velocidad, con dos ninos muy nerviosos en el asiento trasero. Salimos de la I-95 en la calle Ocho y nos dirigimos hacia aquel lugar, en Brickell. Habia mucho trafico y ningun hueco para aparcar. Por lo visto, un monton de gente habia visto la television publica y estaba enterada de la Artextravaganza. Teniendo en cuenta las circunstancias, me parecio un poco tonto perder el tiempo buscando aparcamiento, y justo cuando habia decidido aparcar sobre la acera, al estilo de la policia, lo que debia ser el coche de Coulter de la unidad movil, y me puse sobre la acera a su lado, deje el letrero de mi departamento en el salpicadero y me volvi hacia Cody y Astor.
—No os separeis de mi —dije—, y no hagais nada sin preguntar antes.
—A menos que haya una emergencia —replico Astor.
Pense en lo que habian hecho hasta el momento durante una emergencia. Se habian portado muy bien, en realidad. Ademas, era muy probable que todo hubiera terminado ya.
—De acuerdo. Si se produce una emergencia. —Abri la puerta del coche—. Vamos.
No se movieron.
—?Que pasa? —pregunte.
—Cuchillo —dijo Cody en voz baja.
—Quiere un cuchillo —explico Astor.
—No te voy a dar un cuchillo —conteste.
—Pero ?y si surge una emergencia? —pregunto Astor—. Dijiste que podriamos hacer algo en caso de emergencia, pero no dejas que llevemos nada para hacerlo.
—No podeis pasearos en publico con un cuchillo en la mano.
—No podemos ir totalmente desarmados —insistio ella.
Exhale un largo suspiro. Estaba bastante seguro de que Rita estaria a salvo hasta que yo llegara, pero a este paso, Weiss moriria de viejo antes de que le encontrara. Asi que abri la guantera y saque un destornillador de estrella y se lo di a Cody. Al fin y al cabo, la vida es una cuestion de compromisos.
—Toma. Es lo maximo que puedo darte.
—Mejor que un lapiz —comento. Miro a su hermana y asintio.
—Bien —dije, y abri de nuevo la puerta—. Vamos.
Esta vez me siguieron por la acera hasta la entrada principal de la gran sala, pero antes de entrar, Astor se paro en seco.
—?Que pasa? —le pregunte.
—Tengo ganas de mear.
—Astor, hemos de darnos prisa.
—Tengo mucho pipi.
—?No puedes esperar cinco minutos?
—No —repuso, y sacudio la cabeza vigorosamente—. He de ir ahora.
Respire muy hondo y me pregunte si Batman habria tenido alguna vez este problema con Robin.
—Muy bien. Deprisa.
Encontramos los lavabos a un lado del vestibulo y Astor entro corriendo. Cody y yo nos quedamos esperando. Cambio la forma de coger el destornillador varias veces, hasta que por fin adopto la posicion mas natural, sujetarlo como si fuera un cuchillo. Me miro en busca de aprobacion y yo asenti, justo cuando Astor salia.
—Vamos —dije.
La nina salio corriendo hacia la puerta de la sala principal y nosotros la seguimos. Un hombre fofo con gafas grandes quiso cobrarnos quince dolares a cada uno por dejarnos entrar, pero yo le ensene mis credenciales de la policia.
—?Y los crios? —pregunto.
Cody empezo a levantar el destornillador, pero yo le indique con un ademan que se contuviera.
—Son testigos. —Dio la impresion de que el hombre tenia ganas de discutir, pero cuando vio la forma en que Cody sujetaba el destornillador, sacudio la cabeza.
—De acuerdo —refunfuno con un gran suspiro.
—?Sabe adonde han ido los demas agentes? —pregunte.
Siguio sacudiendo la cabeza.
—Que yo sepa, solo ha venido un agente, y estoy muy seguro de que sabria si hay mas, puesto que todos creen que pueden pasar delante de mi sin pagar. —Sonrio para demostrar que lo decia cono un insulto, y nos dejo entrar con un ademan—. Que disfruten del espectaculo.
