– Despidieron a mi hijo, pero el no recibe ese abultado cheque de bienestar social que esos negros consiguen sin hacer nada-grito el viejo

Aimee sintio unos dedos que la palpaban por debajo de la blusa, pero no podia ver a quien pertenecian. Se inclino, abrio la boca y mordio con todas sus fuerzas. Alguien aullo de dolor y la multitud se desperdigo asustada. Aimee se abrio paso a codazos a traves de la muchedumbre que rezongaba. No se detuvo hasta que llego al metro, donde deslizo su pase en la canceladora y corrio hasta el anden mas proximo. Rafagas de aire caliente salian de los conductos de ventilacion embaldosados cuando los trenes se detenian y partian. Se quedo en pie delante de ellos hasta que se le seco la blusa, dejo de temblar y tramo un plan.

Miercoles a mediodia

Aimee trabajaba con el ordenador en su apartamento y desde el accedia a la actividad de la tarjeta de credito de Thierry Rambuteau, a sus multas de aparcamiento e incluso a su pasaporte. Conducia un Porsche clasico del 59, vivia con sus padres y la noche anterior habia estado cenando en Le Crepuscule en la orilla izquierda del Sena y habia utilizado su tarjeta American Express.

La manana del miercoles anterior, el dia en el que asesinaron a Lili, la tarjeta mostraba un pago por gasolina en la autopista A2 cerca de Amberes, en Belgica. Le daba tiempo a conducir hasta Paris a ultima hora de la tarde. Repaso el resto con el cursor y estaba a punto de rendirse, cuando solo por asegurarse comprobo la actividad de su pasaporte. Ahi estaba. Entrada en Estambul, Turquia, el sabado de hacia una semana y no existia registro de la vuelta. Aunque la mayoria de los paises no sellaban el pasaporte al partir, penso que no habia duda sobre por que estaba bronceado la primera vez que lo vio en las oficinas de Les Blancs Nationaux. Tambien se podia tratar de una posible coartada.

Tomo un trago de la botella de agua y llamo a Martine en Le Figaro.

Martine la hizo esperar un momento y se dirigio a ella por telefono

– Esto es lo que he encontrado. Como si de una pieza de relojeria se tratara, todos los meses se produce un ingreso en la cuenta de la DFU. Es decir, la Deutsche Freiheit Union, los fascistas que hacen salir a los turcos de sus casas incendiandolas. ?Por que estas investigando a este tipo? Solo es curiosidad

– Es sospechoso del asesinato de una mujer judia-replico Aimee.

– Deja que lo adivine-Martine bostezo-. En realidad es judio

Aimee se atraganto y casi deja caer la botella de agua

– Es un punto de vista ironico en el que yo no habia pensado

Ahora Martine se encontraba despierta.

– ?De veras? Solo estaba bromeando; le daria una excusa para sentirse jodido

– ?Tanto como para estrangular a una mujer y grabarle una esvastica en la frente?-dijo Aimee

– ?Dios! Me lo conto Giles, esta en su reportaje de la edicion vespertina del domingo. ?Crees que los hizo?

– Martine: esto es entre tu y yo. Nada de Giles-dijo Aimee con rotundidad. Mientras hablaba tecleo el nombre de Claude Rambuteau en el ordenador-. ?Por que iba el padre de Thierry…?

– Un momento, Aimee. ?Quien es su padre?

– Segun la solicitud de Thierry para American Express, su padre es Claude Rambuteau-dijo al tiempo que descargaba la informacion desde su pantalla.

– ?Te preguntabas por que iba a tener una cuenta conjunta con su hijo Thierry y por que iba a recibir dinero de la DFU?-pregunto Martine

– Por ahi iba, si-dijo Aimee-. Mejor voy y se lo pregunto

La lluvia salpicaba sobre los adoquines mientras Aimee corria hacia el numero doce. Pulso el portero automatico junto al nombre borroso de Rambuteau, se ajusto la falda larga de lana y se remetio el pelo peinado con pinchos debajo de una boina de lana a conjunto.

