decidir quien tiene jurisdiccion.
El
– ?Patta es su jefe?
– Si.
– Hmm. He trabajado para hombres como el. Imagino que estara usted acostumbrado a explicarle las cosas de un modo…, en fin, imaginativo. -Brunetti asintio-. ?Cree que podra convencerle para que lo encargue del caso? No es que yo crea que vayamos a conseguir mucho, pero no me gusta que haya sido una nina.
– ?De las posibilidades que ha mencionado, se inclina por alguna? -pregunto Brunetti, recordando su pertinaz interrogatorio del forense.
Antes de responder, Steiner consulto de nuevo con los arboles y el pajaro, y dijo:
– Deciamos que o se cayo o la empujaron. Y que los otros chicos debian de estar con ella, por lo que tienen que saber si fue lo uno o lo otro.
– Habrian dicho algo -sugirio Brunetti, aunque no lo creia, y lo insinuaba solo para ver la reaccion de su interlocutor.
Steiner lanzo un bufido de incredulidad.
– No son ninos que hablen con la policia, comisario. -Tras un momento de reflexion, anadio-: Ni siquiera se si son ninos que hablen con sus padres.
Brunetti replico sin pensar:
– Si se van tres y vuelven dos, alguien tiene que hacer preguntas.
Steiner se tomo tiempo para contestar.
– Bien mirado, es probable que eso les pase continuamente. Ven a la policia y se dispersan; entran en una casa, los duenos los sorprenden, y echan a correr; alguien les ve forzar una puerta, les grita y escapan en distintas direcciones, para que sea mas dificil atraparlos. Estoy convencido de que saben cual es la mejor manera de escapar de cualquier situacion.
– Esa nina no lo sabia -dijo Brunetti.
– Cierto -convino Steiner en voz baja.
Despues de un momento, Brunetti dijo:
– Es raro que no nos comunicaran su desaparicion.
– No tan raro -respondio Steiner-. Si bien se mira.
Se hizo un silencio, pero era un silencio de armonia de criterios y afinidad de propositos.
– Tengo que ir a hablar con la madre -dijo Brunetti.
– Si. -Steiner hizo una pausa y pregunto-: ?Como piensa hacerlo?
– Llevare conmigo a mi ayudante. Vianello.
– Buen elemento -comento Steiner, para sorpresa de Brunetti.
Sin aludir a ese comentario, el comisario dijo:
– Me gustaria que nos acompanara uno de ustedes. E ir en uno de sus coches. -Steiner asintio, dando a entender que nada seria mas facil-. Creo conveniente que nos acompane un asistente social. -Mientras decia esto, Brunetti descubrio que ya incluia en sus planes al
– Hablare con mi superior -dijo Steiner.
– Y yo buscare la manera de hablar con el mio.
Steiner se puso en pie apoyando las manos en la mesa y fue hacia la puerta.
– Tardare unos veinte minutos en organizarlo: una lancha y un coche y alguien de servicios sociales. Los recogeremos en una lancha, digamos, dentro de media hora.
Brunetti extendio la mano, dio las gracias al
CAPITULO 20
De Vianello, ni rastro. No estaba en la sala de agentes y nadie sabia adonde habia ido. Brunetti entro en el despacho de la
– ?Ha visto a Vianello? -pregunto, sin saludar.
Ella levanto la mirada de los papeles que tenia delante y, despues de una pausa mas bien larga, dijo:
– Creo que lo espera en su despacho, comisario -y volvio a inclinar la cabeza sobre los papeles.
– Gracias -dijo Brunetti.
Ella no contesto.
Hasta que estuvo en la escalera no advirtio Brunetti la brusquedad de su tono y la frialdad con que ella habia respondido, pero ahora no tenia tiempo para ceremonias. Encontro a Vianello en el despacho, de pie delante de la ventana, mirando hacia el otro lado del canal. Antes de que Brunetti pudiera hablar, el inspector dijo:
– Steiner me ha llamado, para decirme que la lancha estaba llegando al puesto y que estaran aqui dentro de unos minutos.
Brunetti asintio con un grunido, fue a la mesa y levanto el telefono. Cuando oyo a Patta contestar con su nombre, dijo:
–
En respuesta a la pregunta de su superior, Brunetti dijo:
– Contando el trayecto en la lancha y la espera de un coche en
Brunetti miro a Vianello apartando el auricular del oido, mientras Patta vertia sus pretextos al aire. De pronto, Vianello se inclino hacia adelante senalando a la entrada del canal por donde venia la lancha. Brunetti movio la cabeza de arriba abajo y se acerco el telefono.
– Comprendo,
Brunetti cruzo una mirada con Vianello e hizo con el indice un movimiento de rotacion, dando a entender que la conversacion podia prolongarse. Asi fue, hasta que Vianello echo a andar hacia la puerta y Brunetti interrumpio a su superior diciendo:
– Puesto que insiste, senor… Le hare un informe completo cuando regrese.
El comisario colgo el telefono, agarro el sobre con las fotos de la nina y salio rapidamente detras de Vianello, que ya bajaba la escalera.
Vianello salto a la lancha y estrecho la mano de Steiner al tiempo que extendia la otra para sostener a Brunetti, que embarcaba a su vez. El inspector se dirigio al
Todavia de pie en la cubierta, Brunetti explico que Patta le habia pedido que fuera a dar la noticia a los padres de la nina, omitiendo los detalles de la conversacion. Steiner permanecio impasible y solo se permitio decir:
– Los superiores eficaces conocen la importancia de saber delegar.