quitarse el frio que lo entumecia.

—Conocer los nombres es mi oficio. Mi arte. Para urdir la magia de una cosa, hay que descubrir su verdadero nombre. En mi pais guardamos en secreto nuestro verdadero nombre toda la vida, para todos excepto aquellos en quienes confiamos plenamente; porque el nombre tiene un gran poder y un gran peligro. Hubo una epoca, al comienzo de los tiempos, cuando Segoy saco las islas de Terramar de los abismos del mar, en que todas las cosas tenian su verdadero nombre. Y todo acto de magia, toda hechiceria, depende aun del conocimiento, reaprendido o recordado, de esa lengua antigua y verdadera de la Creacion. Es preciso aprender los encantamientos, desde luego, como usar las palabras; y tambien hay que conocer las consecuencias. Pero a lo que un mago consagra su vida es a descubrir los nombres de las cosas, y a descubrir como descubrir los nombres de las cosas.

—?Como descubriste el mio?

El la miro un momento, con una mirada clara y refunda, a traves de las sombras que los separaban, y vacilo un instante. —Eso no puedo decirtelo. Tu eres como una linterna, envuelta y tapada, escondida en un lugar oscuro. Sin embargo la luz brilla; no han podido extinguirla. No han podido esconderte. Asi como conozco la luz, como te conozco a ti, conozco tu nombre, Tenar. Ese es mi don, mi poder. No puedo decirte mas. Pero dime tu: ?que haras ahora?

—No lo se.

—Es posible que Kossil ya haya descubierto la fosa vacia. ?Que hara?

—No lo se. Si vuelvo arriba, puede hacer que me maten. En una Sacerdotisa Suprema, la mentira se castiga con la muerte. Y esta vez Manan tendra que cortarme de veras la cabeza, y no solo levantar la espada y esperar a que la Figura Oscura la detenga. Pero esta vez no se detendra. Caera y me cortara la cabeza.

La voz de Arha era lenta y apagada. El arrugo el ceno. —Si nos quedamos aqui mucho tiempo —dijo—, te volveras loca, Tenar. La ira de los Sin Nombre pesa sobre ti. Y sobre mi. Es mejor que estes aqui ahora, mucho mejor. Pero has tardado en venir, y mientras tanto yo he consumido casi todas mis fuerzas. A solas nadie puede resistir mucho tiempo a los Tenebrosos. Son muy fuertes.

Callo. Habia hablado con una voz debil y parecia haber perdido el hilo del discurso. Se paso las manos por la cara y luego volvio a beber del frasco. Arranco un pedazo de pan y se sento en el cofre de enfrente.

Lo que el habia dicho era verdad; Arha sentia un peso en el alma, una opresion que parecia oscurecerle y confundirle todos los pensamientos y sentimientos. Aunque ya no tenia miedo, como cuando habia venido por los pasadizos. Solo el silencio absoluto de fuera de la camara era terrible. ?Por que? Antes nunca habia temido el silencio subterraneo. Pero nunca antes habia desobedecido a los Sin Nombre, nunca se habia rebelado contra ellos.

Al fin estallo en una risa apagada y llorosa.

—Henos aqui, sentados sobre el tesoro mas grande del Imperio —dijo—. El Dios-Rey cambiaria todas sus esposas por uno solo de estos cofres. Y nosotros ni siquiera hemos levantado una tapa para mirar.

—Yo si —dijo Gavilan, masticando.

—?En la oscuridad?

—Hice un poco de luz. La luz fatua. Me costo trabajo, aqui. Hasta con mi vara me hubiera costado trabajo; y sin la vara, era como querer encender un fuego bajo la lluvia. Pero al final lo consegui. Y encontre lo que buscaba.

Ella levanto lentamente la cabeza y lo miro.

—?El anillo?

—La mitad del anillo. La otra mitad la tienes tu.

—?Yo? La otra mitad se perdio…

—Y se volvio a encontrar. Yo la llevaba colgada al cuello. Tu me la quitaste y me preguntaste si no podia procurarme un talisman mejor. El unico talisman mejor que la mitad del Anillo de Erreth-Akbe seria el anillo entero. Pero, como dice la gente, mas vale medio pan que nada de pan. Asi que ahora tu tienes mi mitad y yo tengo la tuya. —Le sonrio entre las sombras de la tumba.

—Tu dijiste, cuando te la saque, que yo no sabia como se usaba.

—Y era cierto.

—?Y tu sabes?

El asintio.

—Dime. Dime que es el anillo, y como has dado con la mitad perdida, y como viniste aqui, y por que. Necesito saber todo eso. Luego, quiza, sabre que tengo que hacer.