Entramos en la sala. Habia varias cabinas donde se exhibian cosas reconocibles como arte: esculturas, cuadros y objetos similares. Pero habia muchas que daban la impresion de esforzarse en exceso por extender los limites de la experiencia humana hacia nuevas fronteras de la percepcion. Una de las primeras que vi era tan solo una pila de hojas y ramitas con una lata de cerveza descolorida tirada al lado. Dos mas contaban con multiples pantallas de television. Una plasmaba u un hombre obeso sentado en un vater, otra un avion estrellandose contra un edificio. Pero no habia ni rastro de Weiss, Rita o Coulter.
Nos acercamos al final de la sala y nos volvimos, echando un vistazo a cada pasillo a medida que pasabamos. Habia muchas mas exposiciones, capaces de ampliar horizontes, pero ninguna protagonizada por Rita. Empece a preguntarme si me habia equivocado al pensar que Coulter albergaba una inteligencia secreta. Habia aceptado a ciegas su certeza de que Weiss estaria aqui, pero ?y si se habia equivocado? ?Y si Weiss estaba en otro lugar, trinchando alegremente a Rita, mientras yo miraba obras de arte que aportaban profundidad y comprension a un alma que yo no poseia?
Y entonces, Cody se paro en seco y se acerco poco a poco a un punto. Me volvi para ver que estaba mirando, y yo tambien llegue a un punto.
—Mama —dijo.
Y alli estaba.
36
Una multitud de unas doce personas se habia congregado al otro lado de la sala, bajo un televisor de pantalla plana montado en la pared. En el monitor aparecia un primer plano de la cara de Rita. Tenia una mordaza entre los dientes, pero sus ojos estaban abiertos de par en par, y agitaba la cabeza de un lado a otro aterrorizada. Y antes de que pudiera hacer otra cosa que levantar un pie, Cody y Astor ya se habian precipitado a salvar a su madre.
—?Esperad! —grite, pero no lo hicieron, asi que corri tras ellos, mientras buscaba con desesperacion a Weiss. El Oscuro Pasajero guardaba un silencio absoluto, enmudecido por la preocupacion que sentia, casi al borde del panico, por Cody y por Astor, y en mi imaginacion desenfrenada Weiss estaba esperando para saltar sobre ellos desde detras de cada caballete, preparado para abalanzarse desde debajo de cada mesa, y a mi no me gustaba plantarle cara ciego y sudoroso, pero la reaccion de los ninos no me dejaba otra alternativa. Acelere el paso, pero ya se estaban abriendo camino a empujones entre la pequena multitud para llegar a donde estaba su madre.
Rita estaba atada y amordazada, sujeta a una mesa de sierra. La hoja estaba dando vueltas entre sus tobillos, y la implicacion evidente era que una persona muy mala estaba preparada con ansia para empujarla hacia los brillantes dientes de la sierra. Un letrero sujeto con celo al lado delantero de la mesa rezaba ?Quien podra salvar a nuestra nell?, y debajo, en letras mayusculas, Por favor, no molesten a los artistas. Rodeando el espacio corria un tren en miniatura, que arrastraba una serie de vagones de plataforma portadores de un letrero que anunciaba El futuro del melodrama.
Por fin, vi a Coulter…, pero no fue un espectaculo tranquilizador y agradable. Estaba apoyado en una esquina, con la cabeza colgando a un lado. Weiss le habia colocado un casco antiguo de conductor en la cabeza, y un grueso cable electrico estaba sujeto a sus brazos mediante grandes clips de cables de arranque. Un letrero descansaba sobre su regazo: Semiconductor. No se movia, pero no sabia si estaba muerto o solo inconsciente, y teniendo en cuenta las circunstancias, averiguarlo no era una de mis prioridades.
Me abri paso entre la multitud, y cuando el tren paso de nuevo oi el chillido pregrabado de Weiss en un