Se materializo la silueta de una figura mas bien pequena, recostada contra la puerta de cristal esmerilado. Un hombre fuerte, bajito, con pelo cano, gafas oscuras y vestido con un moderno chandal, entreabrio la puerta

– ?Si?- Permanecia parcialmente entre las sombras de la puerta

– Soy Aimee Leduc, de Leduc Investigation-dijo entregandole su tarjeta-. Me gustaria hablar con Thierry Rambuteau

– No esta, no vive aqui, ?sabe?-dijo el hombre. Ya lo habia cogido en una mentira

– ?Puedo entrar un minuto?-dijo sin alterar la voz. Tenia la boina empapada

– ?Hay algun problema?-dijo

– No exactamente. Estoy trabajado en un caso y…

– ?De que va todo esto?-la interrumpio el

– A Lili Stein, una anciana judia, la asesinaron cerca de aqui. Una sinagoga local ha contratado mis servicios.-Ella echo un vistazo hacia el interior del pasillo. Del perchero del vestibulo colgaba un abrigo militar de cuero negro-. Ese abrigo es de su hijo, ?verdad? Deje que hable con el.

El nego con la cabeza

– No esta. Ya se lo he dicho

– Me gustaria aclarar algunas cuestiones, Monsieur Rambuteau. Usted puede ayudarme.- Se acerco a el-. Me estoy mojando terriblemente y le prometo que me marchare despues de hablar con usted.

– Solo un momento-dijo el encogiendose de hombros.

Echo a andar por delante de ella, arrastrando los pies y la condujo al interior de un comedor de diario inmaculadamente limpio. Sobre una larga mesa con tablero de melanina se encontraba dispuesto un unico servicio. Junto a una bandeja con dibujos de girasoles, taza y platillo a juego y un vaso de vino vacio, habia frascos de pildoras multicolores. El aroma de unas rosas amarillas emanaba de un jarron envuelto en plastico de burbujas junto a la ventana.

El hombre le indico con un gesto que se sentara en un sofa al lado de la ventana. Se inclino hacia adelante y se quito las gafas oscuras. Desde la cocina le llegaba el monotono tictac del reloj. Montones de papeles y una caja de carton llena de recortes de prensa amarillentos se extendian por el suelo.

Aimee abrio su mojada mochila y saco una libreta empapada

– En este papel mojado se correra la tinta. ?Le importaria que le pida un poco de papel seco?-dijo Aimee apurada

Monsieur Rambuteau dudo un momento

– Encima de esos montones tendra que haber algun folio. Estaba escribiendo una lista- senalo

– Merci.- Se estiro para llegar a la pila mas cercana. El folio vacio estaba sobre ella. Lo cogio junto con una carpeta para apoyarlo

El retorcia nervioso los nudillos de su dedo anular

– ?Esta usted investigando al grupo de Les Blancs Nationaux?- Su voz o ocultaba una nota de angustia

– Estoy explorando todas las posibilidades-replico Aimee con calma

Rambuteau dejo escapar un suspiro y descanso las palmas sobre la inmaculada mesa blanca situada frente a Aimee

– Mi mujer acaba de fallecer.-Senalo una fotografia en un marco de plata situada sobre una alacena con el frente de cristal-. Debo ir al Pere-Lachaise; hoy es su funeral

– Lo siento mucho, Monsieur Rambuteau-dijo ella

En la foto, una mujer con delgadas cejas perfiladas, vestida con pantalones brillantes de cuero y un jersey con pedreria, aparecia con un corte de pelo tipo casquete. Sus ojos aparentaban sorpresa, lo cual Aimee atribuyo a un lifting.

– Son sus cosas-dijo el senalando los montones de papeles

– Se que no es un buen momento, asi que sere breve-dijo ella-. ?Conocia su hijo a Lili Stein?

– A veces mi hijo se deja llevar. ?Se trata de eso?-dijo

– Se lo dire de otra manera, Monsieur Rambuteau: su casa no esta lejos de la tienda de la victima en la rue des Rosiers. ?Conocia Thierry a Lili Stein?

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