—Quiza. Veamos. ?Que es el Anillo de Erreth-Akbe? Bueno, tu misma puedes ver que no tiene aspecto de joya, y ni siquiera es un anillo. Es demasiado grande. Un brazalete, tal vez, aunque demasiado pequeno. Nadie sabe para quien fue forjado. Elfarran la Bella lo uso en un tiempo, antes de que la Isla de Solea desapareciera bajo el mar; y ya era antiguo entonces. Y al fin llego a manos de Erreth-Akbe… El metal es plata templada y tiene perforados nueve agujeros. Hay un dibujo, como de olas, grabado por fuera, y nueve Runas de Poder en la cara interior. En la mitad que tu tienes hay cuatro runas y parte de otra, lo mismo que en la mia. La fractura partio ese signo por la mitad y lo destruyo. Desde entonces se llama la Runa Perdida. Las otras ocho son conocidas por los Magos: Pirr, la que protege de la locura, el viento y el fuego; Ges, la que da resistencia; y asi sucesivamente. Pero la runa rota era la que unia las tierras. Era la Runa Union, el signo del dominio, el signo de la paz. Ningun rey puede gobernar adecuadamente si no reina bajo ese signo. Pero nadie sabe como se escribe. Desde que se perdio, no ha habido grandes reyes en Havnor. Ha habido principes y tiranos, y guerras y querellas entre todos los paises de Terramar.

»Por eso los senores sabios y los Magos del Archipielago necesitaban el Anillo de Erreth-Akbe, para reconstruir la Runa Perdida. Pero al fin dejaron de mandar hombres en busca del anillo, ya que ninguno habia podido rescatar la mitad que estaba en las Tumbas de Atuan, y la otra mitad, que Erreth-Akbe le diera a un rey kargo, se habia perdido hacia muchisimo tiempo. Decidieron que buscarlo era inutil. Eso ocurrio hace muchos cientos de anos.

»Y ahora veras como entro yo en esta historia. Cuando era un poco mayor que tu, estaba embarcado en una… persecucion, en una especie de caceria marina. La presa que perseguia me burlo y fui a naufragar a una isla desierta, no lejos de las costas de Karego-At y Atuan, al sur y al oeste de aqui. Era un islote pequeno, no mucho mas que un banco de arena, con largas dunas herbosas en el centro, un manantial de agua salada, y nada mas.

»Sin embargo, dos personas vivian alli. Un hombre y una mujer, viejos los dos; hermano y hermana, creo. Se aterrorizaron al verme. No habian visto otro rostro humano desde… ?cuanto tiempo hacia? Anos, decenas de anos. Pero yo estaba en un apuro y me trataron bien. Habian levantado una choza, con maderos recogidos en la playa, y tenian un fuego. La anciana me daba de comer mejillones que arrancaba de las rocas aprovechando la marea, carne seca de las aves marinas que mataban a pedradas. Me tenia miedo, pero me daba de comer. Y como yo no hacia nada para atemorizarla, confio en mi y me enseno su tesoro. Ella tambien tenia un tesoro… Era un pequeno vestido todo de seda y adornado con perlas. Un vestido de nina, un vestido de princesa. Y ella vestia pieles de foca sin curtir.

»No podiamos hablar. En aquel entonces yo no conocia la lengua karga, y ellos no hablaban ninguna de las lenguas del Archipielago, y bien poco de la propia. Sin duda los habian llevado alli de muy pequenos, para dejarlos morir. No se por que, y dudo que ellos lo supieran. No conocian ninguna otra cosa fuera de la isla, el viento y el mar. Pero cuando me fui, ella me hizo un regalo. Me dio la mitad perdida del Anillo de Erreth-Akbe.

Hizo una pausa.

—Yo no sabia que era eso, no mas que ella. El mayor regalo de esta epoca del mundo, y una pobre vieja sin luces, vestida con pieles de foca, se lo daba a un tonto patan que se lo echo al bolsillo, dijo «?Gracias!», y se hizo a la vela… Bueno, segui mi viaje, e hice lo que tenia que hacer. Y luego ocurrieron otras cosas, y tuve que ir al Estrecho del Dragon, al Oeste y a otras partes. Pero siempre llevaba el regalo conmigo, pues recordaba con gratitud a aquella anciana que me habia dado lo unico que podia darme. Le pase una cadena por uno de los agujeros y lo lleve colgado del cuello, aunque nunca pensaba en el. Luego, un dia, llegue a Selidor, la Isla Terminal, la tierra donde Erreth-Akbe perdio la vida luchando con el dragon Orm. Alli en Selidor hable con un dragon, que era del linaje de Orm. Y el fue quien me explico lo que llevaba sobre el pecho.

»Le hizo mucha gracia que yo no lo supiera. Los dragones piensan que los hombres somos comicos. Pero se acuerdan de Erreth-Akbe; hablan de el como si hubiera sido un dragon y no un hombre.

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