tenian poco tiempo para charlar, ahora. Al final del dia cenaban juntos y se acostaban juntos, y dormian y se despertaban al alba y seguian trabajando, y asi una y otra vez, como la rueda de un molino de agua que subia llena y se vaciaba, y los dias eran como el agua clara que caia.

—?Como estas, madre? —dijo el muchacho delgado desde el porton de la granja. Tenar penso que era el hijo mayor de Alondra y dijo—: ?Que te trae por aqui, muchacho? —Luego volvio a mirarlo por sobre los polluelos cloqueantes y el desfile de gansos.

—?Chispa! —grito y espanto a las aves al acercarsele corriendo.

—Bien, bien —dijo el—. No hagais escandalo. La dejo abrazarlo y acariciarle la cara. Entro en la casa y se sento en la cocina, ante la mesa.

—?Has comido? ?Viste a Manzana?

—Podria comer algo.

Escarbo en la despensa bien aprovisionada.

—?En que barco estas? ?Todavia en el Gaviota?

—No. —Silencio.— Mi barco ya no existe.

Ella se volvio espantada. —?Naufrago?

—No. —Sonrio sin una pizca de humor.— La tripulacion se disperso. Los hombres del rey se apoderaron del barco.

—Pero… no era un barco pirata…

—No.

—?Por que entonces?

—Dijeron que el capitan llevaba algunas cosas que necesitaban —dijo de mala gana. Estaba delgado como siempre, pero se veia mayor por la piel curtida, los cabellos lacios, el rostro delgado como el de Pedernal pero mas delgado aun, mas severo.

—?Donde esta papa? —dijo. Tenar se quedo inmovil.

—No fuiste a la casa de tu hermana.

—No —dijo, indiferente.

—Pedernal murio hace tres anos —dijo ella—. De un ataque. En los campos…, en el sendero, mas alla de las panderas. Lo encontro Arroyo Claro. Fue hace tres anos.

Se quedaron en silencio. El no sabia que decir o no tenia nada que decir.

Ella le sirvio comida. El empezo a comer con tal avidez que ella le sirvio mas comida enseguida.

—?Cuando fue la ultima vez que comiste?

El se encogio de hombros y siguio comiendo.

Ella se sento frente a el, al otro lado de la mesa. El sol de fines de primavera entraba a raudales por la ventana baja alumbrando la mesa de lado a lado y se reflejaba en la rejilla de bronce del hogar.

Finalmente el aparto el plato.

—?Quien se ha estado ocupando de la granja, entonces? —pregunto.

—?Por que lo preguntas, hijo? —le pregunto, cortesmente pero con frialdad.

—Me pertenece —dijo el, tambien con cierta frialdad.

Al cabo de un minuto, Tenar se puso de pie y retiro los platos. —Asi es.

—Por supuesto que podeis quedaros —dijo el, muy torpemente, tal vez tratando de hacer una broma; pero no era un hombre que acostumbrara a hacer bromas—. ?Todavia anda por aqui el viejo Arroyo Claro?

—Todos siguen aqui. Y tambien hay un hombre llamado Halcon y una nina a la que cuido. Aqui. En casa. Tendras que dormir en el cuarto del desvan. Pondre la escalerilla. —Volvio a mirarlo con gesto desafiante.— ?Piensas quedarte por un tiempo, entonces?

—Es posible.

Pedernal habia respondido a sus preguntas de la misma manera durante veinte anos, negandole el derecho a preguntarlas al no responder jamas si o no, gozando de una libertad que se basaba en su ignorancia; una exigua y limitada libertad, penso Tenar.

—?Pobre muchacho! —dijo—, la tripulacion de tu barco se dispersa, y te enteras de que tu padre esta muerto y encuentras forasteros en tu casa, todo en un solo dia. Necesitaras cierto tiempo para acostumbrarte a todo esto. Lo siento, hijo. Pero me alegro de que estes aqui. Te recordaba a menudo, te imaginaba en medio de los mares, de las tormentas, del invierno.

El no dijo nada. No tenia nada que ofrecer y era incapaz de recibir. Empujo la silla hacia atras y estaba a punto de ponerse en pie cuando entro Therru. La miro asombrado, sin levantarse del todo. —?Que le ocurrio? — dijo.

—La quemaron. Este es mi hijo del que te hable, Therru, el marinero, Chispa. Therru es tu hermana, Chispa.

—?Hermana!

—Por adopcion.

—?Hermana! —dijo otra vez y recorrio la cocina con la mirada como si buscara testigos, y miro fijamente a su madre.

Ella tambien lo miro fijamente.

Salio de la casa despues de casi tropezar con Therru, que se quedo inmovil. Cerro con estrepito la puerta a sus espaldas. Tenar intento decirle algo a Therru pero no pudo.

—No llores —dijo la nina, que no lloraba jamas, acercandosele, tocandole el brazo. ?Te hizo dano?

—?Oh, Therru! ?Dejame abrazarte! —Se sento ante la mesa con Therru en el regazo y rodeandola con los brazos, aunque la nina ya estaba grande para tenerla en brazos y nunca habia aprendido a hacerlo con soltura. Pero Tenar la abrazo y se echo a llorar, y Therru apoyo su rostro desfigurado en el de Tenar hasta que se le cubrio de lagrimas.

Ged y Chispa llegaron al anochecer desde extremos opuestos de la granja. Evidentemente Chispa habia hablado con Arroyo Claro y habia reflexionado, y evidentemente Ged intentaba averiguar que sucedia. Fue muy poco lo que se dijo durante la cena, y todo con gran cautela. Chispa no protesto por no poder dormir nuevamente en su cuarto, sino que subio al desvan convertido en bodega como un autentico marino y aparentemente quedo satisfecho con la cama que su madre le habia hecho alli, porque no bajo sino hasta bien entrada la manana.

Chispa queria desayunar de inmediato y esperaba que le sirvieran el desayuno. A su padre siempre le habian servido, su madre, su esposa, su hija. ?Era menos hombre que su padre? ?Se lo iba a demostrar ella acaso? Tenar le sirvio el desayuno y retiro los platos, y regreso al huerto donde habia estado haciendo fuego con Therru y Shandy para acabar con una plaga de orugas que amenazaba con destruir los nuevos frutos.

Chispa salio al encuentro de Arroyo Claro y Tiff. Y con el paso de los dias se habituo a quedarse con ellos la mayor parte del tiempo. Ged, Shandy y Tenar hacian el trabajo pesado que exigian los cultivos y las ovejas y para el que se necesitaba fuerza y destreza, mientras los dos viejos que habian vivido alli toda su vida, los hombres de su padre, lo llevaban a recorrer y le explicaban como manejaban todo, y de veras creian que lo manejaban todo, y compartian esa conviccion con el.

Tenar empezo a sentirse desdichada dentro de la casa. Solo al aire libre, cuando trabajaba en la granja, sentia disminuir su colera, la humillacion que le provocaba la presencia de Chispa.

—Ahora me ha tocado a mi —le dijo a Ged con amargura, en la habitacion oscura iluminada por las estrellas—. Me ha tocado a mi perder lo que mas me enorgullecia.

—?Que has perdido?

—A mi hijo. Al hijo que no crie para que pudiera convertirse en un hombre. Falle. Le falle. —Se mordio los labios, clavando la mirada en la oscuridad, sin una lagrima en los ojos. Ged no intento discutir con ella ni aliviar su dolor. Le pregunto: —?Crees que se quedara?

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